Cuerda rueda una película muy gallega "para los que aún piensan en el otro"

  • José Luis Cuerda, que rueda estos días en Galicia "Todo es silencio", su largometraje número once, repite colaboración con el escritor Manuel Rivas, autor del guion, para dar vida a un pueblo rendido al narcotráfico y a una historia de personas que "aún tienen en consideración al otro".

Alicia G.Arribas

Carnota (A Coruña), 15 sep.- José Luis Cuerda, que rueda estos días en Galicia "Todo es silencio", su largometraje número once, repite colaboración con el escritor Manuel Rivas, autor del guion, para dar vida a un pueblo rendido al narcotráfico y a una historia de personas que "aún tienen en consideración al otro".

En una jornada del rodaje en la localidad coruñesa de Carnota, a la que asistió EFE, el director de "Amanece que no es poco" explicó que la película habla de amor -"amor sí, pero durito", puntualiza el cineasta-, con la supervivencia de todo un pueblo como trasfondo y su sumisión, deliberada o no, al narcotráfico.

"Es una historia de amor en una zona rural donde las cosas son crudas, son fastidiosas", señala Cuerda, y también una película de personajes muy complejos.

"Nunca -añade el responsable de "Los girasoles ciegos", "La lengua de las mariposas" o "El bosque animado"- me he encontrado con personajes tan poliédricos, que tengan más facetas y donde esté menos claro que las cosas se haga por una razón: todos tienen entre cinco y siete razones para decir, callar o hacer".

De hecho, el albaceteño Cuenca, que luce una imagen inusual, con la barba rasurada por "una promesa a la virgen", bromea, ha hecho una película muy gallega.

Se autodenomina "gallego adjunto" para explicar su debilidad por esta tierra en la que ha invertido parte de su vida y "el dinero que no tengo", dice, por culpa de Alejandro Amenábar -al que ha producido parte de sus películas, desde la primera, "Tesis"-, que le empujó a fundar una bodega.

La historia de "Todo es silencio", que Manuel Rivas realizó por encargo del productor y terminó convirtiendo en una novela, habla del narcotráfico y de las redes de contrabando que actúan en la costa atlántica española y que acaban por controlar la vida de los pueblos en los que recalan.

Pero también es una historia de amor a tres, dos amigos de la infancia, Brinco (Miguel Ángel Silvestre, "Sin tetas no hay paraíso") y Fins (Quim Gutiérrez, "Primos"), y una mujer, Leda (Celia Freijeiro, "Pelotas").

Juntos se han dedicado desde pequeños a explorar la costa en busca de lo que el mar arroje, sin saber que su destino estará ligado al omnipresente y corrupto "capo" Mariscal (Juan Diego), dueño de casi todo en su pequeño pueblo. Pero Cuerda no ha contado la historia de ningún personaje real, advierte.

"Es un pueblo de supervivientes, pero también en el sentido emocional, y no condenamos al narco, sino que, como estamos donde estamos, nos dedicamos a lo que nos podemos dedicar", explica la gallega Freijeiro, que describe a Leda como "muy práctica, muy salvaje y sin grandes cuestiones morales".

Ambientada a finales de los ochenta, esta película prefiere, como dice su título, "los silencios que llevan implícitas determinadas palabras o frases", y por eso son imprescindibles las miradas.

"He contado con unos actores privilegiados para esto", afirma Cuerda.

Uno de ellos, al que los otros llaman "maestro", afirma que los guiones de Rivas son tan rítmicos, tan musicales y tan gallegos que no hace falta ni fingir el acento.

Es Mariscal, interpretado por Juan Diego, impoluto (y hortera), de traje pantalón de lino blanco, pañuelo al cuello y zapatos a juego, un "indiano" al que "no le hace falta gritar. Pero cuando grita...", explica el actor, redondo en el papel de capo.

El que sí se ha imbuido de gallego y de "chuleta" es Miguel Ángel Silvestre quien, a pesar de convalecer de una pequeña operación, seguía repitiendo tomas sin pestañear.

"Brinco es el mejor lanchero, nadie conoce la ría mejor que él; viene de una familia desestructurada y es un inestable", explica el actor que dio vida a "El Duque", a quien fascina dar vida a este chico "tan lleno de grietas".

Y Quim Gutiérrez es "el bueno", aunque relativamente.

"Es el menos gallego de todos, porque ha pasado veinte años fuera. Es un Ulises que vuelve a Ítaca, pero nadie le reconoce", explica el actor catalán, que resume la película como una historia con "muchas preguntas y pocas respuestas"

Producida por Tornasol films con la participación de TVE, Canal+ y TvGa, gustará, según su director, "a los que todavía les sigue interesando algo el ser humano".

Mostrar comentarios