La directora Patricia Ferreira ve "escandaloso" que no haya mujeres en Cannes

  • La cineasta Patricia Ferreira, ganadora de la Biznaga de Oro en el último Festival de Málaga con "Los niños salvajes", considera un "escándalo" que de las 22 películas a concurso en la Sección Oficial del Festival de Cannes, ninguna sea de una mujer.

Madrid, 23 may.- La cineasta Patricia Ferreira, ganadora de la Biznaga de Oro en el último Festival de Málaga con "Los niños salvajes", considera un "escándalo" que de las 22 películas a concurso en la Sección Oficial del Festival de Cannes, ninguna sea de una mujer.

La directora, ganadora de una decena de premios, entre ellos, un Goya de los tres a los que optaba su primera película, "Sé quién eres", afirma hoy a Efe en una entrevista que esto debería llamar tanto la atención como "si sólo compitieran películas americanas y no hubiera ninguna francesa, o brasileña", pone como ejemplo.

"Hay que hacer que nos entre de una vez en la cabeza que conseguir que las mujeres se incorporen a los puestos de responsabilidad y de dirección nos va a enriquecer a todos, el mundo va a ser más amplio, más grande y más interesante aunque, a lo mejor -apunta-, alguien tenga que perder alguna parcela de poder".

En "Los niños salvajes", que se estrena este viernes, Ferreira no sólo hace una encendida defensa de la juventud, sino que reivindica "esos momentos en la vida en los que hay que tomar partido. Y ya sabemos que todos tenemos claroscuros -explica- pero, al optar, las cosas resaltan más".

La idea de la película abordó a la directora tras un suceso ocurrido en España en 2000 (que no cita por "no destripar el final") y que le movió a preguntarse cosas.

"Un adolescente normal había hecho algo terrible y poco a poco me fui metiendo en una historia de adolescentes", explica.

Álex (Álex Monner), Oky (Marina Comas) y Gabi (Albert Baró) son tres jóvenes que viven en una gran ciudad, estudian en un instituto público y, como todos los chavales de su edad, son unos perfectos desconocidos para sus padres y profesores.

Su aislamiento emocional y la falta de comunicación con los adultos acaba por provocar un inesperado giro.

Contada con una original estructura de thriller a base de "flashback", la película introduce este acontecimiento, que no se explica hasta el último momento, con breves y aclaratorias repeticiones de la historia desde los puntos de vista de sus tres protagonistas, a los que presenta por separado.

"Yo tomo partido por los adolescentes, sin que eso signifique que considere que los padres no tienen una labor ingente y dificilísima; soy madre y lo sé", asevera.

Pero también por los profesores, a los que defiende tras "haberlos visto trabajar, de forma titánica a veces, y con unas ganas increíbles. Y que hoy se cuestione su trabajo o se piense que lo pueden hacer con menos medios es algo que me llena de tristeza y de miedo por lo que pueda ser el futuro de este país", zanja.

Ferreira debutó en la ficción con la estupenda "Sé quién eres" (2000), con Miguel Ángel Solá y Ana Fernández, actriz que recupera para "Los niños salvajes", y en 2002 presentó su versión de la novela de Paolo Coelho "El alquimista impaciente", en coproducción argentina.

Tras varios cortos y el documental coral "En el mundo a cada rato", Ferreira escribió y dirigió "Para que no me olvides" (2005), uno de los últimos trabajos de Fernando Fernán-Gómez, y el documental "Señora de", un canto a la independencia femenina y un reconocimiento a las mujeres de la postguerra que se quedaron sin identidad por ser "esposas" antes que mujeres.

Porque el de la directora madrileña, directiva de CIMA (Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales) desde su creación en 2006, es un compromiso que va más allá de lo cinematográfico.

"La mujer sale perjudicada de las crisis, según los expertos, pero yo creo que no podemos parar. No podemos dar marcha atrás a los logros que hayamos podido conseguir y eso las mujeres, todas, las de este país y de cualquier otro que enfrente una crisis, lo saben", reflexiona.

Los estrenos, concluye, "siempre se encaran con nervios, con preocupación, pero sobre todo con unas inmensas ganas de gustar al público, de que cuando salgan del cine piensen que les ha merecido la pena y hablen y se queden un rato recordando la mirada de Marina, de Álex, de Albert...", de unos niños tan salvajes como los hijos de cualquiera.

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