Josiane Balasko explora la soledad femenina y el sexo de pago en "La clienta"

  • Madrid.- Considerada como una de las grandes del cine francés, la actriz Josiane Balasko dirige, realiza y coprotagoniza "La clienta", una historia que descubre sin tapujos que las mujeres también pagan por tener sexo "sin complicaciones" y reflexiona sobre la soledad femenina, un tema "todavía mal visto".

Josiane Balasko explora la soledad femenina y el sexo de pago en "La clienta
Josiane Balasko explora la soledad femenina y el sexo de pago en "La clienta

Madrid.- Considerada como una de las grandes del cine francés, la actriz Josiane Balasko dirige, realiza y coprotagoniza "La clienta", una historia que descubre sin tapujos que las mujeres también pagan por tener sexo "sin complicaciones" y reflexiona sobre la soledad femenina, un tema "todavía mal visto".

"La clienta", que se estrena mañana en España tras llevar a los cines franceses a casi un millón de espectadores, está basada en la novela que la propia Balasko escribió hace años y que en la pantalla protagoniza junto a Nathalie Baye, Isabelle Carré y Eric Caravaca.

En "La clienta", Judith (Nathalie Baye) cuenta con unos cincuenta años muy bien llevados; es una mujer divorciada, seductora y fría que presenta un programa de teletienda, mientras que su hermana Irene (Josiane Balasko) es su confidente y la única que conoce su secreto: Judith contrata regularmente por internet los servicios sexuales de chicos jóvenes.

"Descubrí que había muchas páginas de contactos masculinos y si hay oferta es que hay demanda de este tipo de servicios", señala Balasko, quien asegura en una entrevista con Efe que el perfil de las mujeres que pagan es el de una clienta "con dinero y a menudo sola" y que, como la protagonista, "no quieren implicarse en historias de amor por lo que el dinero se convierte en la frontera".

Entre sus averiguaciones para documentar el guión y la novela, Balasko aclara que estas clientas "no necesariamente" buscan relaciones sexuales. "Muchas quieren compañía para ir de compras, al cine o a cenar" porque "socialmente una mujer sola se ve mal".

"Si una mujer se sienta sola en un restaurante de noche el resto pensará que está buscando un hombre para algo más", comenta.

Y aunque el argumento puede resultar algo "incómodo" como de hecho reconoce que sucedió cuando comenzó a llamar a las puertas de las productoras para que pusieran dinero en su proyecto, Balasko asegura que "La clienta" pretende ahondar no tanto en el tema de la prostitución masculina como en el de la soledad femenina y el amor.

Es este último sentimiento el que impulsa a Patrick (Eric Caravaca) a introducirse en el mundo de los contactos y los gigolós porque él, casado, enamorado de su mujer, Fanny (Isabelle Carré), destina este dinero extra para pagar la hipoteca en la que su esposa ha depositado sus esperanzas.

Balasko explica que "La clienta" explora también en la historia de dos familias actuales y muy distintas, la de Judith y la de Patrick.

"Yo nunca tuve hermanas, me hubiera encantado tener una confidente como Irene que le dice todo lo que piensa a Judith aunque sabe que en ocasiones sus comentarios no le van a gustar nada", señala Balasko, quien califica de "auténtica pareja de cine" estos dos personajes que tienen una relación de "completa fusión".

La otra familia es la de Patrick, con apuros económicos y en la que lo vital es la supervivencia aunque el método -convertirse en gigoló- no sea el más adecuado, pero justifica: "Qué no haríamos por nuestra familia y por dinero".

Precisamente a su familia Josiane Balasko hace más de un hueco en esta película. Su marido es el "gran amor" de Irene (ella misma), su hija se convierte en la hermana de Fanny, y su cuñada en la madre de ambas.

"Es la suerte de tener una familia con mucho talento", bromea Balasko convencida de que "La clienta" tocará la sensibilidad del público femenino.

Entre sus próximos proyectos y antes de que termine el año Balasko volverá a España con "El erizo", dirigida por la novel Mona Achache que ha adaptado al cine la novela de Muriel Barbery "La elegancia del erizo".

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