La ultima gran feria del año, el Pilar, se cerró sin puertas grandes

  • La feria del Pilar de Zaragoza, el último gran abono de la temporada taurina española, se cerró con desiguales resultados en la taquilla y sin ninguna salida a hombros por la puerta grande.

Paco Aguado

Zaragoza, 14 oct.- La feria del Pilar de Zaragoza, el último gran abono de la temporada taurina española, se cerró con desiguales resultados en la taquilla y sin ninguna salida a hombros por la puerta grande.

Precedida de un confuso ambiente derivado de los procesos judiciales en que andan inmersas la Diputación Provincial, como propietaria del coso, y la empresa concesionaria, la feria comenzó sin apenas público en los tendidos y con dos festejos de muy pobre contenido.

Fue a partir de la corrida del miércoles 9 cuando la lidia de una buena y seria corrida de toros de Antonio Bañuelos -a la que sólo cortó una oreja Daniel Luque en su forzado mano a mano con David Mora- dio las primeras señales positivas del abono.

Por su parte, la presencia de Juan José Padilla, al que la afición zaragozana profesa un evidente cariño desde que sufriera allí hace dos años su gravísima cornada en el rostro, hizo que el día 10 comenzaran a registrarse los mejores aforos, coincidiendo también con los días más festivos de la semana.

En ese sentido, los llenos de las tardes del 11, 12 y 13 de octubre demostraron que la plaza de Zaragoza sigue siendo uno de los grandes centros de interés de las fiestas zaragozanas, a pesar del elevado precio de las entradas, que llegaban a los 120 euros.

En cuanto a los resultados artísticos, no hubo grandes éxitos en una feria en la que sólo se cortaron siete orejas, sin que ningún espada las obtuviera por partida doble de un mismo toro, requisito imprescindible para la apertura de la puerta grande, según el reglamento taurino aragonés.

Sí cortó dos una misma tarde el citado Padilla, aunque fueron una de cada toro de su lote de una manejable corrida de Juan Pedro Domecq cuya lidia dedicó a la memoria de su amiga María de Villota, piloto de automovilismo recientemente fallecida y que también perdió un ojo en un accidente profesional.

Además de Luque y Padilla, también obtuvieron trofeos El Juli, con una faena de mucho mando el día 11; el local Paulita, en la matinal del 13; el rejoneador Roberto Armendáriz y el novillero Fernando Rey.

Esa escasez de trofeos expresa también la alta exigencia de los distintos presidentes de las corridas, que no atendieron otras peticiones mayoritarias de primeras o incluso segundas orejas a lo largo del ciclo.

Entre las actuaciones más estimables de la feria, y que no fueron recompensadas con orejas, estuvieron las del diestro vasco Iván Fandiño, con un exigente toro de Parladé, premiado con la vuelta al ruedo y reconocido como el más bravo del abono, y con un manso peligroso de Núñez del Cuvillo condenado a banderillas negras.

Valiente y firme con ambos, Fandiño no les cortó ningún trofeo por culpa de sus fallos con la espada.

En cambio, fue el presidente quien le negó el trofeo a Finito de Córdoba tras cuajar, el día 11, a un noble toro de Zalduendo. El toreo a la verónica, la profundidad de los naturales y la clase y la calidad de todo cuanto hizo el cordobés esa tarde serán los momentos más recordados de esta feria de grises resultados.

En el lado negativo se registraron sendos percances: uno leve de Manuel Díaz "El Cordobés", el mismo día de la Virgen, y uno grave del vallisoletano Joselillo, al que un astado de Pereda atravesó un gemelo en la matinal de ayer domingo.

Una vez finalizada la feria y la temporada en Aragón, el futuro de la plaza de toros de Zaragoza sigue pendiente de unas resoluciones judiciales -entre ellas la que pretende el desahucio de la empresa Serolo- que aclaren la gestión y acaben con la incertidumbre de una afición que llevan tiempo manifestando su descontento con la situación.

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