La cantante Raquel del Rosario confiesa que su hijo Leo padece autismo

  • La vocalista de 'El Sueño de Morfeo' ha narrado la experiencia con su hijo, al que llama cariñosamente 'El niño hada'.
Raquel del Rosario
Raquel del Rosario

Raquel del Rosario vive desde hace tiempo en Estados Unidos, donde ha formado una familia con el director de fotografía Pedro Castro, con el que tiene dos hijos. Todos imaginábamos una vida idílica de la que fuera vocalista de 'El Sueño de Morfeo' en Los Ángeles, si bien la canaria también ha vivido unos momentos complicados con uno de sus pequeños.

La cantante mantiene un blog en la revista 'Elle' y en él ha hecho una de las confesiones más difíciles de su vida. Su hijo mayor, Leo, padece un TEA (trastorno del espectro autista). Raquel cuenta con todo detalle cómo ha sido el proceso mediante el que han descubierto lo que le pasaba al niño. 

Su hijo no dijo su primera palabra, "mami", hasta los cuatro años y desde muy pequeño ya se habían dado cuenta de que era un niño diferente porque se podía pasar horas tumbado mirando el techo ensimismado conversando consigo mismo. Nunca les alarmaron acerca de su salud porque los niños bilingües, como es su caso, suelen tardar más en hablar, aunque le hicieron pruebas auditivas para descartar una sordera.

Pero más adelante les sugirieron a Pedro y a ella exámenes más específicos para valorar si necesitaba un colegio especial, y fue ahí donde llegó el diagnóstico de autismo. Aunque los médicos esperaban una reacción trágica por su parte, Raquel revela que para ella fue un alivio, porque de ese modo por fin Leo podría ir a un colegio donde se desarrollara a su ritmo y se relacionase con niños como él.

Por suerte, el caso de Leo no es muy grave, pues cuenta que "es un niño risueño, cariñoso, le encanta la naturaleza, cantar y montarse películas con sus juguetes. Puede trepar un árbol con la agilidad y precisión de un mono o hacerse un sandwich sin manchar nada en la cocina". Eso sí, dice que es "estrictamente selectivo con las personas" y que hay gente a la ignora por completo y otra a la que abraza por la calle aunque no conozca.

La relación con su hermano pequeño es excelente, pues Mael admira mucho a su hermano mayor y se quieren muchísimo. Así, para Raquel y Pedro su niño es un regalo, al que llaman "niño hada" por un mensaje que un día mandó al móvil de su padre. Aunque reconoce que, su dificultad para hablar, le hace que sea duro no poder comunicarse con él como ella querría. Además, también le ha producido "una pérdida de control absoluto", pues ella tenía pensada una educación muy específica para sus hijos y en su caso no puede darse.

También indica que hay días en que se siente desbordada "pidiendo perdón a dos de cada tres madres en el parque porque Leo no entiende de turnos, de que los juguetes tienen dueño y las cestas de picnic también. Soportando miradas y comentarios porque simplemente parece un niño maleducado que se frustra y patalea si le dices que no puede hacer algo. Sintiendo penita de esos niños que se le acercan y le dicen “Hola, ¿cómo te llamas? ¿jugamos juntos?”, y Leo a lo suyo, como quien oye llover". No obstante, sabe que su hijo la eligió "porque sabía que haríamos un buen equipo, aunque a veces yo sienta que le estoy defraudando".

Por ello, asegura que, a pesar de los momentos de frustración, no cambiaría a su hijo por nada del mundo. "Esta es la historia del niño hada, el niño que ha venido a enseñarnos que el lenguaje del amor no entiende de palabras ni de idiomas, que existen otras formas de ver y percibir el mundo, que a menudo hay que soltar el control de las cosas para dejarlas ser, a su manera, y abrazarlas así, del modo que nos han sido dadas, agradecidos, y solo entonces descubrir el regalo que envuelven".

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