La Lonja de Zaragoza acoge el esplendor del modernismo en las artes plásticas

  • Zaragoza.- El Palacio renacentista de La Lonja de Zaragoza se convertirá desde mañana y hasta el 27 de junio en el escenario de uno de los periodos más fértiles de la cultura y del arte de la Barcelona de fin del siglo XIX, el Modernismo, un movimiento que quedó reflejado en todas las artes plásticas.

La Lonja de Zaragoza acoge el esplendor del modernismo en las artes plásticas
La Lonja de Zaragoza acoge el esplendor del modernismo en las artes plásticas

Zaragoza.- El Palacio renacentista de La Lonja de Zaragoza se convertirá desde mañana y hasta el 27 de junio en el escenario de uno de los periodos más fértiles de la cultura y del arte de la Barcelona de fin del siglo XIX, el Modernismo, un movimiento que quedó reflejado en todas las artes plásticas.

"La aventura modernista", impulsada por la Obra Social de Caixa Catalunya y el Ayuntamiento de Zaragoza, muestra de manera sintética el empuje que tuvo en aquel momento en la ciudad de Barcelona este tipo de arte, llegado de Europa a través del denominado Art Nouveau y fruto de la revolución industrial que había comenzado a mediados del siglo XVIII, ha explicado en rueda de prensa Alex Susanna, director de Cultura de la Obra Social de la entidad de ahorro.

En la exposición se presentan unas noventa obras desde pinturas, esculturas, dibujos, carteles y artes decorativas que tratan de ofrecer una visión de síntesis del modernismo como movimiento de transformación global de la cultura catalana, a partir del cual Barcelona comienza a recuperar el esplendor que había tenido en la Edad Media y la vuelve a situar en el mapa de las grandes ciudades culturales.

Lo que es hoy Barcelona, ha asegurado Susanna, "se lo debe a la capacidad visionaria" de aquellos artistas y al apoyo que recibieron de la burguesía catalana sin cuyo dinero aquellos "genios no hubieran podido dar lo que dieron de sí".

Personajes entre los que destacan figuras como Gaudí, Puig i Cadafalch, Domènech i Montaner, Casas, Rusiñol, Nonell, Mir, Homar, Busquets, Blay, Arnau y los hermanos Limona, entre otros.

Todos ellos representan una muestra de la diversidad de opciones y de la riqueza de matices del momento, desde el cosmopolitismo y la modernidad de signo impresionista, pasando por el simbolismo y la asimilación del expresionismo, para llegar a las artes decorativas, verdaderos protagonistas del movimiento modernista con su presencia en la vida cotidiana.

El modernismo fue un periodo corto que surgió a partir de la Exposición Universal de Barcelona de 1888 y que se prolongó hasta 1911 con la llegada del "noucentimse" acuñado por Eugenio Dórs y el retorno de arte al clasicismo, como ha explicado Marcè Doñate, comisaria de la exposición y responsable del Museo Nacional d'Art de Catalunya, de donde proceden las piezas.

Fue un movimiento que quedó reflejado en todas las disciplinas artísticas que empujó a la renovación de las técnicas tradicionales de construcción y decoración y que tuvo su principal reflejo en los nuevos edificios que la burguesía comenzó a raíz del crecimiento del Eixample.

Ejemplo de ello es el mobiliario del comedor del piso principal que Gaudí hizo para la casa Batlló, o del conjunto de puertas diseñadas por el arquitecto para este mismo edificio y que se pueden contemplar en la exposición, junto a una porción de pavimento realizado por Luis Domènech en 1900 o proyectos de mobiliario diseñados pro Gaspar Homar.

De los considerados pintores modernistas por excelencia, Santiago Rusiñol y Ramón Casas, se pueden contemplar retratos y autorretratos junto a otras obras de Isidre Nonell, Joaquim Mir, Marià Pidelaserra, Ricard Canals, Nicoalu Rurich, Francesc Gimeno o Joaquim Sunyer.

De escultura se pueden observar algunas piezas de Josep Limona como "La belleza" o "La rumana de Josep Clara", pero también "La bestia del hombre", "Ángel", y "La pareja" del joven Pablo Gargallo elegidas por la comisaria porque aunque no fue un artista modernista sí se formó en ese ambiente.

Finalmente, la exposición recoge una selección de arte publicitario de los trescientos carteles que guarda el museo y que resume el fenómeno del cartelismo, una de las aportaciones más singulares al proceso de renovación del lenguaje artístico, que encarnaba el verdadero espíritu de la época y se erigía en estandarte de la idea de la modernidad en su significado más amplio.

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