"Hay que ser un héroe para trabajar en esto"

La edición más difícil de ARCO resucita al "raquítico" mercado español del arte

En nuestro país apenas hay unos 200 coleccionistas que llegaron a gastar en el año 2019 unos 300 millones de euros, el 2% de lo invertido en toda Europa.

El Guernica de Ibarrola (1977) en ARCO Madrid 2021.
El Guernica de Ibarrola (1977) en ARCO Madrid 2021.
Iñaki Etxarri

"Es puro rock and roll". El galerista se dirige a una pareja de coleccionistas interesados en 'Matèria amb cordes', obra de 1998 de Antoni Tapiès. Jordi Mayoral, uno de los propietarios de la galería Mayoral (Barcelona-París), descuelga el cuadro para que los posibles compradores lo examinen en profundidad. "Esta tarde te llamo para cerrar la compra", asevera uno de ellos. La pregunta es obvia: ¿Cuánto les piden por la obra?. "290.000 euros", responden. 

Casi al mismo tiempo, unos metros más allá, la galería José de la Mano acaba de vender al Museo de Bellas Artes de Bilbao el 'Guernica' de Ibarrola -sin duda ‘la obra’ de ARCO Madrid 2021 por su simbolismo- por 300.000 euros. Una edición de la feria de arte contemporáneo, la 40º, que ha llegado en el momento justo para tratar de revitalizar el "raquítico" -en palabras de Jaime Sordo González, presidente de la ‘Asociación de Coleccionistas Privados de Arte Contemporáneo, 9915’- mercado del arte en España.

ARCO, que dejará las celebraciones de su aniversario para la edición de 2022, fue el último gran evento cultural en celebrarse en España a finales de febrero de 2020, antes de que la pandemia mandase parar, y se ha convertido en la única gran feria internacional de arte contemporáneo que no ha 'perdido' ninguna edición por la crisis sanitaria. No obstante, en su año más difícil, el descenso en el número de galerías es notable (130 frente a las 209 de 2020) y los precios parecen estar contenidos. Oscilan entre los 1,3 millones de euros que vale una pieza de Jesús Rafael Soto, los 700.000 por un pequeño cuadro de Picasso en la galería Leandro Navarro y los 400 euros que puede costar una obra de algún artista nobel.

Una feria, en fin, que se celebra en los pabellones 7 y 9 de IFEMA, los mismos que en el pico de la pandemia, durante la primavera del 2020, ocupaba el hospital de campaña creado para combatir la Covid-19. La presidenta de la feria, Maribel López, reconoce que ARCO "es menos una celebración que otras veces. Una edición diferente, pero que mantiene la calidad, la internacionalidad y el apoyo de los coleccionistas". Hasta 250 coleccionistas de primer nivel y de todo el mundo (100 menos de lo habitual) se han dejado ver en el evento. Juana de Aizpuru, la veterana galerista que creó ARCO hace cuatro décadas, pone los puntos sobre las íes: "Hay que tener vocación de héroe para hacer este trabajo en España. En lo económico seguimos siendo muy endebles. Yo me he arriesgado a perder dinero, como todos los galeristas que estamos aquí".

Y es que según Jaime Sordo González, en España apenas hay "unos 200 coleccionistas que llegamos a unas compras, en general, que superan con dificultades los 300 millones de euros anuales" y que, además, "se han paralizado totalmente durante la pandemia". Solo "somos un 2% del mercado del arte de Europa y el 0,1% del mundial". Fuentes del sector aseguran que el mercado del arte se ha reducido en un 80% en España con el embate del SARS CoV 2, frente a un 40% en Europa. En su momento, según los cálculos de Clare MacAndrew, autora del informe 'El mercado español del arte en 2017', éste representaba el 1% del total mundial, 385 millones de euros en 2016.

"La crisis del mercado español es permanente"

Hay que partir de la base de que el sector del arte contemporáneo en España es "un mercado de oferta", cuenta a La Información el presidente de los coleccionistas privados españoles. Es un mercado con miles de artistas -solo en España hay 25.000 artistas registrados, aunque apenas unos 1.000 pueden vivir de su obra-, de mucha oferta, muchos artistas y muchos galeristas, contra un mercado de "muy poca demanda". "Es un mercado en crisis, donde la supervivencia de todos los actores que en el mismo funcionan (artistas, comisarios culturales, galerías, museos...) está deteriorada". Así, la crisis del mercado del arte en España, agudizada por la pandemia, en el fondo "es permanente".

