La terna solo corta dos orejas a una brava corrida de Jandilla en Bilbao

  • Dos únicas orejas -las paseadas en sus primeros turnos por Iván Fandiño y Juan del Álamo- se le cortaron hoy en Bilbao (norte) a una brava corrida con el hierro de Jandilla, que ofreció a los toreros la posibilidad de un triunfo de mayor resonancia.

Paco Aguado

Bilbao (España), 22 ago.- Dos únicas orejas -las paseadas en sus primeros turnos por Iván Fandiño y Juan del Álamo- se le cortaron hoy en Bilbao (norte) a una brava corrida con el hierro de Jandilla, que ofreció a los toreros la posibilidad de un triunfo de mayor resonancia.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Jandilla, sin excesivo cuajo y remate pero con mucha seriedad en sus astifinas cabezas. Salvo el primero, que se defendió con genio, corrida brava en distinto grados y matices.

Juan José Padilla: tres pinchazos y estocada caída (ovación); y pinchazo, estocada atravesada y seis descabellos (silencio).

Iván Fandiño: estocada fulminante (oreja con petición de la segunda); y estocada atravesada que asoma y descabello (ovación).

Juan del Álamo, que sustituía a Morante de la Puebla: estocada baja trasera (oreja); y estocada trasera (ovación).

En cuadrillas, el picador Juan Bernal picó con maestría y medida al sexto.

La plaza se cubrió en las tres cuartas partes de su aforo.

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VALOR SIN SUTILEZA

La corrida que la ganadería de Jandilla echó hoy en Bilbao ha sido, hasta el momento, la más completa de todas las lidiadas en las Corridas Generales de 2013.

Sin excesivo cuajo, sino sueltos de carnes y muy serios y astifinos de pitones, los "jandillas" tuvieron un bravo y enrazado comportamiento, con matices que fueron desde la agresiva fiereza hasta la clase y la profundidad.

Salvo el primero de la tarde, que se defendió con genio ante la muleta de Padilla, y un cuarto que se rompió demasiado en el caballo y se aplomó pronto en la faena del espada jerezano, los otros cuatro toros hicieron una buena pelea en varas y llegaron al último tercio repitiendo sus embestidas con entrega, viveza y profundidad. Y el sexto, además, con clase.

No por eso puede considerarse que fueran fáciles para los toreros -la verdadera bravura nunca lo es- sino que les exigieron tanto valor y firmeza como acierto a la hora de someterlos.

Fandiño sorteó un lote muy exigente en ese sentido. Sobre todo el segundo de la tarde, que pedía mucho mando para atemperar tan fuertes arrancadas. El torero vasco, que cuenta con el apoyo de la afición bilbaína, le plantó cara con un sincero aplomo, siempre asentando y clavando las plantas sobre la arena con un gran aguante.

Esa faena tuvo auténtica emoción por la manera en que Fandiño, derrochando valor, vio como una y otra vez los astifinos pitones del toro pasaban en torno a su figura, aunque por momentos faltó sutileza en su muleta y una mejor colocación del torero para hacer más fluidas y largas las bravas embestidas del animal.

La vibración del conjunto de la pelea y una gran estocada, de la que el toro salió rodado, motivaron la petición de una segunda oreja para el de Orduña que el presidente de la plaza desatendió.

Con el quinto, también enrazado, Fandiño repitió ese firme planteamiento de faena, y esta vez colocándose todavía más encima del toro en los cites, lo que hizo que el animal se violentara y, finalmente, acabara parándose por falta de estímulos precisos.

También fue muy enrazado el tercero, primero del lote de Juan del Álamo. El de Jandilla repitió con claridad sus profundas embestidas, respondidas con firmeza por el joven salmantino pero no por una muleta imprecisa que pocas veces acertó a gobernar tanta bravura.

Aun así, este fue también un trasteo emotivo, por la transmisión del animal y la quietud del torero, que se premió con otro trofeo, el segundo de una tarde en la que los toros ofrecieron muchos más. Como sucedió con un sexto de largas y enclasadas embestidas que Del Álamo no llegó a lucir a lo largo de toda su voluntariosa faena.

Del Álamo entró en el cartel en sustitución de Morante de la Puebla, quien no pudo vestirse de luces por estar convaleciente de una grave cornada hace doce días, pero asistió al festejo desde la barrera.

Morante, que acudió caminando con bastón, no quiso perderse el festejo "aunque no pueda estar ahí abajo" y dijo, en declaraciones a Canal Plus Toros, que tras la última cornada está pasando momentos "muy difíciles", sobre todo en lo anímico, ya que siente la necesidad de torear "para hacer feliz a mucha gente".

Sin embargo, ha sido cauto sobre su posible reaparición en la goyesca de Ronda el 7 de septiembre, pues aunque quiere volver "cuanto antes", para ello hay que "encontrarse bien", así hay que "esperar a ver qué pasa en los próximos días".

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