Venezuela debe 'sacar del olvido' a sus escritoras, dice ensayista

  • Caracas, 21 mar (EFE).- Las escritoras venezolanas del siglo XX, no reeditadas y ausentes en los libros de texto, deben ser 'sacadas del olvido', según la profesora venezolana Mariana Libertad Suárez, ganadora del último premio internacional de ensayo Mariano Picón Salas.

Caracas, 21 mar (EFE).- Las escritoras venezolanas del siglo XX, no reeditadas y ausentes en los libros de texto, deben ser "sacadas del olvido", según la profesora venezolana Mariana Libertad Suárez, ganadora del último premio internacional de ensayo Mariano Picón Salas.

En su obra "Sin cadenas ni misterios: Representaciones y autorepresentaciones de la intelectual venezolana", Suárez retrata a la activa generación de escritoras venezolanas que lograron entre 1936 y 1948 importantes avances en el reconocimiento político de su género.

Sin embargo, fueron relegadas del espacio público por la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez (1952-1958) y quedaron olvidadas.

"A partir de esa fecha comienza otra vez todo el aparato del Estado a tratar de diluir la participación femenina en la vida cultural del país y desde entonces no se reeditan las obras, no se incluyen en los manuales de estudios y no se leen en la escuela ni en la universidad", explicó la escritora en una entrevista a Efe.

Aunque "en muy buena parte de los manuales de literatura venezolana se hace ver que solo hubo dos escritoras" (Teresa de la Parra y Antonia Palacios), autoras como Lucila Palacios, Dinora Ramos o Blanca Rosa Gómez tuvieron gran importancia esos años, dijo.

Para esta profesora de la caraqueña Universidad Simón Bolívar, la reescritura de la historia de la literatura venezolana incluyendo este movimiento "permitiría otra valoración del sujeto femenino en la sociedad, lo que trae consecuencias en la interacción diaria que abarcan desde la violencia al trato cotidiano".

Por eso, consideró que esta debería ser una línea de actuación del recientemente creado Ministerio de la Mujer, además de detener las urgencias del alarmante embarazo adolescente y el maltrato familiar que, a su juicio, son los "residuos más claros de este pensamiento patriarcal benevolente".

Asimismo, explicó que el mito y la industria de la belleza venezolana proviene precisamente de que, ante la imposibilidad de sacar a las mujeres del espacio público se decidió "hacer que lo adornaran", comentó la también ganadora del premio Temas de Ensayo, que se entrega en Cuba.

Este grupo de mujeres se dio cuenta, cuando los hombres comenzaron a reivindicar sus derechos políticos al finalizar en 1936 la dictadura de Juan Vicente Gómez, que ellas están siendo excluidas, por lo que comienzan a pelear por su participación.

Por eso, si en los libros de texto "no se cuenta que, al otorgar el derecho al voto a las mujeres, éstas tenían más de diez años enviando cartas, manifestando su opinión o solicitando sus derechos, no se entiende la historia del país", reivindicó.

Este grupo creó unas conferencias y congresos sobre mujeres, una biblioteca nacional femenina, un sello editorial, un concurso anual de ensayos y cuentos e incluso una pagina en el diario "Ahora" en la que defendían los derechos políticos de las mujeres.

A través de estos canales, estas escritoras "construyen un sujeto plural" hablando de las mujeres "como un colectivo social que tiene unas denuncias particulares", antes de que la dictadura de Pérez Jiménez la "reinsertara en el hogar" como medida necesaria "para regresar al ideal de familia conservadora".

"Hubo un proceso de recepción inmediata muy favorable", reveló Suárez, quien sin embargo advirtió que muchas veces estas autoras tuvieron que firmar con pseudónimo, ya que las escritoras eran consideradas "machorros y feas" y que la crítica se dirigía hacia ellas "con menos respeto por su trabajo que con el de los hombres".

Sin embargo, "sí había un reconocimiento y los intelectuales de la época las colocaron a la par que reconocidos escritores, si bien el registro histórico las borró", añadió.

En este sentido, mencionó a la escritora Gloria Stolk, ganadora del premio Arístides Rojas, el mismo que se adjudicó a Miguel Otero Silva por "Casas Muertas" y que es "lectura obligatoria en el colegio mientras nadie sabe quién es Gloria Stolk".

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