La inmediatez de los retratos de Frans Hals protagoniza muestra en Nueva York

  • La inmediatez y las pinceladas deslumbrantes del pintor flamenco Frans Hals (1582/83-1666) protagonizan desde hoy una exposición en el Museo Metropolitano de Nueva York, que cuenta con una de las colecciones más importantes del mundo de obras de este artista.

Nueva York, 26 jul.- La inmediatez y las pinceladas deslumbrantes del pintor flamenco Frans Hals (1582/83-1666) protagonizan desde hoy una exposición en el Museo Metropolitano de Nueva York, que cuenta con una de las colecciones más importantes del mundo de obras de este artista.

"La técnica de Hals es excepcional, sus pinceladas sueltas fueron muy admiradas por pintores impresionistas como Claude Monet, y en su propio país por Van Gogh", explicó a Efe el comisario de la exposición y responsable del área de pintura europea del museo, Walter Liedtke.

"Frans Hals en el Met" muestra un total de trece vivos retratos firmados por Hals, once de los cuales pertenecen a la colección del Metropolitan, solamente superada por la del museo de Haarlem (Holanda), la ciudad en que vivió más tiempo.

La muestra, que se podrá visitar hasta el 10 de octubre, se completa con una selección de obras de otros maestros flamencos, entre ellos Peter Paul Rubens (1577-1640) o Anton Van Dyck (1599-1641), para poner en contexto el "excepcional" trabajo de Hals en aquel momento.

Las obras de Hals fueron muy famosas en su tiempo pero dejaron de serlo en el siglo XVIII, "cuando los gustos estéticos cambiaron en favor de otros cuadros con detalles más marcados", explicó el comisario.

Sin embargo, desde 1860, los impresionistas volvieron a reivindicar el trabajo de Hals, y además de Monet (1840-1926) y Van Gogh (1853-1890), otros pintores como Gustave Courbet (1819-1877) o Édouard Manet (1832-1883) fueron seguidores del maestro flamenco y realizaron obras que evocan las de Hals.

El comisario destacó de entre los lienzos de la colección del museo "Juerguistas en el martes de carnaval", pintado alrededor de 1616 y que representa a dos personajes populares en estado de embriaguez que cortejan a una joven vestida de forma vulgar.

Además de constituir un logrado retrato, la pintura "tenía un gran carácter humorístico en la época", explicó el experto, ya que contiene símbolos que hacen referencia a las intenciones sexuales de sus personajes masculinos, como las cáscaras de huevo que luce uno de ellos alrededor del cuello, puntualizó.

El responsable del museo también destacó "Un hombre joven y una mujer en una taberna" (1623), un cuadro de carácter festivo que retrata a una pareja de jóvenes que se acaban de conocer en una cantina.

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