Latinoamérica se estrena en Feria de Arte de Pekín con obra "buena y costosa"

  • La clave para aterrizar en el mercado del arte chino, o al menos en el de la capital de la potencia asiática, es mostrar una "obra buena y costosa", asegura el marchante uruguayo-canadiense Álvaro Cirillo, organizador del primer pabellón latinoamericano de la Feria de Arte de Pekín.

Pekín, 13 sep.- La clave para aterrizar en el mercado del arte chino, o al menos en el de la capital de la potencia asiática, es mostrar una "obra buena y costosa", asegura el marchante uruguayo-canadiense Álvaro Cirillo, organizador del primer pabellón latinoamericano de la Feria de Arte de Pekín.

"No interesa lo lindo, bonito y barato, sino obras costosas y valiosas", asegura a Efe Cirillo tras inaugurar el pabellón, que estará abierto al público pequinés hasta el próximo día 16.

Se trata de la primera vez que una muestra latinoamericana participa en la popular feria, que reúne a artistas de todo el mundo (sobre todo chinos, alrededor del 80 por ciento), por lo que tanto el organizador como los curadores y galeristas tuvieron que hacer un buen estudio de mercado previo.

Cirillo, a quien le avala casi una década llevando arte latinoamericano a China, sobre todo a Shanghái, donde fue pionero en este ámbito en 2005, enfatiza que "lo primero que mira el público chino es el precio".

"Acá no se puede traer una obra que no tenga su valor importante. Directamente, no les interesa", comenta a Efe.

La selección resultante conforma un grandioso pabellón integrado por galerías de arte contemporáneo con sede en Ecuador, Colombia, Venezuela, Cuba y Uruguay, pero que presentan obras de artistas procedentes de toda Latinoamérica.

En conjunto, considera Cirillo, resulta más sencillo insertarlas en el mercado artístico chino, dominado por la obra local: "Los esfuerzos individuales se perderían en este mar de 200 galerías".

Así, más figurativas, abstractas o conceptuales, el pabellón acoge pinturas, esculturas y fotografías de todos los tamaños y formas, pero bajo el mismo denominador común: buena calidad y alto coste.

"Puede pasar que se realicen ventas extraordinarias, pero no como producto de una acción específica, sino fruto de cualquier cosa", advierte.

En esa imprevisibilidad del público chino también radica la magia y el "atractivo de la feria", y es, dice el mercante, "lo que da una gran posibilidad de ventas importantes".

Dado el gusto ostentoso del comprador de arte chino, o al menos del "amateur", Cirillo y su equipo insisten a los artistas en que traigan esculturas. De hecho, una de ellas, un cuerpo femenino a escala real, es la que registra el coste más alto de toda la muestra, alrededor de 70.000 dólares.

"Sucede que viene un comprador chino, le interesa la obra, pero no la maqueta. Quiere la pieza entera de 3 metros de altura", comenta sonriente el mercante.

Pero ya venían preparados para eso. El haber hecho tantas ediciones en Shanghái, apunta, nos hizo saber "que era un desafío, algo distinto".

"Esperamos ir creciendo despacio, conocer a los organizadores, estar ahí y ver qué pasa", añade.

Eso fue lo que ha ocurrido con el paso de los años en Shanghái, donde las obras llegaron a exponerse en un edificio propio, una cosmopolita metrópolis en la que Cirillo admite que se ha notado la "sofisticación" a lo largo de la última década.

"Se puede percibir en que al principio era impensable traer fotografías", dice, mientras ahora éstas se acogen con gran éxito en las ferias shanghainesas.

En la capital financiera de China fue donde Cirillo mostró la primera exposición de Fernando Botero en 2009, mientras "tantean" el terreno con otros socios para llevar la obra a otros lugares de la potencia asiática.

Poco a poco, mercaderes como él seducen al inmenso público asiático de los atractivos de las obras de arte latinoamericano y de que la regla de oro, "precio igual a calidad", no sólo no siempre se cumple sino que es "peligrosa".

"Lo bueno es que podemos ofrecer muchas cosas y muy buenas: ahí es donde tenemos que apuntar. Si traemos algo de Latinoamérica, que sea bueno", dice.

Y añade: "Acá, la conclusión es que los acontecimientos suceden mucho más rápido que en otro lado".

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