José Luis Fajardo: "Mis cuadros están llenos de rabia, de inconformismo"

  • El pintor tinerfeño José Luis Fajardo comparte con el poeta José Manuel Caballero Bonald algo más que una buena amistad que comenzó a finales de los sesenta. Los dos sienten con frecuencia "rabia" y no soportan "la falsedad, la estulticia y la mediocridad".

Madrid, 26 oct.- El pintor tinerfeño José Luis Fajardo comparte con el poeta José Manuel Caballero Bonald algo más que una buena amistad que comenzó a finales de los sesenta. Los dos sienten con frecuencia "rabia" y no soportan "la falsedad, la estulticia y la mediocridad".

"Mis cuadros están llenos de rabia, de inconformismo, de ira contenida, y lo mismo sucede con los poemas de Caballero Bonald", asegura Fajardo en una entrevista con Efe, con motivo de la publicación del libro "Anatomía poética", editado por el nuevo sello Círculo de Tiza.

En este "libro-objeto", como lo define el artista canario, hay una simbiosis perfecta entre su pintura y la poesía del escritor gaditano, y ambos han disfrutado de "una total libertad" a la hora de seleccionar los cuadros incluidos, en el caso de Fajardo, y de escribir los textos, en el del autor de "Laberinto de fortuna".

Pero "ha sido muy difícil hacerlo; es un libro muy complejo. Sabíamos lo que no queríamos, pero no lo que queríamos", comenta este pintor, de 73 años, cuya obra está presente en numerosos museos españoles y americanos.

Pintura y poesía son dos lenguajes artísticos muy diferentes, pero en "Anatomía poética" hay complicidad y diálogo entre ambos creadores. A lograrlos puede haber contribuido la amistad que tienen desde que se conocieron "a finales de los sesenta".

"Madrid entonces tenía lugares de encuentro, éramos muy cómplices todos y muy variopintos. Lo mismo estábamos una noche con el marqués de Santo Floro (Agustín de Figueroa) que, al día siguiente, con Gabriel Celaya y con Paco Rabal. Era un cóctel extraordinario, puro desenfado", asegura Fajardo al evocar aquellas noches interminables.

De aquellos encuentros surgieron proyectos como el del libro "Personajes de Fajardo", que unió al poeta y al pintor en los años ochenta.

Entre los veintiséis cuadros seleccionados por Fajardo para "Anatomía poética" abundan esos personajes "nebulosos y enigmáticos" de los que habla Caballero Bonald; rostros de mirada huidiza y sin bocas, selladas por caligrafías incomprensibles.

Esas bocas selladas son "una constante" en la obra de Fajardo y la palabra que se intuye es "silencio", pero prefiere "expresarla de una manera gestual, que no se entienda".

La pintura, asevera Fajardo, es "otro tipo de proceso intelectual y otra meditación, y de lo que se trata es de que el resultado parezca que se ha hecho en dos segundos cuando puede que haya meses de trabajo detrás, de abandono, de lucha".

"Quien manda es el cuadro. En el fondo, quien manda es la idea, lo que pasa es que a veces somos tan torpes que no nos damos cuenta de que las ideas nos pertenecen, y es como si tuviéramos una esquizofrenia brutal", subraya.

La obra de Fajardo refleja "sin disimulo" su reacción ante un mundo en crisis, como la poesía de Caballero Bonald expresa también "indignación y rabia".

Y no es una rabia motivada por la crisis actual. "Nuestra rabia viene de lejos. Yo creo que viene de la infancia casi, porque somos muy dados los dos a hablar de la memoria, de cosas muy antiguas".

Y uno y otro comparten también el vigor creativo y "un gran vitalismo". A Fajardo, lo único que lo ha frenado es "el considerar que una etapa estaba acabada". Repetirse no le interesa.

Y le ha "sorprendido el vigor" de Caballero Bonald para este proyecto.

En principio, el escritor pensó actualizar los textos que había escrito para "Los personajes de Fajardo", pero, "de repente, se metió en una vorágine de cuentos nuevos sorprendentes, extraordinarios", señala Fajardo, que lee "como cuentos" los poemas en prosa de "Anatomía poética".

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