Lamari: "Tuve que aprender a perdonarme por quedarme con Chambao"

  • Javier Herrero.

Javier Herrero.

Madrid, 23 sep.- María del Mar Rodríguez Carnero, alias Lamari, celebra estos días una década del primer disco de Chambao, un proyecto que, según cuenta, nació casi sin querer y cuyas riendas asumió en solitario a partir de 2005, después de superar un cáncer y los reparos por quedarse con algo que no sentía como suyo.

"Aprendí a perdonarme, porque tenía una extraña culpabilidad", ha confesado hoy a Efe, durante una entrevista en la presentación de "10 años around the world" (Sony Music), que se publica mañana y en el que remoza clásicos de la banda junto a DJ's y colegas como Estopa, Toumani Diabaté o Nneka.

Junto al "sencillo poderío" de esta cantante nigeriano-alemana, reinterpreta el primer sencillo, la célebre "Ahí estás tú", aunque no es la única colaboración que tuvo clara desde el principio.

La "señora" Lila Downs le ayuda a extender aún con más brío el mensaje de "Papeles mojados" y, con su ondulante voz y su acento mexicano, recuerda que la inmigración se convierte en drama en otros lugares más allá de la frontera con Marruecos.

Para Lamari, el "temazo" del álbum es el que cierra el primer disco que lo compone, "Respira", que dedicó a sus padres y cantó junto a Enrique Morente. De la grabación original conserva la voz del granadino y añade al conjunto el talento de su hija, Estrella Morente.

Se trata del corte más folclórico del que es probablemente su álbum menos flamenco, con los "colchones electrónicos" diseñados por Ale Acosta, miembro de Fuel Fandango y de Mojo Project, formación extinta con la que hace años grabó otro tema que abre el segundo disco del álbum.

En él, repasa doce grandes momentos de su carrera -"aunque hubo muchos más", apunta- cuando, ya en solitario, abrió el abanico de Chambao a las colaboraciones y se codeó con artistas como Ricky Martin ("Tu recuerdo"), Cesaria Évora ("Um pincelada"), Rosario ("Por tu ausencia") o Macaco ("Somos luz").

Habrá quien considere algunas de estas canciones como sus "pelotazos", dice, aunque para ella lo importante fue la historia completa de Chambao, que crearon los primos Daniel y Eduardo Casañ y encontró su boleto ganador cuando en 2001 se cruzaron en Málaga con el productor Henrik Takkenberg.

Fue él, recién llegado de Londres, quien insistió en "grabar algo" con aquellos chavales que iban con la guitarra a todas partes y quien añadió las bases electrónicas a sus melodías relajadas, configurando un estilo "con personalidad" que llamaron "flamenco chill".

Así se tituló en 2002 el álbum en el que colaboraron y el que les dio la oportunidad de grabar en 2003 "Endorfinas en la mente", ya con la producción de Bob Benozzo, aunque sin perder el sello inconfundible que les había impreso Takkenberg.

"Éramos cuatro catetos en Madrid intentando cerrar un contrato discográfico", recuerda con humor de aquellos primeros días la intérprete de "Pokito a poko".

En su progresivo ascenso se resintieron las amistades con el propio Takkenberg y entre los demás miembros de la banda, especialmente por uno de ellos, "con el que era insoportable trabajar", destaca Lamari sin mencionar su nombre.

Llegó también su tristemente célebre diagnóstico de cáncer, que le hizo abandonar momentáneamente su carrera hasta que, harta de sentirse enferma, hizo de la música su terapia. De la formación original solo quedaban ella y Edi Casañ, pero la relación tampoco era ya la mejor, y al final todo el peso de Chambao recayó en Lamari.

Ocho años lleva ya al frente de este grupo con nombre de espartano cobijo playero, que no cambiaría ni por un chalet de dos plantas. "A mí lo que me gusta es estar descalza y en el suelo", asegura.

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