José Valencia: Los flamencos llevamos haciendo "el unplugged" 200 años

  • Concha Barrigós.

Concha Barrigós.

Madrid, 17 oct.- El faraón del jondo, el "Papa" del flamenco o el monstruo que venció a la seguiriya son algunos de epítetos que José Valencia (1975) ha escuchado tras pasar por la última Bienal de Sevilla y aunque el cantaor lebrijano debute hoy en Madrid con su primer disco ya lleva mucha carrera a sus espaldas.

Es de Barcelona, se considera de Lebrija (Sevilla) y se apellida Valencia, "un triángulo de arte", se regocija en declaraciones a Efe el cantaor gitano, una "rareza" en su mundo porque, "entre otras cosas", se levanta muy temprano para llevar a su hijo al colegio y se le nota en su forma de hablar y razonar que puso mucha atención en el pupitre cuando estudiaba para auxiliar administrativo.

"A mí que no me cuenten nada de los nuevos modos, ni los nuevos tiempos ni las nuevas formas. Los flamencos llevamos 200 años con 'el unplugged' (conciertos acústicos, 'desenchufados') y no nos damos tanta importancia", subraya Valencia, que no está nada nervioso por debutar en Madrid.

"Yo disfruto cantando, lo que me mete presión y nervios es no tener de comer", dice medio en broma medio en serio.

Su familia entera es de Lebrija pero sus padres tuvieron que emigrar a principios de los setenta a Barcelona para "buscar oportunidades de trabajo" y allí estuvieron hasta que él cumplió 8 años.

Debutó con sólo 5 años en el Palacio de Deportes de Barcelona en un homenaje a Melchor de Marchena, en el que cantó, nada menos, que por soleá y por bulerías.

"Se esperaban que Joselito de Lebrija fuera un gitano viejo y cuando aparecí yo se volvieron locos y eso que en el cartel estaban Camarón, Lebrijano, Manuel de Paula -su tío-, Fernanda y Bernarda de Utrera...", recuerda complacido.

Sus padres quisieron que cumpliera a rajatabla con sus obligaciones escolares, así que "antes estaba estudiar que cantar" y gracias a que a él, se ríe, le pescó "la EGB y no la ESO" hizo hasta segundo de Formación Profesional.

La oportunidad profesional en la música le llegó con 16 años, cuando conoció al guitarrista Pedro Bacán (Lebrija, 1951- Utrera, 1997) y, "ni corto ni perezoso" decidió irse con él por el mundo.

"En el 91, en Francia no había tanto mercado para el flamenco como hay ahora. Actuamos en la Ópera Garnier, de París, en Avignon y estuvimos juntos hasta que Pedro se mató en un accidente de coche. La verdad es que fuimos unos pioneros totales", apunta.

Empezó como solista y en el 2000 "todo cambió", hasta su nombre. "Me cayeron mal muchas cosas, y decidí recuperar mi nombre, sin diminutivo, y mi apellido, porque Valencia, en la campiña de Lebrija, es muy gitano y artístico".

Comenzó a cantar para el baile y a partir de ahí se lo han rifado los mejores, de Manuela Carrasco, Farruquito, Canales, Eva Yerbabuena, a los Ulen, los Atalaya y Joaquín Grilo.

Le encanta poner voz a los pies de otros pero también cree que le ha llegado el momento de poner en claro, es decir, en un disco -"Solo flamenco"- quién es, "un cantaor de cabeza" que nunca se ha dejado manejar por nadie.

"Tengo mi genio, soy un poco difícil, rudo y cabezón, y de ahí no me aparto. Si hago lo que me dicen haré lo que no me gusta", declara.

Su disco, que presentará mañana en Barcelona y al día siguiente en Málaga, es su "descripción" como cantaor a través de nueve cantes diferentes.

Algunos como los tientos, tangos, la malagueña del Cojo, "el mejor cantaor de Levante de todos los tiempos", o las tonás de Antonio Mairena, son recordatorio de lo menos escuchado.

"Para este primer disco he querido hacer una indagación y sacar a la luz cosas que ya no se hacen. La mayoría se han grabado 'del tirón' para que suene fresco y no pierda viveza, si no, está inerte, sin alma".

El sólo piensa en el flamenco que se ha hecho siempre, el que se bruñe a golpe de esfuerzo, por eso programas al estilo de "Operación Triunfo" o "La voz" son para él "el veneno de la música".

"El arte no es una cuestión de igualdad. La democracia en el talento no puede existir. A mí no me ha regalado nadie nada. Llevo 21 años dando tumbos y sigo sin ser nadie pero hago lo que me gusta como me gusta", sentencia.

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