La Guerra Civil, dibujada por los niños que la sufrieron

  • Todo el horror de la guerra, los bombardeos, ametrallamientos, evacuaciones, separaciones familiares, muertos y heridos, sirenas y noches en vela, quedó plasmado en una colección de dibujos hechos por niños durante la Guerra Civil española, ahora recogidos en un libro por la Universidad de Málaga.

Alfredo Valenzuela

Sevilla, 27 feb.- Todo el horror de la guerra, los bombardeos, ametrallamientos, evacuaciones, separaciones familiares, muertos y heridos, sirenas y noches en vela, quedó plasmado en una colección de dibujos hechos por niños durante la Guerra Civil española, ahora recogidos en un libro por la Universidad de Málaga.

En algunos casos aquellos dibujos fueron parte de la terapia aplicada a los niños contra el sufrimiento que acababan de padecer, según ha explicado a Efe el profesor de Psicología Evolutiva José Antonio Gallardo, autor de "El dibujo infantil de la evacuación durante la Guerra Civil española (1936-1939)", volumen que contiene 142 dibujos.

Los dibujos fueron realizados en colonias francesas, como Cerbere, Bayona, Perpiñán, Limoges, y en otras asentadas en la zona mediterránea, territorio aún republicano, como las de Valencia, Alicante, Castellón, Gerona, Teruel y Murcia, según Gallardo.

Todos estos dibujos están hechos por "hijos de republicanos cuando estuvieron alojados en colonias alejadas del frente para que se repusieran física y psíquicamente del impacto de la guerra".

Gallardo ha explicado que no ha encontrado dibujos similares hechos por niños de la zona franquista porque "la República era la que, debido a las continuas ofensivas franquistas, perdía terreno".

El volumen recoge igualmente 110 fotografías, muchas de ellas relacionadas con los dibujos infantiles, que demuestran la extraordinaria fidelidad de estos, por ejemplo en el caso de los modelos de los automóviles o autobuses en los que fueron evacuados, cuyas fotografías de modelos reales guardan un enorme parecido con los dibujos infantiles.

Estas similitudes con la realidad y el contenido histórico de los dibujos son abordados por Gallardo en el último capítulo, titulado "La Cuarta dimensión", en el que ha tratado de "identificar el hecho histórico que pretendió dibujar el niño y el lugar geográfico por donde se llevó a cabo su evacuación".

También son estudiados aspectos psicológicos, como que los niños "intentaran representar varias escenas encadenadas en una sola, a la manera de narraciones gráficas, como por ejemplo la evacuación de un tren simultánea a un bombardeo, ya que primero se produce el bombardeo y después se efectúan las evacuaciones; pero el niño narra dos escenas en una sola".

Gallardo ha asegurado que su trabajo pretende ser también un homenaje al matrimonio constituido por el pedagogo francés Alfred Brauner y la médica austríaca Françoise Brauner, brigadistas internacionales que "utilizaron el dibujo como herramienta para curar los desajustes emocionales infantiles originados por el trauma de la guerra".

El estudio cuenta con una introducción del profesor de la Universidad de Washington Anthony L. Geist, uno de los estudiosos más destacados de dibujos infantiles hechos en tiempos de guerra, según Gallardo, quien ha confesado que su investigación se debe al estudio "Deportación: el horror de los campos de concentración", publicado en 1969 con una serie de dibujos hechos por niños judíos.

Frente a aquella colección de dibujos de niños que fueron gaseados, pero que dejaron aquel testimonio poco antes de morir, Gallardo se preguntó si existían dibujos realizados por niños españoles hechos durante la Guerra Civil y se puso a indagar.

Una serie de 35 de estos dibujos se conservan en la Biblioteca Nacional de España, pero la mayor parte proceden de las universidades estadounidenses de Columbia (Nueva York), 46 de ellos, y de la de California (San Diego), otros 41.

La explicación, según Gallardo, está en que en 1937 José A. Weiberger viajó de Estados Unidos a Madrid y Valencia por encargo de la neoyorquina Spanish Child Welfare Association of America y de la organización cuáquera American Friends Service Committe con la intención de recopilar dibujos infantiles para su exposición y venta en los Estados Unidos, y logró reunir un millar de ellos.

La primera exposición, para recaudar fondos para la República española, se celebró en Nueva York en 1938 en una de las galerías más cotizadas de la Quinta Avenida y, según Gallardo, fue tal su éxito que enseguida se diseñaron otras similares.

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