Los Ángeles muestra los diseños de la ciudad que pudo ser

  • Una inmensa cúpula de cristal para su aeropuerto internacional, un club deportivo imaginado como el patio de recreo de Lloyd Wright o una autopista paralela a la costa de Santa Mónica son algunos de los proyectos arquitectónicos que soñó Los Ángeles y que nunca se hicieron realidad.

Antonio Martín Guirado

Los Ángeles, 10 sep.- Una inmensa cúpula de cristal para su aeropuerto internacional, un club deportivo imaginado como el patio de recreo de Lloyd Wright o una autopista paralela a la costa de Santa Mónica son algunos de los proyectos arquitectónicos que soñó Los Ángeles y que nunca se hicieron realidad.

Así lo demuestra la exhibición "Never Built", que acoge el Museo de Arquitectura y Diseño de la ciudad hasta el 13 de octubre.

"El entorno modernista de Los Ángeles siempre se ha considerado uno de los mejores del mundo. Esta exhibición nos recuerda que podría haber sido incluso mejor en el caso de que estos tesoros potenciales se hubieran construido", sostiene Thomas Hines, historiador urbano de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).

Organizada por Sam Lubell y Greg Goldin, la muestra explora las posibilidades -utópicas en algunos casos- de una ciudad en condicional y enseña el aspecto de la urbe si una serie de hiperbólicos diseños urbanísticos hubieran llegado a buen puerto.

"Comparado con su legado de arquitectura residencial sin igual, Los Ángeles carece de grandes gestos en una escala urbana", afirman Lubell y Goldin. "La historia de la ciudad está llena de maravillas cívicas sin construir que hubieran remodelado la realidad física y la percepción colectiva de la metrópolis más intrigante de la nación", añaden.

Son diseños visionarios que no llegaron a cuajar en una ciudad cuyas instituciones siempre se han mostrado "reacias" a la innovación, según los organizadores.

La imagen de portada de la exhibición es la cúpula de cristal para el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles (LAX) proyectada por Pereira & Luckman en 1952 con intención de que el pasajero contemplara el cielo antes de despegar.

Ese era el aspecto más llamativo de una terminal con un enorme vestíbulo, palmeras elevadas en su interior y un restaurante circular flotante, del que se tomó la inspiración para la construcción de uno de los edificios actuales del aeropuerto, que pasa por ser una de las estructuras icónicas de la ciudad.

Tampoco convenció la idea de construir terminales bajo tierra con ascensores hidráulicos o aeropuertos de menor tamaño en pequeñas islas hechas artificialmente para aliviar la congestión del tráfico aéreo.

Esas islas también servirían para reducir la amalgama de vehículos en la carretera del Pacífico. La propuesta de 1965 de Moffat and Nichol era construir una vía alternativa que conectase Santa Mónica y Topanga Canyon a través del océano, un proyecto de 600 millones de dólares llamado "Sunset Seaway" para unos 10 kilómetros de recorrido.

Sin embargo, la falta de presupuesto y el rechazo de la población forzaron al gobernador Edmund Brown a vetar el proyecto.

Tampoco contaron con un final feliz varias sugerencias de Frank Lloyd Wright.

El futurista "Huntington Hartford Sports Club", que se levantaría sobre las montañas de Runyon Canyon, hubiera consistido en un núcleo de mampostería de siete pisos sobre el que se erigirían tres "platillos volantes" de hormigón y cristal, cuyo interior albergarían un comedor, una sala de estar, una pista de baile, un cine, una piscina y una pista de tenis.

El aspecto "playboy" del proyecto finalmente horrorizó a los vecinos, que no dieron su consentimiento.

Asimismo, Lloyd Wright fue invitado en 1925 por el periódico Los Angeles Times para "volver a concebir" el centro de la ciudad, y de ahí surgió la idea de construir de una especie de acrópolis con un mastodóntico centro cívico que incluía un paseo peatonal repleto de terrazas flanqueado por dos edificios gemelos, autovías subterráneas y vías para trenes.

Ni siquiera vio la luz el "Doheny Ranch", que hubiera reemplazado las monótonas viviendas de la zona con terrazas y barrancos de vistas privilegiadas, ni la catedral católica de 50 pisos que concebió en 1931.

Pero hay más. El plan de Olmsted and Bartholomew de 1930 para renovar la región hubiera quintuplicado las zonas verdes de la ciudad; Rem Koolhaas apuntó en 2001 a la unificación de los museos de Wilshire bajo una gigante capa de plástico y Jean Nouvel planificó en 2008 un condominio adornado por completo por plantas en cascada.

También la imponente "Torre de la Civilización" de Donald Warren -se hubiera convertido en la más alta del mundo en 1943- en el "downtown", que hubiera sido la base para un idílico sistema de transporte público (con un intercambiador para todo tipo de vehículos) que no deja de resultar raquítico hoy día.

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