Juan José Millás quiere encontrar una grieta para colarse en el mundo de los videojuegos

Cuando alguien habla de un tema que desconoce el resultado suele ser nefasto. No sólo no aporta, muchas veces resta. La charla del escritor Juan José Millás ayer, en la inauguración de Gamelab, la feria española del videojuego, empezaba con una confesión: su ignorancia sobre el objeto de la feria. Podría haber terminado en tragedia, pero no fue así.

"Es una ignorancia llena de frustración", explica Millás. "Es un mundo que me gusta mucho, pero no he encontrado la grieta para entrar en él". Le debe gustar de verdad, porque hacia el final de la conferencia el escritor aseguraba que está deseando que le llamen para hacer un videojuego: "Sus posibilidades son fantásticas y ahí es donde me gustaría estar, si me dejan".

Le acompañaban el cantante Miguel Bosé, que también aseguró que no había jugado a un videojuego jamás, y Gonzálo Suárez, creador de la mítica saga española de juegos Commandos. Los tres personajes, muy distintos, sí coincidieron en una cosa: los videojuegos son cultura.

Millás lo comparó con la literatura: "El nombre 'videojuego' alude al entretenimiento, pero no es eso. Nadie diría que una novela es entretenimiento", explicó el autor. "La literatura es un medio de conocimiento de la realidad. Y el videojuego también". "La lectura ahora le parece bien a todo el mundo. Si yo fuera joven no me acercaría a una actividad tan bien vista", seguía Millás, "pero el videojuego da miedo a los padres".

"Si esto fuera un evento musical, mañana abriría las páginas de cultura de todos los periódicos", siguió Millás, que reía porque algunos medios los incluían en la sección de Tecnología: "es como si la crítica literaria se insertara en la sección de imprenta".

Y esa era la idea, la sociedad se está haciendo muy lentamente a este nuevo medio. Gonzalo Suárez explicó que los videojuegos se han introducido en nuestras vidas silenciosamente: "Parecía un juguete para niños, luego un juguete para adolescentes, ahora también parece el juego de los maridos... El target se ha expandido sin que se hable de ello".

Bosé, por otra parte, opinó que el miedo hacia el videojuego procede del desconocimiento. También explicó que cree que para acceder a las historias de los videojuegos hacen falta unas cualidades físicas, habilidades y reflejos que pueden acomplejar al público.

Reivindicando lo nacional

El creador del exitoso Invizimals, Daniel Sánchez Crespo, abrió la tarde con una presentación de lo que el estudio Novarama está haciendo actualmente. Sánchez Crespo insistió en que tanto los medios como la sociedad tienen que empezar a sacar pecho por el videojuego español y sus éxitos.

Éxitos como los de este mismo estudio. El 11 de noviembre estrenarán la tercera entrega de Invizimals para PSP y se acaban de convertir también en el primer desarrollador español exclusivo de Sony.

Invitados internacionales

Aunque American McGee, padre de juegos como Doom o Quake y uno de los nombres más esperados del día, suspendió todos sus actos en Gamelab por problemas de salud, muchos otros invitados internacionales han pasado por la sala de conferencias de Barcelona. Daniel Kaplan, responsable de negocio de Minecraft, es uno de ellos.

Kaplan contó brevemente la historia de Minecraft, un juego independiente de recolección y construcción en primera persona que cuenta con 10 millones de usuarios registrados y que ha vendido ya dos millones de copias, aunque la versión final no saldrá hasta otoño de este año.

También dio su conferencia Trip Hawkins, el fundador de la compañía Electronic Arts y actual presidente de Digital Chocolate, una empresa de juegos sociales. Hawkins dio una panorámica de la situación en que se encuentra esta industria emergente que tiene en la empresa Zynga y su Farmville para Facebook su ejemplo más conocido.

El fundador de EA comentó que el modelo ganador para los juegos sociales es el formato virtual goods, en el que se puede jugar gratuitamente y hacer pequeños pagos a cambio de objetos para usar dentro del juego.

Los aspirantes a desarrollador de videojuegos que asistieron, que no eran pocos, debieron salir de la jornada inaugural de esta séptima edición de Gamelab con la cabeza llena de ideas.