Bilbao.- Una corrida de toros imposibles de la ganadería portuguesa de Palha echó al traste toda posibilidad de lucimiento de los toreros en el primer festejo con motivo del centenario del Club "Cocherito", hoy en Bilbao.
Se lidiaron toros de Palha, el primero reglamentariamente "afeitado" para rejones, desiguales de presentación, mansos y muy bajos de raza, complicados e incluso algunos con peligro. Corrida que dio muy poco juego. Los únicos que medio se movieron, tercero y quinto, aunque con pocas fuerzas el primero, y sin clase el segundo.
El rejoneador Manuel Lupi, silencio tras dos avisos.
Víctor Mendes, ovación.
Juan José Padilla, ovación.
Rafael Rubio "Rafaelillo", silencio.
Luis Bolívar, ovación.
Iván Fandiño, silencio.
Antes de romper el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Luis Díaz de Lezana, antiguo presidente de la Junta Administrativa de la plaza de Bilbao, recientemente fallecido.
También, y como acto homenaje, se dedicó un "aurresku" en honor del portugués Víctor Mendes, que hoy volvió a vestirse de luces por un día con motivo del centenario del Club "Cocherito de Bilbao".
La plaza tuvo más de media entrada.
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CASTA DE LA MALA
El rejoneador Manuel Lupi se estrelló con un deslucido "palha", con el que no se encontró a gusto en ningún momento, muy desigual en todas las suertes, y con el que se atascó en la suerte suprema dando tiempo a que sonaran dos avisos.
Mendes tuvo que enfrentarse a un toro, que apenas le permitió estar con él. Brusco de salida, esperó mucho en banderillas, tercio que compartió Mendes con Padilla; y en la muleta, parado, reservón, y embistiendo con arreones. El veterano torero portugués tiró de oficio para arrancar algún que otro muletazo, pero sin unidad. La ovación, premio al esfuerzo.
Padilla apechó con el toro que más se movió del envío, aunque tampoco fue gran cosa debido a sus pocas fuerzas y corto recorrido. Puso garra el jerezano para firmar un importante tercio de banderillas, y conseguir, a base de "tragar", alguna serie estimable con la muleta, mejor por el lado izquierdo. También fue ovacionado.
El toro que le correspondió a "Rafaelillo" fue lo que se dice un marrajo. Manso en extremo, y además con peligro, mirón y volviéndose en un palmo. El murciano llevó a cabo una faena a la antigua, sobre las piernas, que no llegó a coger vuelo.
Bolívar tuvo delante otro toro que se desplazó pero con poca clase, y con el que el colombiano anduvo por encima de las circunstancias, valiente y queriendo mucho, comprometido y por momentos hasta estético. Ligó los muletazos, aunque al trasteo le faltó limpieza, y sobre todo, mejor final en la suerte suprema.
El toro que cerró plaza, reservón, corto de viaje y muy soso, apenas tuvo dos muletazos seguidos. Fandiño apostó y ganó. Bien plantado, en el sitio y con arrojo llevó a cabo una faena de pases de uno en uno, que tuvo su importancia. Los mejores pasajes, al natural. Echó todo por la borda por culpa de su mala espada.
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