Juan Diego Flórez: No soy un divo pero tampoco soy "normalísimo"

  • Concha Barrigós.

Concha Barrigós.

Madrid, 22 mar.- Los mismos que antes le decían "mono" ahora le llaman maestro, pero a Juan Diego Flórez le resbalan las adulaciones. La prioridad de este tenor, que no es "un divo" pero tampoco "normalísimo", es su familia, por eso alejarse de ella, como hará esta semana para actuar en el Real, es algo "excepcional".

Flórez (Lima, 1973) interpretará, en versión concierto, el 25, 28 y 31 de marzo, "Les pêcheurs de perles" (Los pescadores de perlas), de Bizet, junto a la soprano italiana Patrizia Ciofi y el barítono polaco Mariusz Kwiecien.

La última vez que actuó en el Real fue hace tres años en "I puritani", también en versión concierto, y no interpreta un título dramatizado en ese coliseo desde 2005 -cuando el director artístico era Antonio Moral- con "El barbero de Sevilla".

"Es la segunda vez que canto 'Les pecheurs' y estoy muy contento de regresar a Madrid con una obra bellísima de momentos fascinantes. Es una obra temprana de Bizet pero en la que se apuntan ya los rasgos de 'Carmen' y tiene arias tan bonitas como 'Je crois' o el dúo de Nadir y Zurga", ha detallado en un encuentro con periodistas.

No proyecta volver al Real a cantar una ópera dramatizada en un futuro, ni próximo ni lejano, pero, concede, "no es imposible".

Y no es, matiza, porque no se lleve "bien" con el intendente del coliseo, Gerard Mortier, porque él tiene, presume, "buen feeling" con todo el mundo.

"Yo era un peleón cuando comencé, con 24 años, y cuando un director me insultaba le contestaba. Era muy 'fosforito', pero luego te das cuenta de que es mejor llevarte bien con todos. Ahora la misma gente que me decía que parecía un mono moviéndome por la escena me llama maestro. Antes me revolvía y ahora no me gustan las adulaciones", remacha.

Ha tenido a su primer hijo, Leandro, que cumplirá 2 años el 9 de abril, y el "chip" le ha cambiado "absolutamente". Ahora viaja poco y calcula todo con mucha antelación.

Vive en Viena y procura que todo le quede "a la mano" aunque no dejará de asistir al Festival de Pesaro (Italia) y a Nueva York "cada dos años", además de ofrecer conciertos y recitales por todo el mundo.

"En el futuro tengo que ser muy disciplinado para estar con la familia. Voy a cantar mucho en la Ópera de Viena porque puedo estar en casa pero fuera será difícil porque las óperas requieren muchos ensayos alejado de casa".

Dice que los cantantes españoles, sobre todo los jóvenes, son "divertidos, se adaptan a los tiempos, bastante técnicos y expresivos a la vez", y "'normalísimos'".

Pero, confiesa, él no lo es: "tienes que tener ciertas comodidades, comer esto, que en el camerino haya aquello... pero desde que nació Leandro casi me he vuelto 'normalísimo'", subraya recordando que ya "ni se plantea" usar la mascarilla humedecida que se ponía en los aviones para preservar su voz.

A pesar de ello, remacha el artista, "nunca" ha sido "de posturas ni de caprichos excesivos", así que tampoco es "un divo".

Su voz está "bien", ha ganado en solidez y cada vez aborda, siempre dentro del bel canto, más roles heroicos, "más pesados" como el "Guillermo Tell", de Rossini, que ha estrenado en Lima, en versión de cuatro horas, un "aperitivo" de la original de seis horas que estrenará en el Festival de Pesaro el próximo agosto.

El tenor, al que la crisis no le afecta porque si trabaja "mucho menos" es porque él así lo ha decidido, no abandonará "nunca" a Rossini y tiene prevista "La donna del lago" en 2014 en la Scala de Milán, aunque jamás volverá a cantar "La cenerentola".

Ahora, adelanta, le apetece un tipo de repertorio que pasa por títulos como "Los hugonotes", de Meyerbeer, que llevará a escena en 2016 en Berlín. La próxima vez que actúe en España será en "La sonámbula", en el Liceo de Barcelona, en enero del año que viene.

Al tenor le gustaría que su vástago, que le dirige con un "palito" cuando le canta rancheras, se dedicara a la música porque, afirma: "es lo máximo".

Para Flórez el canto es "casi una relajación", que le da "mucha paz": "Creo que es muy espiritual, puede ser una técnica casi como el yoga, que te lleva a la respiración pura".

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