Laterna Magika de Praga pone en escena un viaje al origen del cine

  • La luz, la danza y la música se alían en el nuevo espectáculo de la Laterna Magika de Praga, un homenaje a Edward J. Muggeridge (1830-1904), una figura clave en la evolución de la fotografía y pionero de la imagen en movimiento de la que nacería el cine.

Praga, 14 mar.- La luz, la danza y la música se alían en el nuevo espectáculo de la Laterna Magika de Praga, un homenaje a Edward J. Muggeridge (1830-1904), una figura clave en la evolución de la fotografía y pionero de la imagen en movimiento de la que nacería el cine.

La obra "Human Locomotion", que se acaba de estrenar en el escenario praguense, es un original espectáculo que aborda, de forma cronológica, los hitos de la vida contradictoria de un visionario que firmaba sus obras también como Helios, en honor al dios del Sol y la luz.

Muggeridge fue "un visionario, un hombre de progreso en su esfera, y no sólo como técnico, sino también como creador plástico. Influyó en muchos artistas y gente que luego hizo fotografía. Y ayudó a pensar cómo se percibe el mundo, el movimiento y la velocidad", dijo a Efe el dramaturgo, Jakub Kopecky, responsable de la obra.

El viaje por la vida de este "pragmático preciso", este "mediocientífico y medioartista", incluye capítulos de su accidentada vida amorosa, que le llevó incluso a cometer un homicidio para vengarse del amante de su mujer.

De la secuencia de escenas de "Human Locomotion" destaca la carrera de caballos, en la que las bailarinas portan una gran cabeza, se mimetizan con los animales e imitan con virtuosismo la tensión de los equinos antes de una carrera.

O el uso de una cámara oscura, en cuyo interior se han introducido la mujer de Muggeridge y su amante, escenificando una infidelidad cuya imagen se proyecta en un muro, mientras el engañado explica a otros el invento, tan absorto en su hallazgo que no repara en lo que pasa dentro.

"No queríamos hacer una proyección que congela, sino utilizar la cámara oscura, que tiene una proyección orgánica. Tiene vida. Crea un cuadro analógico, animal", explicó Kopecky.

Además de acelerar la fotografía, con la creación de un obturador más rápido, Muggeridge construyó un sistema cronofotográfico compuesto de 24 aparatos de fotos, para crear una secuencia animada.

Esto le sirvió también para cerrar la célebre disputa acerca de si un caballo deja en algún momento de tocar el suelo durante su galope, demostrando que hay instantes en que el animal está en el aire.

Su forma de captar el movimiento sigue entre nosotros y no ha perdido vigencia: "Se trata de esas secuencias de fotos en las agendas que, al barajarse, crean serias animadas", recuerda Kopecky.

Y luego están los "gifis" y "banners", basados en el mismo principio, y del que resultan imágenes animadas hoy tan utilizadas, por ejemplo, en forma de "smileys".

Pero las imágenes de Muggeridge, dejando al margen los avances técnicos, siguen reflejando, según Kopecky, "un cierto nivel de salvajismo del siglo XIX", con un San Francisco que aún tenía mucho de "salvaje Oeste" y del carácter que influyó en el desarrollo de los Estados Unidos en el siglo XIX.

Una época en la que Muggeridge jugó un papel precursor al convertir aquella región en la Meca del cine, aunque, debido al incendio que asoló San Francisco en 1906, esa industria acabó por establecerse en Los Ángeles.

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