Lisboa, 12 sep.- Sin votos ni reglas y con el arte de la calle como única constitución, el festival "Todos" convierte hasta el domingo Lisboa en una Asamblea de la ONU con decenas de nacionalidades unidas por la música, el teatro y la gastronomía.
El certamen, que cumple este año su quinta edición, reúne en el en el centro de la capital exposiciones, espectáculos y experiencias culinarias llegados de varios continentes.
La celebración muestra tanto a artistas procedentes de Brasil, Angola, India, Italia y Cabo Verde, como las expresiones de los inmigrantes arraigados en los mismos barrios lisboetas.
"Lisboa tiene una historia de mestizaje y ahora cambia tan rápidamente que no conseguimos ver lo viva que está, y queremos mostrar esa mezcla por unos días", explicó hoy a Efe uno de los organizadores del festival, el italiano Giacomo Scalisi.
Este cambio continuo intenta atraparse en uno de los símbolos permanentes del festival, la Orquesta Todos, un proyecto musical con trece músicos inmigrantes de varios países, que este año grabó su primer disco y ha participado en festivales como Rock in Rio o el internacional Músicas del Mundo de Sines.
También el Parlamento portugués abre sus puertas para la representación de la obra "Kohlaas", basada en la novela alemana "Michael Kohlaas" sobre la justicia, la ley y el poder, dirigida por el italiano Marco Baliani.
A los pies del mismo edificio, el majestuoso Palacio de Sao Bento, se escuchará la fanfarria de ocho músicos de Jaipur Maharaja, una "big band" de la región Rajastao, en el oeste de India, y del mismo país la música de Bollywood convertirá en fiesta un aparcamiento.
También se aprovechará para abrir las puertas del jardín de la fadista Amália Rodrigues, donde se escucharán varios secretos de la laureada cantante portuguesa: su amor por la música brasileña o el loro que la desafiaba en sus ensayos.
Otras proyectos incluyen una exposición fotográfica que muestra el lado humano de un albergue donde cada noche duermen 55 personas sin techo, muchos de ellos inmigrantes.
La fiesta se completa con experiencias como instalaciones artísticas, una merienda multicultural o una ruta por las diferentes religiones y templos del barrio de la ciudad.
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