Las patatas fritas, ideas y dibujos en el curso de manga del profesor Niimura

  • Madrid.- El dibujante Ken Niimura propone a sus alumnos compartir ideas de guión, contar historias, comer patatas fritas y dibujar mucho manga en el curso intensivo que imparte estos días en la sede madrileña de Casa Asia, porque considera que con los cómics lo más importante es "disfrutar del proceso".

Las patatas fritas, ideas y dibujos en el curso de manga del profesor Niimura
Las patatas fritas, ideas y dibujos en el curso de manga del profesor Niimura

Madrid.- El dibujante Ken Niimura propone a sus alumnos compartir ideas de guión, contar historias, comer patatas fritas y dibujar mucho manga en el curso intensivo que imparte estos días en la sede madrileña de Casa Asia, porque considera que con los cómics lo más importante es "disfrutar del proceso".

"El cómic llega mucho más lejos cuando dejas de lado la seriedad y las ganas de hacer algo trascendental para crear algo que, de entrada, te divierte", explica a Efe Niimura, autor español de ascendencia japonesa, que tiene entre sus obras títulos como "Underground Love", "Clockworld" y "Soy una matagigantes".

El resultado de "Curso de manga: proceso creativo" serán cinco historias cortas de cuatro páginas, viñetas que tienen como excusa que los asistentes vivan paso a paso el proceso artístico de creación de un cómic y que, después de que las clases finalicen dentro de una semana, participarán en concursos.

"Me interesa que este tipo de talleres no sean algo cerrado en sí mismo, por eso siempre propongo presentar las creaciones a algún certamen, es un incentivo y una forma de poner a prueba sus capacidades", afirma Niimura.

Cinco alumnos, tres chicas y dos chicos de entre 14 y 28 años, asisten cada tarde a las explicaciones de Niimura.

Para Alberto, de 28 años, el cómic es una "pasión" que le llegó tarde, a los 24, cuando empezó a rememorar su infancia redescubriendo "Los caballeros del Zodiaco"; de las clases de Niimura le interesa "mejorar" con el dibujo aunque afirma asistir sólo por afición y para inventar un manga "por su cuenta".

Manuel, de 24 años, no descarta, sin embargo, una carrera como historietista, porque lleva dibujando manga "desde siempre" y ahora necesita aprender "la narrativa" que le falta a sus historias.

Después de siete años dando clase, Niimura considera que el perfil de los interesados en el manga "es muy amplio", como el baremo de edades, ya que ha tenido desde alumnos de 12 años a otros que sobrepasaban los 60.

"Los alumnos vienen interesados en mejorar el dibujo y eso es lo que menos veo en mis cursos, porque me parece lo menos necesario en un primer momento -resalta Niimura-. Lo más importante es la planificación y tener algo que contar, además intento ayudarles a que vean sus propios fallos, para que puedan seguir avanzando".

Es la historia el aspecto en el que reside la calidad de un cómic para Niimura, sobre todo el punto de vista que se tenga sobre esa historia; algo en lo que, en su opinión, "coinciden" el manga y el cómic europeo y estadounidense.

"Hay mangas que se salvan porque tienen un muy buen dibujo, pero no es lo normal", dice Niimura, que pone a "Maus" como ejemplo perfecto de cómic con "buen punto de vista" en el tratamiento del tema, en este caso el Holocausto, convirtiendo así un hecho histórico en algo más.

Otro de los aspectos que Niimura trata en el curso es la importancia de situar al manga en el contexto mundial, comparándolo con las obras producidas en Europa y Estados Unidos.

"No tiene mucho sentido explicar únicamente cómic japonés porque para avanzar en el manga hay que aportar lo mejor de los diferentes estilos -resalta-. En Japón ver una copia calcada de lo que hacen allí ni es enriquecedor ni tiene mucha lógica".

Y de mezcla de estilos sabe mucho este autor, de madre española y padre japonés, al que le molesta la etiqueta de "mestizo", pero que considera su estilo una mezcla de todo lo que le gusta, "que es todo" y que tiene entre sus principales influencias a Miguelanxo Prado, Will Eisner, Tezuka y Chris Ware.

"Cuando analizan mis cómics en Estados Unidos consideran que tienen una visión muy europea y japonesa, mientras que a los japoneses les parecen occidentales, siempre nos fijamos en la diferencia", explica.

Para Niimura lo único real es la "necesidad" que tiene de contar historias y de relacionarse con el mundo que lo rodea a través del dibujo.

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