La galería Colnaghi cumple 250 años vendiendo grandes maestros a museos del mundo

  • Londres.- La galería Colnaghi, de Londres, que ha vendido a los principales museos del mundo obras de los grandes maestros, desde Fra Angelico, Giovanni Bellini, Tiziano, Rembrandt o Rubens, hasta Gainsborough o Goya, y que pasa por ser la más antigua galería comercial del mundo, celebra estos días su 250 aniversario.

La galería Colnaghi cumple 250 años vendiendo grandes maestros a museos del mundo
La galería Colnaghi cumple 250 años vendiendo grandes maestros a museos del mundo

Londres.- La galería Colnaghi, de Londres, que ha vendido a los principales museos del mundo obras de los grandes maestros, desde Fra Angelico, Giovanni Bellini, Tiziano, Rembrandt o Rubens, hasta Gainsborough o Goya, y que pasa por ser la más antigua galería comercial del mundo, celebra estos días su 250 aniversario.

Su propietario desde 2000 es Konrad Bernheimer, marchante de origen judío alemán, nacido en Venezuela en 1950, cuya historia familiar refleja uno de los grandes dramas del siglo XX: la persecución de su raza por la Alemania hitleriana.

Su familia, que tenía en la capital bávara un grande y próspero negocio dedicado primero a las telas para vestidos de moda y luego a la decoración interior de las casas de la alta burguesía y la aristocracia, fue el primer proveedor oficial del rey Luis II de Baviera.

Con la llegada de Hitler al poder, los Bernheimer fueron expropiados y se vieron obligados a huir: algunos a Estados Unidos, otros a Cuba, y los abuelos, el padre y el tío de Konrad Bernheimer, a Venezuela, donde el primero conoció a una muchacha de una familia de cafeteros con la que se casaría.

Tras la muerte de su padre en accidente, en 1954, Bernheimer regresaría con su madre a Alemania para reunirse con su abuelo, que había vuelto antes, y allí, en medio de una ciudad en ruinas, según recuerda ahora, comenzó a interesarse por el arte con ayuda de su abuelo, que le acompañaba siempre a la Vieja Pinacoteca.

En 1975, tras terminar sus estudios universitarios y casarse, Konrad Bernheimer vino a Londres a trabajar dos años en la casa de subastas Christie's, pero luego regresó a Múnich, donde se hizo con el cien por ciento de la galería familiar.

"Aunque soy la cuarta generación de una familia de marchantes, soy el primero que se ha dedicado a comerciar con pinturas", explica a EFE Bernheimer al señalar que bajo su dirección la galería muniquesa se concentró en pintura de los siglos XVII y XVIII.

"Siempre me he guiado por mi gusto personal", dice Bernheimer, y agrega: "Un marchante tiene que ser un apasionado del arte y comprar, no pensando en el mercado, sino en lo que le gustaría a él mismo tener en su casa, porque sólo así puede comunicar su propio entusiasmo a sus clientes".

Bernheimer señala como ejemplo un precioso cuadro de Cranach el Viejo, uno de sus pintores favoritos, una Virgen con niño que tiene en su despacho, y explica que, después de vender la pintura a un cliente, ésta ha vuelto a su propiedad.

A la galería Colnaghi llegó Bernheimer tras haber abierto en 1985 otra en Londres en un lugar próximo, justo a espaldas de Sotheby's, una sucursal de la que tenía en Múnich.

El propietario de Colnaghi entre 1960 y 1981, Jacob Rothschild, había vendido la vieja galería londinense al empresario alemán Rudolf Oetker, que había sido a su vez un buen cliente de Bernheimer en Múnich y que un día se la ofreció a éste en venta.

Ocurrieron entre tanto los atentados del 11 de septiembre en EEUU y, pese a la amenaza de crisis, Bernheimer, que se califica como un optimista nato -"habíamos visto cosas mucho peores", dice refiriéndose al nazismo- decidió comprarla y asociarse luego con otra conocida marchante, la también alemana Katrin Bellinger, experta en dibujos de los Viejos Maestros.

Rodeado de pinturas de Cranach, de Brueghel y de grandes bodegonistas holandeses, Bernheimer muestra con orgullo a EFE la riquísima biblioteca de Conalghi, que documenta todas las transacciones de esa casa y que bajo su dirección se ha logrado digitalizar totalmente.

La biblioteca cuenta una historia que comenzó en 1760, cuando el italiano Giovanni Battista Torri, un especialista en juegos pirotécnicos, abrió en París un comercio dedicado a la venta de libros y grabados.

Su hijo, Anthony, y un socio italiano llamado Paul Peter Colnaghi, se establecerían en Londres quince años más tarde y comenzaron a publicar y vender con éxito grabados de una serie conocida como "Cries of London" (Gritos de Londres).

Con su dedicación casi exclusiva a los Viejos Maestros y la ayuda nada desinteresada del famoso historiador del arte Berenson, entre otros, Colnaghi ha colocado obras maestras de Fra Angelico, Botticelli, Van Eyck, Mabuse, Durero, Rembrandt, Van Dyck, Tiziano y tantos otros en museos y colecciones privadas como el Frick, el Isabella Gardner, las Galerías Nacionales de Londres y Washington, o los museos berlineses.

Joaquín Rábago

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