"La charca inútil" una obra en la que el mejor alumno es "el que no existe"

  • Madrid.- La madre de David Desola era maestra, "de las vocacionales", y él "un alumno inexistente" como el que inspira "La charca inútil", una obra que escribió cuando supo de aquella "apocalipsis escolar" protagonizada por un chaval que pegó a su profesor y luego vendió las imágenes de la agresión a la televisión.

"La charca inútil": El mejor alumno es el que no existe
"La charca inútil": El mejor alumno es el que no existe

Madrid.- La madre de David Desola era maestra, "de las vocacionales", y él "un alumno inexistente" como el que inspira "La charca inútil", una obra que escribió cuando supo de aquella "apocalipsis escolar" protagonizada por un chaval que pegó a su profesor y luego vendió las imágenes de la agresión a la televisión.

"La Charca Inútil", ganadora del premio Lope de Vega 2007, se representará, tal y como establecen las bases de ese galardón, en el Teatro Español, y lo hará en su Sala Pequeña entre el 28 de enero y el 28 de febrero, interpretada por Adolfo Fernández, Sonia Almarcha y Miguel Palenzuela.

"Llevaba muchos años arrastrando la idea del profesor que da clases a un alumno inexistente, como fui yo mismo, un niño sin ningún interés por el sistema educativo que hacía frecuentemente novillos aunque a lo mejor para ir a leer a Unamuno", explica en un encuentro con periodistas Desola, "un autodidacta" que dejó de estudiar en el Bachillerato.

Lo que no sabía, detalla el autor, era quién sería el profesor y quién el alumno y entonces un día vio las imágenes de la agresión a aquel maestro, grabadas con un móvil por la novia del escolar y vendidas por 60 euros a una televisión.

Su protagonista, Óscar (Fernández), es un profesor hundido, derrotado por hechos de violencia y humillación similares, que ya no guarda más parecido con aquel docente, víctima, dice, "de un auténtico circo mediático".

Tras haber elegido a su maestro le faltaba su "alumno inexistente" y se le ocurrió que sería una mujer -Irene (Almarcha)- "que ha pasado por lo peor que le puede pasar a una persona: perder a un hijo", tan alejada de la realidad que no acepta lo que le ha ocurrido y crea un universo ficticio.

El profesor acepta entrar en el juego y dar clases a "su hijo" y se siente feliz porque el "chaval" es el escolar "ideal": "el que no existe".

La obra de Desola, autor de "Baldosas" o "Almacenados", es una historia de soledad "en un mundo hiper comunicado", pero también una historia de amor imposible y de locura, no como patología sino como vía de escape de la realidad.

A estos personajes se suma un tercero, un veterano pedagogo llamado Hierofante (Palenzuela), porque Desola quería escribir un drama pero también que el público "pudiera relajarse".

Hierofante y Óscar se reúnen en un parque, donde uno ve un lago y el otro una 'charca inútil', y sus conversaciones dan "el toque de humor negro" al drama.

Su madre, revela, está "orgullosa" de él pero lo pasó mal con su empecinamiento por huir del sistema educativo y ahora, y a pesar de su vocación, se ha jubilado "bastante quemada" y "desencantada" por la actitud de los padres.

"Ya no se puede ni echar al alumno de clase cuando está importunando. Se ha ido muy desencantada, no con los niños sino con su entorno familiar", agrega.

El director de la obra es Roberto Cerdá, que ha hecho un trabajo "escrupulosamente respetuoso con el texto y completamente a su servicio", algo que le importa "muchísimo".

Desola, que comenzó haciendo guiones de cine y televisión, asegura que lo que le "enamoró" del teatro es "el respeto que se le tiene al escritor, lo que no ocurre en los otros medios, donde mete mano todo el mundo".

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