"La prima cosa bella", la sinrazón de la felicidad según Paolo Virzì

  • Si es difícil encontrar los motivos que hacen infeliz al hombre, lo mismo sucede con la felicidad o al menos así lo entiende el cineasta italiano Paolo Virzì, quien celebra en "La prima cosa bella""el gran desastre que es la vida" pero, en una entrevista con Efe, afirma que no es incompatible con la alegría.

Mateo Sancho Cardiel

Madrid, 12 jul.- Si es difícil encontrar los motivos que hacen infeliz al hombre, lo mismo sucede con la felicidad o al menos así lo entiende el cineasta italiano Paolo Virzì, quien celebra en "La prima cosa bella""el gran desastre que es la vida" pero, en una entrevista con Efe, afirma que no es incompatible con la alegría.

Tras filmes como "Caterina va a Roma" o "Tutta la vita davanti", en el que trataba de hacer una perspectiva más general de la sociedad italiana, Virzì se ha consagrado con este filme en el que condensa sus inquietudes en la intimidad de una mujer y su caótica vida familiar.

"Es un verdadero himno a una mujer llena de gracia, de ingenuidad, de inconsciencia, de dulzura, entusiasmo, de confianza. En el límite de la banalidad y de la estupidez, pero su placer por la vida parece contagiar a su entorno y cura la enfermedad interior de su hijo", resume el director en un encuentro hoy con Efe en Madrid.

Elegida por Italia para los Óscar de 2010 -se quedó en el último corte- y ganadora de tres premios importantes de David de Donatello -actor, para Valerio Mastandrea, actriz, para Micaela Ramazzotti, y guión-, "La prima cosa bella" llegará el día 22 de julio a las carteleras españolas como retrato de esa Italia burbujeante de los años setenta.

"La sociedad italiana de entonces era muy dinámica. Salía de una guerra que la había destruido, de una dictadura de treinta años. Salía de su propia miseria y vivía un entusiasmo por interactuar con el bien y el mal", asegura.

Y así, Anna, esa mujer que en el verano de 1971 fue elegida Miss en un chiringuito de Livorno y cuya ambiciones de triunfar chocan con los corsés de género del país transalpino, llega al fin de su vida como "una moribunda feliz" pese a sus fracasos, en contraste con unos hijos víctimas de la esclerosis social de la actualidad.

"Italia está ahora bloqueada. La juventud se enfrenta a una gerontocracia, a unos dinosaurios que copan todos los puestos laborales y que probablemente no conocerán lo que son los derechos. Aunque por desgracia ese es el mal de Europa entera", explica.

En ese desenfado tan del cine italiano, Virzì hace malabares con los convencionalismos: capta el núcleo familiar "sin ningún tipo de imagen idílica, sino como desencadenante de violencias" pero, en cambio, "atravesado por un deseo secreto de reconciliación".

Al fin y al cabo, "La prima cosa bella" habla de familiarizarse con lo diferente y saber llegar a lo esencial. "Es mi película más íntima, es sobre sentimientos primordiales, sobre los lazos fortísimos y muy misteriosos que nos unen" y "una celebración de la vida pese a sus errores".

Italia es, según el director, una gran contradicción en sí misma. "Es un oxímoron viviente. No somos, afortunadamente, como a veces nos representan los líderes políticos. Somos un país maravilloso y desgraciado, afortunado y desesperado", asegura.

Y como paradoja final, Virzì habla de su relación con Livorno, su ciudad natal, de la que huyó para abrirse horizontes culturales pero vuelve a ella en busca de historias de verdad.

"Livorno que me ha dado tanta inspiración como sufrimiento. Me fui de ahí con rabia, pero siempre he vuelto porque es una fuente de creatividad para mí. Hay allí una lucha por la superación, un panorama proletario e industrial del que extraigo miles de historias que contar".

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