La agonía del alma de "Elektra" abre con un gran éxito la temporada del Real

  • Las "bacterias" que se comen el alma de la "Elektra" de Richard Strauss y Hugo von Hofmannsthal y la conducen a una agonía retorcida y cruel se han apoderado esta noche del escenario del Teatro Real para abrir con 10 minutos de aplausos su XV temporada, un estallido de emoción que ha presidido la Reina.

Concha Barrigós

Madrid, 30 sep.- Las "bacterias" que se comen el alma de la "Elektra" de Richard Strauss y Hugo von Hofmannsthal y la conducen a una agonía retorcida y cruel se han apoderado esta noche del escenario del Teatro Real para abrir con 10 minutos de aplausos su XV temporada, un estallido de emoción que ha presidido la Reina.

Siempre al borde del abismo, del 5% de inclinación de un decorado hermético, como el esqueleto de hormigón de un inmenso sepulcro -diseñado por Klaus Michael Gruber (fallecido en 2008)-, Christine Goerke ha debutado el papel, dirigida con pulso preciso y precioso por Semyon Bichkov, dándolo todo.

"Por primera vez en mi vida estoy completa y absolutamente feliz con un estreno", ha asegurado a Efe tras recibir en el escenario la felicitación de la Reina, que se ha dirigido a ella diciéndole "maravilloso, maravilloso".

Aunque se había prometido a sí misma no llorar, tras la hora y 50 minutos que dura la obra y en la que no ha abandonado nunca el escenario, ha salido a saludar desbordada de emoción y agradecidísima con el efecto que ha producido en el público, que le ha agradecido el esfuerzo con diez minutos de aplausos y bravos.

Goerke ha sublimado a la protagonista de este tratado de psicopatología, una pesadilla "escandalosa, violenta y depravada", y ha dejado ver cada revuelta atormentada del cerebro una mujer desquiciada y obsesionada con la muerte.

Los 62 instrumentos de cuerda, 32 de viento -entre ellos un heckelfón, una especie de oboe que Strauss se había inventado para su anterior opera, "Salome"-, y 17 instrumentos de percusión, incluidos varios timbales y una celesta, han funcionado como su director, el norteamericano de origen ruso Semyon Bychkov, quería.

"Es un reto muy grande y el resultado final ha de sonar como música de cámara. Si no se canta bien, si no se integra con la orquesta, lo que se oye es ruido y la gente se aburre. Si sabemos hacerlo seremos como Ronaldo, que hace parecer lo difícil, fácil", resumía en la presentación de la obra.

Pues ha sido como el delantero del Real Madrid y Bichkov ha sabido contener esa locomotora de sonido en las estaciones que debía y ha sido como la "bestia salvaje" con la que soñaba Strauss, sacando oro molido de la Orquesta Titular del Real, que ha trabajado "con el corazón y la cabeza".

El escritor Hugo Von Hoffmannsthal cosechó el primer fruto de una ciencia inventada por él, la "bacteriología del alma", con esta ópera, para la que Strauss concibió la música más extrema que jamás se había oído, arrancando la tonalidad de la tierra y empujándola a la estratosfera.

La expresividad llevada al límite que buscaba para este brutal psicodrama, la primera ópera que exploraba la psique humana, la expresó por medio de la disonancia, con la heroína metida a puro grito entre el Mi mayor y el Do sostenido en una sucesión de 8 escenas en un sólo acto.

En ellas, Electra va confrontándose con todos los personajes, sin que exista ningún diálogo real entre ellos.

El único momento de verdadero lirismo es el del encuentro entre Electra y su hermano, Orestes (Samuel Youn), muy aplaudido también, cuando brota de la orquesta la melodía que acompaña algunas de las mejores frases de la historia de la ópera.

Deborah Polaski se alternará con Goerke en el papel principal, es decir, como decía Gerard Mortier, el intendente del Real, en la presentación de la obra, el público de Madrid tendrá la oportunidad de ver a "la electra" de los últimos 15 años y a la de los próximos 15.

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