La literatura gastronómica busca su hueco aprovechando el auge de la cocina

  • Pilar Salas.

Pilar Salas.

Madrid, 4 jun.- Aunque no existe como género literario, la literatura gastronómica, aquella en la que la cocina, los restaurantes o los chefs centran el nudo argumental, busca hacerse un hueco aprovechando la efervescencia de la gastronomía en todo el mundo.

Novelas como "La cocinera de Himmler", "El amor es un bocado de nata", "El último banquete", "La cocinera", "Tardes de chocolate en el Ritz" o "El restaurante del amor recuperado" buscan seguir la estela de los éxitos literarios "Como agua para el chocolate", "El festín de Babette" y "Chocolat", consagrados para el gran público gracias, en parte, a sus adaptaciones cinematográficas.

"La literatura gastronómica reclama su hueco basándose en el auge de la cocina y, aunque todavía le queda recorrido, puedo lograrlo igual que la ya consolidada narrativa de viajes", apunta hoy a Efe Vidal Mateo, librero de la Casa del Libro, presente en la Feria del Libro de Madrid.

Uno de los más vendidos en este apartado es el derroche de sensualidad culinaria que supone "El festín de Babette" (Nórdica), de la danesa Isak Dinesen (1885-1962), en la sexta edición que conmemora el 25 aniversario de la afamada película con ilustraciones de la premiada Noemí Villamuza. La deliciosa "Como agua para el chocolate", de la mexicana Laura Esquivel, continúa como referencia.

Pero se suman novedades en esta Feria del Libro. "La cocinera de Himmler" (Alfagura), de Franz-Olivier Giesbert, que relata con humor la epopeya de una cocinera devota de los placeres carnales y la venganza que ha sobrevivido al genocidio armenio, los horrores del nazismo y los delirios del maoísmo.

También "El último banquete" (Alevosía), de Jonathan Grimwood, que tiene como protagonista a un cocinero que, durante la Ilustración, busca el sabor perfecto como lo hiciera Jean-Baptiste Grenouille en la impactante "El perfume", del alemán Patrick Süskind.

El casi lujurioso cacao protagoniza algunas de estas novedades en la Feria del Libro de Madrid, como "Deseo de chocolate" (Planeta), en la que Care Santos utiliza como eje de su novela una chocolatera de porcelana fina para hilar tres etapas históricas que comienzan en el siglo XVIII, cuando este ingrediente se populariza en Barcelona, continúan durante la burguesía y culminan en la actualidad.

Reyes Calderón hace de "Tardes de chocolate en el Ritz" (Planeta) un libro balsámico en el que la amistad de dos mujeres gira en torno a sus citas mensuales en el lujoso hotel y sus propuestas gastronómicas.

A la Toscana nos trasladan Elisabetta Flumeri y Cabriella Giacometti con "El amor es un bocado de nata" (Suma de Letras), con el que las autoras reivindican el movimiento culinario "sloww food", nacido en Italia, y sus platos como terapia del cuerpo y del alma frente al "fast food", en el trasfondo de una trama amorosa que transcurre con el telón del fondo de la actual precariedad laboral.

Y a Japón y su excelsa cocina "El restaurante del amor recuperado" (Alevosía), en el que Ito Ogawa convierte a Ringo en la salvadora de un pequeño pueblo nipón a través de sus creaciones culinarias.

Otra mujer se erige en protagonista en "La cocinera" (Ediciones B), novela en la que Coia Valls lleva a Constança Clavé de la Lima conquistada a la Barcelona del siglo XVIII con un recetario como único bien preciado para sobrevivir.

En clave más contemporánea y fuera de la ficción se plantea "La cocina de la Moncloa" (Espasa), otra de las novedades solicitadas en este encuentro de librerías y editoriales, en la que Julio González de Buitrago, jefe de cocina de presidentes del Gobierno durante más de 30 años, revela los gustos y caprichos de los mandatarios, desde Calvo Sotelo a Zapatero.

Comparte línea biográfica con "Días de champán" (Planeta), una novela con la que el periodista Rafael Naval retrata la convulsa historia del siglo XX a través de la historia de su familia, propietaria de una potente fábrica de tapones de corcho para champán y cava.

La novela con la gastronomía como epicentro también se dirige al público juvenil como en "Killer Pizza" (Hidra), de Greg Taular, la historia de un joven que, mientras sueña con convertirse en un famoso chef, trabaja en una pizzería que es una tapadera para cazar monstruos, cuyos derechos ya se han vendido para una película.

Pero estas publicaciones tienen un duro competidor: los tradicionales recetarios, bien de vanguardia, bien de cocina tradicional que en la Feria del Libro siguen superándolas en ventas y en presencia en las casetas.

"Suponen un 80 por ciento de las publicaciones con respecto a la literatura gastronómica", refieren a Efe desde el puesto de la librería especializada A Punto en un certamen en el que libros que promueven la elaboración propia de productos como "Pan casero", de Ibán Yarza, y "El mundo de la cerveza artesanal", ambos de Larousse, figuran entre los más demandados.

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