La retrospectiva más "íntima" de Kandinsky llega a Madrid

  • Del primer neoimpresionismo, a las figuras orgánicas de su vejez, pasando por la experimentación abstracta con formas y colores, la obra siempre cambiante del ruso Vassily Kandinsky (1866-1944) llega a Madrid en una "retrospectiva íntima" procedente del Centro Pompidou de París.

Con un centenar de cuadros, dibujos y fotografías de los fondos del museo de arte contemporáneo francés, la exposición, desplegada en la sala CentroCentro del ayuntamiento madrileño desde este martes hasta el 28 de febrero, muestra la evolución de uno de los pintores más influyentes del siglo XX.

"Es muy poco común disponer de tal cantidad de piezas que permiten sumergirse en la obra de un artista tan grande", afirma Angela Lampe, miembro del Centro Pompidou y comisaria de la muestra.

Organizada cronológicamente y titulada "Retrospectiva", la exposición traza las etapas de la vida personal y artística del pintor: Múnich 1896-1914, regreso a Rusia 1914-1921, la escuela Bauhaus 1921-1933 y París 1933-1944.

"Podemos seguir su trayectoria y comprender que Kandisky busca siempre algo más, que no cesa realmente nunca en su trabajo por llegar hasta el fondo de sus ideas", agrega la comisaria de una retrospectiva que tras pasar por Milán, en Italia, Milwaukee y Nashville, en Estados Unidos, termina su recorrido en la capital española.

"Me gusta llamar a esta exposición retrospectiva íntima", afirma Lampe, explicando que todas las obras del fondo Kandinsky del Centro Pompidou llegaron directamente del artista o de su viuda.

"Eran obras que él estimaba especialmente, algunas de las cuales incluso había colgado en sus paredes", agrega.

Del puntillismo neoimpresionista de "Canción" (1906), Kandinsky salta rápidamente a la expresividad cromática de "Improvisación III" (1909), donde un San Jorge sobre un caballo verde busca ya la abstracción que alcanzará en 1911 con obras como "Impresión (y Parque)".

En pequeñas acuarelas sobre papel o lienzos de gran formato como "Amarillo-rojo-azul" (1925), emprende entonces la representación de formas flotando en un espacio infinito y una abstracción más geométrica, teórica y racional a través de la asociación de formas y colores con líneas negras muy precisas.

En su etapa parisina, los colores se suavizan, los tonos se vuelven alegres y aparecen pequeñas figuras de aspecto biológico u orgánico -insectos, peces, amebas- en cuadros como "Composición IX" (1936) o "Cielo Azul" (1940), fuertemente influenciado por el español Joan Miró.

Fotografías documentales que muestran la vida privada y social del artista, especialmente cuando era profesor de la mítica escuela de arte alemana Bauhaus, completan esta exposición tan personal.

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