La fiesta por la caída del Muro de Berlín incluyó recuerdo a los pogromos y los muros por derribar

  • Berlín.- La fiesta bajo la lluvia del aniversario de la caída del Muro tuvo un espacio para el recuerdo de los pogromos del 9 de noviembre de 1938, "antítesis monstruosa de la noche más hermosa de Berlín", en palabras del músico argentino-israelí Daniel Barenboim, quien asimismo recordó los muros que quedan por derribar.

Barenboim recuerda los "otros muchos muros que quedan por derribar"
Barenboim recuerda los "otros muchos muros que quedan por derribar"

Berlín.- La fiesta bajo la lluvia del aniversario de la caída del Muro tuvo un espacio para el recuerdo de los pogromos del 9 de noviembre de 1938, "antítesis monstruosa de la noche más hermosa de Berlín", en palabras del músico argentino-israelí Daniel Barenboim, quien asimismo recordó los muros que quedan por derribar.

La Staatskapelle, bajo la batuta de Barenboim, incluyó en el programa de la "Fiesta de la Libertad" la pieza "A survivor from Warschaw", compuesta en 1947 desde EEUU por Arnold Schönberg en memoria a las víctimas del Holocausto y del levantamiento del gueto de Varsovia.

Barenboim, que abrió su concierto al son del "Lohengrin" de Richard Wagner, recordó con la pieza de Schönberg que también en esa fecha se cumple el aniversario de la Noche de los Cristales Rotos, en que cientos de sinagogas ardieron en todo el país.

La composición, declamada en inglés y alemán por el actor austríaco Klaus Maria Brandauer, conmovió a los decenas de miles de ciudadanos concentrados bajo la gélida lluvia, ante la Puerta de Brandeburgo para el acto central del aniversario del fin de la división ciudadana, alemana y europea.

Poco después, la canciller alemana, Angela Merkel, recordó desde ese mismo escenario, que el 9 de noviembre es no sólo una fecha para el recuerdo de la noche más feliz, sino también de la noche más negra, por los pogromos.

El alcalde-gobernador de Berlín, Klaus Wowereit, incidió en la necesidad de recordar "no sólo ambos aniversarios", antagónicos y confluyentes, sino también de reflexionar acerca de los muros, de piedra o no, que quedan por derribar en el mundo.

A la necesidad de echar abajo esas divisiones, incluida la que separa a palestinos e israelíes, se había referido asimismo Barenboim, en un encuentro con los medios este lunes,

"Quedan muchos muros por derribar. Algunos son mentales, otros no. A mi, como judío e israelí, pero también medio palestino, me duele el muro entre mis dos identidades", afirmó Barenboim, quien en 2008 adoptó la nacionalidad palestina como gesto por la paz.

Negar el Holocausto es una "aberración", recordó el músico, pero también es inaceptable caer en la "politización del Holocausto" o hacer de él un "recuerdo activo" sobre la actuación presente.

"El pueblo judío hoy no es víctima y no debe comportarse como víctima y hacer que sus vecinos vivan la angustia que vivimos con el Holocausto", afirmó.

Las menciones en la jornada al doble aniversario compensaron, en parte, las críticas de la comunidad judía, ante el protagonismo mediático adoptado por las conmemoraciones de la caída del Muro.

"La alegría ante el vigésimo aniversario de la caída del Muro se ha sobrepuesto este año al recuerdo de los pogromos", lamentó la presidenta del Consejo Central de los Judíos de Alemania, Charlotte Knobloch.

El 9 de noviembre tiene un carácter ambivalente en Alemania, en que asimismo se recuerda la proclamación de la República de Weimar, en 1918. "Parece que las campanas de la historia redoblan con facilidad en Alemania el 9 de noviembre", ironizó Barenboim.

La confluencia con los aniversarios de los pogromos del 1938, condicionó que no se haya dado al de la Caída del Muro rango de fiesta nacional, sino que en su lugar se institucionalizara el 3 de octubre de 1990, la del Tratado de Unidad, pese a no tener la misma carga emotiva.

Durante la noche de los pogromos ardieron más de mil sinagogas de todo el país, casi trescientas de las cuales quedaron reducidas a cenizas. Unos 7.500 comercios judíos fueron devastados y más de un millar de personas murieron víctimas de la represión nazi.

Al día siguiente se procedió a la deportación de los primeros 30.000 judíos a campos de concentración.

El ministro de Propaganda del Reich, Joseph Goebbels, habló de una "explosión espontánea de ira" por el asesinato en París del diplomático alemán Ernst vom Rath por un joven judío, cuando en realidad fue una operación orquestada por la Gestapo, las SA y las SS nazis.

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