La actualidad pisa las tablas del Centro Dramático Nacional

  • Corrupción y poder, terrorismo islámico, crisis del capitalismo, de la familia, de los modelos culturales. Empleo y desempleo. Para su temporada 2011-2012, la última bajo la dirección de Gerardo Vera, el Centro Dramático Nacional elige temas de candente actualidad.
Presentación Temporada 2011-2012 Centro Dramático Nacional
Presentación Temporada 2011-2012 Centro Dramático Nacional
lainformacion.com
Alessia Cisternino

Los actores y los directores que el año que viene su sucederán en los escenarios del Centro Dramático Nacional no serán exactamente "indignados" pero la actualidad política, económica y social es el objetivo de todas sus críticas. O por lo menos de todas sus reflexiones, dentro y fuera del teatro.

Si algo ha dejado claro la presentación de la temporada 2011-2012 del Centro Dramático Nacional, la última bajo la dirección de Gerardo Vera, al mando del CDN desde 2004, es que el teatro en este momento ni quiere ni puede evitar de ser de alguna manera político.

Miguel del Arco deja el Gorki de Veraneantes por el Gogol de El inspector, una obra de 1836 sobre el poder y la corrupción que, casi no hace falta decirlo, resulta todavía muy actual. En Product de Mark Revenhill Julio Manrique habla de terrorismo islámico y de amor. Pilar Massa adapta una pieza de Mike Bartlett titulada Contraacciones cuya protagonista pasa de la euforia por haber conseguido un puesto de responsabilidad en una multinacional a la completa desesperación.

Según Lluís Pasqual, Quit (Las personas no razonables están en vías de extinción) del dramaturgo Peter Handke – que se representará en abril de 2012 en el Teatro Valle-Inclán – no es una metáfora del capitalismo, sino el capitalismo directamente cogido y metido en un teatro. Luego están las familias, como diría Tolstoi, cada una infeliz a su manera, como la que se retrata en la obra de Lucía Vilanova Münchausen, o la familia "profundamente insatisfecha" como la ha definido Gerardo Vera de Agosto (Condado de Osage), una pieza del dramaturgo estadounidense Tracy Letts en la que Amparo Baró y Carmen Machi compartirán el escenario bajo la dirección del mismo Vera.

Finalmente en La piel en llamas de Guillem Clua bajo la dirección de José Luis Arellano se habla de ética periodística, Naciones Unidas, Tercer Mundo y Occidente, mientras Josep María Flotats elige una vez más una obra del francés Jean-Claude Brisville – La Mecedora, su primera obra – para hablar de las "lógicas" del mundo editorial que sacrifican al lector a las demandas del mercado, la cultura y la calidad a la cantidad y el beneficio económico.

Un teatro y una realidad pendientes de votación

Autores clásicos y jóvenes dramaturgos dicen lo que tienen que decir sin bajarse del escenario. "Es la misma sociedad que lo pide y los creadores reaccionan en función de lo que ven y de lo que sienten" ha afirmado Gerardo Vera. "En este momento hay un especie de alboroto social y político delante del cual los creadores no podemos por una vez ser impasibles".

Una especie de brain storming no planeado entre todos los actores y los directores del Centro Dramático Nacional. "No ha sido consciente" ha precisado Vera "pero realmente esto quiere decir que los creadores españoles están muy insertados en su propia realidad. Ha sido sin pretensiones, yo no les he llamado por eso, les he llamado para hacer algo y cada uno ha sacado y traído el tema que más le preocupaba".

Teatro político y política en el teatro: entre las obras que se representarán el año que viene hay una – Pendiente de votación de Roger Bernat – que convierte el teatro en un Parlamento donde los espectadores votan a través de un mando a distancia. ¿Y si lo que pasa en un Parlamento fuera la ficción y lo que pasa en el teatro una mera representación de la realidad? La actualidad fuerza las puertas del teatro y los creadores no tienen otra opción que abrirla. Y el público, de disfrutarla.

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