Antonio Fernández Alvira (Huesca, 1977) es uno de los artistas españoles emergentes más reconocidos y uno de los cinco finalistas del V Premio Cervezas Alhambra de Arte Emergente. “Está siendo un año complicado para el arte porque en épocas de crisis lo primero que se recorta es la cultura... pero ahí estamos, intentando sobrevivir”. Para los artistas "la palabra es sobrevivir. Es muy difícil vivir del arte, aunque yo no me puedo quejar". La pandemia ha sido “un auténtico tsunami” para el ya de por sí famélico mercado del arte español, "mucho peor que la crisis de 2008", reconoce Idoia Fernández, directora junto a su hermana Nerea de la galería Nieves Fernández y presidenta del Consorcio de Galerías de Arte Españolas. La clave, señalan los expertos, es el regreso a lo presencial. 

Y es que el mercado del arte, cuentan, es ‘un poco antiguo’. Galeristas, artistas y coleccionistas explican que "aquí para vender tiene que existir el contacto". Las ventas en las galerías se producen por un contacto entre el comprador y el ofertante, que es la galería, y éstas han estado cerradas y, además, no ha habido ferias. “Lo ‘online’ en el arte casi no existe. Aquí lo que vale es el contacto personal”, coinciden casi todas las personas presentes en ARCO. "Yo llevo 40 años coleccionando y soy de la teoría de que lo que no toco, no puedo comprarlo", asegura Sordo.

En España, más allá de los coleccionistas mediáticos y con grandes fortunas -como la familia Masaveu, los March, Carmen Thyssen o Juan Abelló-, apenas existen 200 personas que mantienen un compromiso con el arte, compran obras de vez en cuando y visitan las ferias nacionales e internacionales. El coleccionista, cuenta el sector, "funciona con la pirámide de Maslow". Primero están las necesidades básicas, comer, vivir, la educación de sus hijos, comprarse un coche, una casa... Y al final, si le queda algo de dinero, "compra una o varias obras de arte". Ello sin contar las colecciones de las Fundaciones de las grandes empresas como Caixa, Santander o Endesa, que también "han reducido mucho su apetito artístico".

Además, la crisis del mercado del arte en España se ha intensificado porque "llevamos dos años en los que el coleccionismo institucional, el político, es igual a cero", sentencia el presidente de los coleccionistas españoles. Antes, en ARCO estaban presentes las diecisiete comunidades autónomas más Ceuta y Melilla, “ahora no queda ninguna. Hay otras necesidades”. Ya desde la crisis de 2008, los gobiernos autonómicos y los ayuntamientos redujeron su compra de obras de arte; ahora "ha desaparecido". Apenas quedan como inversores institucionales públicos con continuidad en ARCO, CA2M, de la Comunidad de Madrid, y el Museo Reina Sofía, dependiente del Ministerio de Cultura. Además, y casi como una ‘hazaña’, el Gobierno de Aragón invertirá 300.000 euros entre 2020 y 2022 para comprar obras de arte contemporáneo como apoyo a los artistas aragoneses. El Ayuntamiento de Bilbao, la Diputación de Bizkaia y el Gobierno Vasco han ‘ayudado’ por su parte al Museo de Bellas Artes de Bilbao a hacerse con el mencionado 'Guernica' de Agustín Ibarrola.

Los compradores españoles consideran que todo coleccionista lo es por “amor y compromiso por el arte”, más allá del valor monetario. El coleccionista, normalmente, “no quiere fotos, pretende pasar desapercibido, no se le identifica por nada. Eses es el coleccionista real”. Y es que toda colección, cuenta Sordo González, “es un multiplicando y un multiplicador”. El multiplicando es el número de años que se lleve coleccionando. A más años, más riqueza artística y un abanico más amplio, y el multiplicador que es la capacidad económica del coleccionista. “Capacidad económica multiplicado por número de años, sale una colección”. 

Así, el sector del arte cree que para recuperarse es vital la recuperación económica. Que los países "aumenten su PIB, generen riqueza, que las empresas creen riqueza, que esos beneficios se plasmen en aumentos de sueldos...". Toda la economía tiene que funcionar para que llegue algo al mercado del arte. “Si la economía no funciona, lo primero es comprar garbanzos, no obras de arte”, explica un conocido galerista español. Otro, el que trataba de cerrar la venta del Tapiès de 290.00 euros es optimista: “el hecho de que estemos aquí ya es un valor en sí mismo y un paso adelante que nos llena de optimismo”. ¿Caro un cuadro de casi 300.000 euros? “Según cómo lo mires. Es un artista consolidado, historia del arte en mayúsculas, que ayer, hoy y mañana seguirá siendo importante. Cuando haces una compra de éstas lo primero es que te guste y luego sabes que lo que compras, como mínimo, no va a perder valor y vas a preservar el dinero que has puesto. Es la combinación del corazón y la razón”. El mercado del arte en España.

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