La reina aplaude una lección magistral de Zubin Mehta con Il Trovatore

  • La reina Sofía ha aplaudido hoy la lección magistral impartida por Zubin Mehta con la versión de "Il trovatore", la ópera de Guiseppe Verdi con la que se ha inaugurado la quinta edición del Festival del Mediterranio en el Palacio de las Artes de Valencia.

Valencia, 26 may.- La reina Sofía ha aplaudido hoy la lección magistral impartida por Zubin Mehta con la versión de "Il trovatore", la ópera de Guiseppe Verdi con la que se ha inaugurado la quinta edición del Festival del Mediterranio en el Palacio de las Artes de Valencia.

Un éxito que se lo repartieron a partes iguales el director hindú con los cuatro protagonistas del reparto, y que solo se vio empañado por unos aislados abucheos que una parte reducida del público dedicó al responsable de la escenografía, Gerardo Vera

En el palco presidencial del Palacio de las Artes, doña Sofía estuvo acompañada por el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, entre un nutrido grupo de autoridades entre las que se encontraba la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá.

Basada en la obra homónima de Antonio García Gutiérrez, la acción de Il trovatore está ambientada en el siglo XV, durante la guerra entre los reinos de Aragón y Cataluña tras el Compromiso de Caspe, que supuso la elección de Fernando de Antequera como rey de Aragón frente al otro candidato, el catalán Jaume de Urgell, al morir sin descendencia Martín El Humano.

Amor, celos, venganza y muerte planean de principio a fin en esta ópera, integrante de la llamada "trilogía popular" de Verdi (junto a la Traviata y Rigoletto), basada en la obra homónima del español Antonio García Gutiérrez.

De una ópera de la que ha dejado grabaciones de referencia, Zubin Mehta realizó hoy en Valencia una versión vitalista y trepidante de Il trovatore que exprimió las diferentes sonoridades de una partitura rica en melodías, canciones y arias que han pasado a la historia de la ópera, y que la Orquesta de la Comunidad Valenciana plasmó con gran brillantez.

A pesar de sus amplios conocimientos de la obra de Verdi, Il trovatore ha sido la primera incursión de Zubin Mehta en la extensa obra de este compositor italiano, ya que hasta ahora el maestro hindú había dirigido en el Palacio de las Artes de Valencia obras de Beethoven (Fidelio), Richard Wagner (El ciclo completo del Anillo del Nibelungo), Puccini (Turandot y Tosca), Richard Strauss (Salomé), Bizet (Carmen) y Mozart (Don Giovanni).

Los cuatro protagonistas han salido triunfantes de esta exigente obra: el tenor tinerfeño Jorge de León (como el trovador Manrico), la soprano italiana María Agresta (Leonora), el barítono onubense Juan Jesús Rodríguez (el conde Luna) y la mezzosoprano rusa Ekaterina Semenchuk (la gitana Azucena).

Jorge de León, una voz ya habitual en el Palacio de las Artes en las últimas temporadas, volvió a demostrar su fuerza y excelente voz con una sobresaliente interpretación del aria del tercer acto "di quella pira", que le valió recibir las mayores ovaciones del público.

Cautivó también la voz de María Agresta, arrebatadora y llena de matices, que resolvió con gran solvencia tanto la complicada aria y cabaletta del primer acto (Tacea la notte plácida) como el aria de la torre del acto cuarto (D'amor sull'ali rose).

Sobresalientes estuvieron también tanto Ekaterina Semenchuk, soberbia en el pasaje de la quema del niño en la hoguera, como de Juan Jesús Rodríguez, que sustituyó a Sebastián Catana por indisposición, y que se metió al público en el bolsillo con bello y aterciopelado registro vocal.

Junto a ellos, el coro de la Generalitat volvió a deleitar con una formidable actuación en la que destacó la canción de los gitanos del segundo acto y el coro de soldados del acto tercero.

Con una escena polivalente (que servirá también para Medea, de Cherubini, otra de las óperas del festival), Gerardo Vera trasladó la acción a una época actual, con módulos que evocan el paisaje después de la guerra: sangre y desolación entre muros de hormigón y espacios industriales abandonados.

A pesar de los aislados abucheos, la escenografía, dura y agresiva, fue efectiva para trasladar ese ambiente de lucha desesperada de sentimientos, en la que finalmente la muerte se impone al amor.

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