Las gafas 3D y Kraftwerk ofrecen el concierto más extravagante del Sónar

  • La primera gran noche del Sónar ha empezado con una propuesta diferente a todas las demás, totalmente acorde con la esencia del festival: un espectáculo en tres dimensiones de Kraftwerk, que ha provocado caras de impresión a los asistentes, todos equipados con gafas de cartón blancas, ofreciendo así una cómica - y muy fotogénica - imagen.

Aitor Álvarez García

Barcelona, 14 jun.- La primera gran noche del Sónar ha empezado con una propuesta diferente a todas las demás, totalmente acorde con la esencia del festival: un espectáculo en tres dimensiones de Kraftwerk, que ha provocado caras de impresión a los asistentes, todos equipados con gafas de cartón blancas, ofreciendo así una cómica - y muy fotogénica - imagen.

Este proyecto musical de Düsseldorf (Alemania), que desde que nació en los años setenta no ha parado de ofrecer propuestas que se adelantan a lo contemporáneo -se le compara con The Beatles por su aportación a la historia de la música-, ha dado el salto ahora al 3D y, después de pasar por el Tate Modern de Londres o el Museo de Arte Moderno de Nueva York, ha aterrizado esta noche en Barcelona y ha maravillado al público del Sónar.

Ha sido el primer gran concierto del festival, después del espectáculo que Pet Shop Boys ofreció el jueves por la noche a algunos privilegiados. No ha defraudado. Los asistentes han empezado con la boca abierta y muchos han acabado riendo de satisfacción, como celebrando que ha valido la pena venir a Barcelona sólo para disfrutar de este rato, aunque otros, los menos devotos, se han mostrado un poco decepcionados. Había muchas expectativas puestas en Kraftwerk.

El escenario Sonarclub no ha ofrecido un lleno desde el inicio del concierto, a causa de las largas y, en ocasiones, un poco caóticas colas en los accesos del recinto, pero conforme la gente iba entrando, poco a poco, su desesperación se convertía en alegría, sobre todo cuando el personal del festival les ha hecho entrega de las gafas blancas de cartón, personalizadas con el logotipo del Sónar y el nombre del grupo.

Justo antes de entrar al escenario Sonarclub, cubierto y un poco caluroso, para muchos asistentes ha sido obligado parar un momento para hacerse una foto con las gafas puestas, como si tuvieran muchas ganas de dejar constancia, como si quisieran dejar claro que "yo estuve allí".

La primera explosión que ha ofrecido Kraftwerk en el recinto de noche del Sónar ha sido "Robots", junto con una 'intro' espectacular que ha querido ser toda una declaración de intenciones de lo que iba a significar el resto del espectáculo.

Esta carta de presentación ha permitido demostrar que tanto el público como el grupo se iban a vaciar a lo largo del concierto. Todo devoción de los asistentes y todo entrega de Kraftwerk. Eso es algo que nunca, nunca ha cesado.

Lo mejor y más esperado de los de Düsseldorf ha sido la nota audiovisual, ese buque insignia en la etapa más madura del grupo, que se ha combinado a la perfección junto con la parte musical. El público tenía muchas ganas de descubrir para qué iban a servir esas gafas del futuro.

Y lo ha descubierto: colores, palabras en mayúscula que han aportado algo más a las fantásticas letras, formas atractivas y, sobre todo, ese sonido, esa música que ha hecho enloquecer en muchísimos momentos a un público que ya venía bastante enloquecido de serie.

Aún así, conforme se iban escuchando otros temas como 'Numbers', 'Cumputerworld' o 'The manmachine', parte del público se ha ido quitando las gafas y ha querido disfrutar del concierto sin las tres dimensiones. Era como si tanta vanguardia les estuviera agobiando un poco.

Después ha llegado el momento de 'Autobahn' y 'Tour de France', dos temas muy largos y celebrados desde la pista, con subidas y bajadas de volumen y con un soporte audiovisual a la altura.

Y el espectáculo ha seguido intenso hasta el final, durante dos horas, tres dimensiones, muchas gafas blancas y mucha buena música. Parecía que Kraftwerk no se iría nunca cuando ha sonado la última canción, 'Musique non stop', de más de diez minutos, que ha acabado con una ovación del público y las prisas para ver a más artistas.

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