La generación beat tiene nueva novela (gráfica)

"He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura". El primer verso de Aullido, el inmortal poema de Allen Ginsberg, resume perfectamente el espíritu de la generación beat, un grupo de locos geniales que puso patas arriba la conservadora sociedad norteamericana posterior al fin de la Segunda Guerra Mundial.

Jack Kerouac, William Burroughs o el propio Ginsberg se convirtieron en las cabezas visibles de un movimiento que valoraba la expresión artística y personal sobre todas las cosas.

Las vidas anticonvencionales de este trío y sus seguidores –salpicadas de sexo, drogas, escándalos y excentricidades varias- son casi tan famosas como las obras que escribieron.

Harvey Pekar, el responsable de la estupenda American Splendor, y el editor Paul Buhle, con la ayuda de diversos guionistas y dibujantes, han parido una novela gráfica que resume gran parte de la historia de los beats en una sucesión de viñetas y textos tan anticonvencionales como el movimiento que tratan de radiografiar.  

Kerouac, el referente

Jack Kerouac, pope de la Generación Beat, convirtió gran parte de su vida en inspiración para su obra. El norteamericano escribió En el camino, peculiar reflejo del viaje que el propio autor realizó junto a Neal Cassady, otro famoso beat, por las carreteras de Estados Unidos.

Tan importante como la propia historia que contaba esta particular crónica de la bohemia, fue la inusual manera en que la creo Kerouac: imitando la improvisación jazzística y escribiendo todo el manuscrito en un rollo de 35 metros que le permitía no cambiar de papel mientras redactaba.

Ginsberg, el comprometido

Hijo de un socialista y una comunista, Allen Ginsberg también convirtió gran parte de su obra en reflejo de su peculiar existencia. Aullido fue casi un manifiesto del carácter anticonvencional de una generación de la que él fue parte muy  activa, mientras que Kaddish ilustraba de manera estremecedora los problemas mentales de su madre.

Por otra parte, su figura resultaría esencial en gran parte de los movimientos contraculturales que surgieron en Estados Unidos a partir de los años 50.

Burroughs, el escandaloso

William Burroughs, el autor de El almuerzo desnudo, fue el más anticonvencional de este trío generacional. Su vida fue una continua sucesión de excesos. Quizá el dato más escandaloso sea el del asesinato por accidente de su esposa, Joan Wollmer, mientras ambos estaban jugando a Guillermo Tell con un vaso y una pistola.

No obstante, en su animada biografía aparecen también episodios relacionados con su adicción al sexo, que le llevaría a viajar a Tánger para mantener relaciones con chaperos de la zona, o su drogadicción, un aspecto de su vida que inspiraría Yonqui, una de sus obras más celebradas.

Las mujeres, a un lado

Aunque no sean muy conocidas por parte del gran público, la Generación Beat también tuvo representantes femeninas, aunque fueron ensombrecidas por un movimiento un tanto misógino. Sólo Diane Di Prima, una excelente poeta interesada por el surrealismo, el ocultismo y el budismo, fue capaz de conseguir algo de la notoriedad pública que consiguieron sus compañeros masculinos.

La editorial fundamental

Nada hubiera sido lo mismo sin City Lights, la librería y editorial que se encargó de editar gran parte de las obras de los beats. Su responsable, Lawrence Ferlinghetti, fue un valiente editor que llegó a ser juzgado por publicar Aullido, una obra que muchos consideraron obscena. No obstante, resultó absuelto y el juicio se convirtió en un símbolo de la lucha de libertades civiles en Estados Unidos.

Más que literatura

Como deja bien claro la novela gráfica The Beats, esta generación no sólo estuvo presente en la literatura, sino en otras disciplinas artísticas. Varios de sus miembros se vincularon, de una manera u otra, con pintores como Jackson Pollock, padre del expresionismo abstracto, o representantes de la música rock de los 70, especialmente con grupos como The Fugs o cantautores del calibre de Bob Dylan.