Por Guzmán Robador y Alberto Santacruz
Alicante, 11 abr.- Los ciudadanos de Alicante han demostrado hoy su devoción por la Santa Faz al acudir masivamente a la romería que cada año conduce este sentimiento de afecto y fe hasta el monasterio donde desde hace varios siglos se guarda esta reliquia.
Tal es este cariño, algunos por tradición cultural y otros por sensibilidad religiosa, que las primeras estimaciones municipales de participación apuntan a 270.000 personas, una cifra que bate todos los registros alcanzados hasta la fecha.
La romería hasta este monasterio de la Orden de las Hermanas Clarisas, que comenzaba a las ocho de la mañana, es posiblemente la cita cultural y religiosa más importante del calendario alicantino.
Se trata de una fecha -el segundo jueves después de la Semana Santa- marcada siempre en rojo, y quizás este año con mayor trazo después de que Benedicto XVI, semanas antes de que presentara su renuncia, concediera el "Año Jubilar" a esta romería en 2013.
La peregrinación, que comenzaba a las ocho de la mañana desde la concatedral de San Nicolás, ha contado con el beneplácito de una buena climatología en una jornada festiva seguida y respaldada por personas de todas las edades, clases sociales y sensibilidades.
Esta peregrinación de unos ocho kilómetros, distancia entre el casco urbano y el monasterio, es para muchos un sentimiento de fe, pero para todos un día para compartir, departir y, como dicen en esta ciudad, "salir al campo".
La Santa Faz que guardan y miman las monjas clarisas del monasterio alicantino es, según la tradición cristiana, uno de los pliegues del sudario con el que la Verónica secó el rostro de Cristo en su camino al monte Calvario.
Según las crónicas, fue en 1489 cuando se produjo el primer milagro conocido de este sudario.
Por aquel entonces, un sacerdote del municipio alicantino de Sant Joan d'Alacant, Pedro Mena, en un viaje a Roma, recibió un regalo de un cardenal, "una gasa de hilo o de finísimo algodón, en la que estaba empapado el rostro de Jesús", según narró el cronista alicantino Viravens en 1876.
A su regreso, el religioso encontró la tela desplegada sobre el resto de sus pertenencias guardadas en un arca cuando había sido colocada en el fondo; años después, una lágrima caída del rostro y una levitación en dos procesiones consolidaron este culto.
A esta peregrinación se suma cada año la que ya ha sido denominada como "comitiva cívica", integrada por representantes de partidos políticos de izquierda y colectivos para quienes esta festividad es una tradición, una cita con las raíces culturales de esta ciudad.
En su reivindicación de identidad, los alicantinos portan para esta romería los antiguos blusones negros de labrador y los pañuelos blanquiazules, acompañan su paso con cañas con romero y recuperan fuerzas con rollitos de anís y mistela.
"La Peregrina", como así se la conoce, ha llegado al monasterio poco antes de las diez de la mañana.
Presidida por el obispo de la diócesis de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui, encargado de oficiar la misa que posteriormente se ha celebrado en la plaza del caserío, a la romería han asistido el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, miembros del Consell y autoridades locales, entre ellas la alcaldesa, Sonia Castedo.
"Faz divina, misericordia" es la exclamación en forma de rezo que cada año se repite cuando la Santa Faz es retirada del camarín donde se guarda para ser expuesta en la plaza del caserío ante la atenta mirada, en muchas ocasiones acompañada de lágrimas de devoción, de miles de personas.
Las horas vespertinas de esta jornada festiva son para comer en familia y con amigos. Mañana, Alicante volverá a la normalidad y en miles de hogares habrá un detalle, un recuerdo o un sentimiento de haber participado en esta romería. EFE
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