La revista "Claraboya" vuelve a alumbrar la poesía española 50 años después

  • Luis Martínez.

Luis Martínez.

Astorga (León), 8 feb.- Casi medio siglo después de la publicación de su último número, la revista literaria "Claraboya" (1963-1968) ha vuelto a ver la luz esta tarde de la mano de un nutrido grupo de autores e ilustradores que han participado en la elaboración de un libro que recorre los cinco años de vida de una publicación que alumbró la poesía española en la mitad del siglo XX.

Ha sido en un escenario tan literario como la Casa Leopoldo Panero de Astorga (León), donde se han reunido muchos de ellos encabezados por Ángel Fierro, uno de los 'claraboyos', como les gustaba llamarse a los promotores de ese proyecto literario que echó a andar en León en 1963.

Junto a Fierro fundaron la revista Toño Llamas, Agustín Delgado y Luis Mateo Diez, que con apenas veinte años se conjugaron para renovar la poesía desde una pequeña capital de provincia y alumbraron una publicación considerada clave en el devenir poético de las ultimas décadas del siglo XX.

Aunque sólo logró sacar a la calle diecinueve números entre octubre de 1963 y febrero de 1968, fueron suficientes para llevar nuevos aires a la poesía española en medio del erial cultural del franquismo.

La libro "Claraboya y sus amigos. Una aventura poética renovadora", presentado esta tarde, es el inicio de un proyecto que pretende conseguir que permanezca la huella de la revista y el testimonio de quienes se vieron influidos por ella.

Esta obra se forjó a raíz del homenaje que en octubre del pasado año se le hizo a la cabecera y a quienes la pusieron en marcha hace medio siglo.

En apenas cinco años de vida, "Claraboya" se convirtió en una referencia cultural de primer orden y por sus páginas pasaron destacados nombres de las letras y de la ilustración española.

Manuel Vázquez Montalbán, Pere Gimferrer, Juan Luis Panero, José Miguel Ullán, José María Guelbenzu, José Batlló, Antonio Gamoneda, Joaquín Marco, Carlos Álvarez, José Elías, Claudio Rodríguez o Guillermo Carnero fueron algunos de los autores que publicaron sus primeros poemas en "Claraboya", con la que también colaboró activamente el premio Nobel Vicente Aleixandre.

Además, dedicó un número monográfico a poetas de la generación beat como Allen Ginsberg, Jack Kerouac, Gregory Corso, Lawrence Ferlinghetti, y fue la primera publicación en España que se ocupó de un movimiento que pocos años después tendría una gran influencia en todo el mundo.

Su importancia en el panorama literario español de la época radicó en que no dudó dar voz a las distintas y más novedosas poéticas tanto de dentro como de fuera de España.

Se convirtió así en un vehículo que apoyaba las nuevas concepciones sobre la lírica, muy contestadas desde la cultura oficial, con especial incidencia en los nuevos referentes creadores y renovadores que iban más allá de la dicotomía entre poesía social y poesía intimista de aquel momento.

El cierre de la misma vino en cierta medida provocado por una especie de censura sobre los contenidos publicados, que no gustaron al entonces ministro Manuel Fraga -especialmente un poema titulado "No amanece"-, quien recriminó al presidente de la Diputación de León, en cuyos talleres se editaba la revista, su patrocinio.

Sin embargo, esos cinco años sirvieron para crear lazos de amistad y colaboración entre muchos de los autores que participaron en la misma y dejaron un claro elemento de referencia en muchos de los escritores que vinieron luego.

Ahora, cincuenta años después de que esos cuatros jóvenes soñaran que era posible una poesía diferente, 53 autores y más de una docena de artistas plásticos y fotógrafos han querido dejar su impronta en el libro sobre la publicación para transmitir la importancia que la revista "Claraboya" tuvo en su momento y la huella que les fue dejando a medida que se fueron encontrando con ella a lo largo de sus vidas.

Mostrar comentarios