La obra "Adela" pone en escena lo que no se ve en "La casa de Bernarda Alba"

  • Adela, aquella que Federico García Lorca perfiló como la más joven y rebelde de las hermanas de "La casa de Bernarda Alba", da nombre a la nueva obra teatral de Rosel Murillo Lechuga, que profundiza en todos los sucesos que la pieza original "no nos dejaba ver".

Madrid, 30 abr.- Adela, aquella que Federico García Lorca perfiló como la más joven y rebelde de las hermanas de "La casa de Bernarda Alba", da nombre a la nueva obra teatral de Rosel Murillo Lechuga, que profundiza en todos los sucesos que la pieza original "no nos dejaba ver".

Esta es la descripción que aporta Lucía Astigarraga, protagonista de "Adela", quien explica a Efe que esta producción, que se estrena en el Teatro Fernán Gómez de Madrid, se basa en lo que la joven "revive en su mente", y que se crea a partir de los múltiples hechos que "ocurren fuera de escena en 'La casa de Bernarda Alba', y de los que únicamente se habla".

Murillo, quien se encarga de la codirección junto a Antonio Domínguez, ha señalado hoy, en una rueda de prensa, que la obra, con su baile entre "lo que pasó y lo que podía haber pasado" supone un "acto valiente de reflexión" que cada persona puede hacer sobre su propia vida.

Al lado de Adela, el otro personaje de la representación es Pepe "el romano", el "personaje ausente por excelencia" de la dramaturgia española y la causa de las pasiones, enfrentamientos y celos entre las hijas de Bernarda.

Víctor Algra, el actor que le da vida, se ha visto inmerso en el "reto" de interpretar a un hombre que "siempre se dibuja a través de las palabras de otros", para dar su propia alma a un personaje que supone el contrapunto de Adela, el impulso sexual frente al amor desgarrado.

La sencilla escenografía -que gira alrededor de una mesa y dos sillas- está cargada, al igual que el conjunto de la obra, con el "simbolismo lorquiano": la soga que cuelga del techo recuerda la presencia inevitable de la tragedia, mientras que la tierra esparcida por el suelo y sobre la que se mueven los personajes, descalzos, evoca "la pasión y la fuerza".

Por este motivo, "es difícil desligarse y no sentir a Lorca como parte del equipo", afirma Domínguez, quien admira la maestría del autor para "expresar lo que está más adentro de las personas".

En "Adela" se mezcla "el relato narrativo con el discursivo", los diálogos con los monólogos y el texto con la ausencia de la palabra: "Manejamos los silencios para que el espectador piense en su propia experiencia", afirma el director, adelantando que en numerosas ocasiones se rompe la "cuarta pared" para interpelar directamente al público.

Astigarraga, quien se muestra pletórica por interpretar un personaje tan deseado para ella como podrían ser Antígona o Medea, opina que los seguidores del teatro lorquiano no saldrán decepcionados con la obra, sino todo lo contrario.

"El público conocedor de Lorca disfrutará y saboreará cada símbolo y cada gesto, porque hay muchísimas referencias a la original", asegura.

Sin embargo, "no hay que ir al teatro con la lección aprendida", ya que los desconocedores de "La casa de Bernarda Alba" podrán enfrentarse sin problemas a esta historia, que es, en definitiva, la de "una pareja y su relación amor-odio", resume la actriz.

Además, afirma su compañero de reparto, están presentes "temas muy profundos y que a todos nos tocan", dentro de los cuales destaca "el peso y la importancia de las decisiones que tomamos en la vida".

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