La mentira que Profumo contó en el Parlamento británico cumple 50 años

  • La declaración falsa del ministro de Guerra británico en 1963, John Profumo, que negó en el Parlamento haber mantenido una relación con la prostituta Christine Keeler -relacionada entonces con un espía soviético-, cumple hoy 50 años.

Londres, 22 mar.- La declaración falsa del ministro de Guerra británico en 1963, John Profumo, que negó en el Parlamento haber mantenido una relación con la prostituta Christine Keeler -relacionada entonces con un espía soviético-, cumple hoy 50 años.

Por la coyuntura histórica en la que ocurrió y las implicaciones del caso -ella estaba relacionada al mismo tiempo con Yevgeny "Eugene" Ivanov, exagregado naval en la embajada soviética en Londres-, el "caso Profumo" es considerado el mayor escándalo sexual de la Guerra Fría (1947-91).

Profumo, entonces de 48 años, compareció ante la cámara en la mañana del 22 de marzo para dar explicaciones después de que los periódicos publicasen que había mantenido un año atrás una breve relación sentimental con Keeler.

El ministro del Gobierno conservador de Harold MacMillan (1957-63) pronunció ante los diputados un discurso que pretendía desmentir los rumores pero que acabó por sentenciar su carrera política cuando se demostró la falsedad de su argumento.

Utilizando repetidamente la fórmula "mi mujer y yo" para dar a entender que Keeler era amiga común del matrimonio, Profumo aseguró que solo había visto a la joven en media docena de ocasiones "siempre en términos amistosos" y nunca a solas.

"No hubo ningún comportamiento impropio en mis encuentros con la señorita Keeler", afirmó rotundo el ministro de Guerra, que amenazó con denunciar por difamación a quienes sugirieran lo contrario "fuera del recinto" de la Cámara Baja.

Dentro del Parlamento, las posibles afirmaciones falsas están protegidas por la llamada inmunidad parlamentaria, que protege a los legisladores durante el periodo de su mandato.

Cuando meses después se demostró que estas afirmaciones eran falsas, la magnitud del escándalo, que estalló pocos meses después de la crisis de los misiles en Cuba, obligó a Profumo a dimitir, lo que además perjudicó seriamente la imagen del Ejecutivo.

El caso marcó la cultura popular de la época, y los hechos han inspirado canciones, películas y una obra de teatro.

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