Loquillo: Amo el paso del tiempo y que se me noten las arrugas

  • Lara Olmo.

Lara Olmo.

Madrid, 18 dic.- Pertenece a la primera generación española de compositores de rock que después de treinta años sigue en activo. Una trayectoria, la de José María Sanz "Loquillo", que ahora recorre un libro biográfico, y que está por encima de géneros y del devenir de los años. "Amo el paso del tiempo", afirma.

"Loquillo. Rock & Roll Star" es la biografía que recoge la historia del ecléctico artista. Un recorrido que parte de su niñez y transita por treinta años de trayectoria, a través de fotografías, del "Loco" y ajenas, y del testimonio de aquellos que de un modo u otro han sido testigos de ese camino y su evolución. Los "creadores del monstruo", como él mismo explica a Efe durante una entrevista.

El resultado es un tomo de cuidada presentación que sale hoy a la venta y que, como él apunta, es también "el reflejo de una España concreta y sus personajes".

Una etapa que retrata pero que no echa de menos. "Ahora puedo permitirme el lujo de decir y hacer lo que me da la gana; de joven también lo hacía pero tenía que dar explicaciones. Y dentro de una década estaré mejor, amo el paso del tiempo, me gusta que se me note, y las arrugas".

Una afirmación que pueden permitirse artistas que creen "firmemente en una forma de hacer las cosas", que tienen plena libertad, un bien preciado que se consigue si sabes decir "no" -"Mi vida está llena de 'noes'", apunta- y que han llegado lejos.

Logros conseguidos a base de trabajo. "No lo he tenido fácil, pero lo prefiero porque no le debo nada a nadie", asegura.

No como otros que, según él, en las últimas tres décadas han recibido suculentas ayudas del Estado por sus ideas políticas. "Estoy totalmente en contra de las subvenciones, han sido sectarias y arbitrarias. Ya me hubiera gustado a mi recibir la ayuda que le dieron a Serrat, pero yo soy un artista incómodo", apunta.

Su independencia va más allá del factor económico, se extiende a géneros musicales y a las espectativas de su público. "No he tocado techo ni de coña. Tengo demasiados proyectos en la cabeza como para esperar a que el rock me salve la vida. Tienes que trazar tu camino y trazar tus límites, el rock no puede hacerlo", afirma.

Proyectos entre los que figuran esas "paradas", como él las llama, en las que cumple con la "obligación" de cantar a la poesía contemporánea. Una faceta que empezó en los años 90 y que no gustó demasiado a buena parte de sus seguidores. "Si sorprendes a los demás -dice- es bueno, quiere decir que has dado en el clavo. Son discos que han conseguido mucho más que los de rock".

Aunque ahora acaba de publicar "La nave de los locos", puro rock and roll, junto a su amigo Sabino Méndez. Un trabajo que recuerda a su música de los primeros años de los 80, pero "con una temática y una perspectiva adultas".

"Si tuviera veinte años serían letras más contundentes, con más mala leche, pero la edad te hace ser cínico", concluye.

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