Los araguz y el teatro de sombras egipcio cumplen diez años de su reinvención

  • El Cairo.- La fusión del teatro de sombras, los cuentacuentos y los "araguz" (marionetas) es el medio elegido para reivindicar una faceta olvidada de la cultura tradicional egipcia por el pionero grupo Wamda, que celebra su décimo aniversario.

La cultura tradicional egipcia, a través del teatro de sombras y marionetas
La cultura tradicional egipcia, a través del teatro de sombras y marionetas

El Cairo.- La fusión del teatro de sombras, los cuentacuentos y los "araguz" (marionetas) es el medio elegido para reivindicar una faceta olvidada de la cultura tradicional egipcia por el pionero grupo Wamda, que celebra su décimo aniversario.

"La idea es volver a las raíces de nuestro patrimonio artístico y recuperar y difundir el teatro tradicional egipcio frente a la influencia de la cultura occidental", explicó en una entrevista con Efe el director y fundador del grupo Wamda, Nabil Bahgat.

En el pasado, estas tres formas tradicionales de expresión artística se desarrollaban por separado, pero Bahgat decidió fusionar estas manifestaciones y representar obras clásicas y contemporáneas con el fin de conectar con el público actual.

La cita con Wamda tiene lugar cada viernes en un patio del palacio otomano "Beit al Suheimi", en el centro de El Cairo islámico, donde los "araguz" deleitan a los espectadores.

Sus piezas teatrales buscan orientar su interés hacia la cultura tradicional y, en ocasiones, llamar su atención sobre temas de actualidad.

En su última actuación destacaron la hermandad que une a los egipcios con otros pueblos africanos con una obra titulada "Cocodrilo", en la que un héroe salva de las fauces de este animal a un sudanés y a un magrebí, todos representados en el teatro de sombras por marionetas elaboradas en cuero de burro y coloreadas.

Fue en el año 2000 cuando Bahgat, profesor de teatro árabe en la Universidad de Helwan, empezó a investigar "con mucha energía y pocos medios" en estas manifestaciones artísticas que habían caído en el olvido en Egipto por el impacto de las modas occidentales.

"Me di cuenta de que necesitábamos liberarnos de las tendencias impuestas por Estados Unidos", aseguró Bahgat, que achaca la pérdida del patrimonio artístico tanto a la influencia extranjera como al régimen dictatorial de Egipto, interesado, a su juicio, en tener un pueblo sin educación.

En su búsqueda, recorrió con tesón las calles de la capital egipcia y de otras ciudades del país, y acudió a numerosos "muled", como se denomina a las fiestas para conmemorar el nacimiento de los santos patrones del islam.

Su constancia dio sus frutos, y Baghat consiguió localizar a los últimos titiritero del país. En total encontró a ocho artistas, entre ellos Hasan Janufa, considerado el último representante del teatro de sombras de Egipto.

Después de tres años de investigación y ensayos, el grupo, que consta en la actualidad de siete miembros, debutó en el 2003 con una obra titulada sencillamente "Araguz".

El público que acude a las representaciones, mayoritariamente infantil, enloquece con las marionetas y se ríe con el cuentacuentos pero, sin duda, lo que más le sorprende es el teatro de sombras, un arte que se remonta al menos al siglo X, antes de la llegada de los califas fatimíes a Egipto (969-1171) y nació como un medio de protesta política y social.

"Nadie creía en este arte hace diez años", dice Bahgat, quien asegura que en este tiempo ha visto "un gran cambio" y que cada vez acude más público a las actuaciones y hay gente interesada en esta disciplina que decide apuntarse a talleres organizados por Wamda.

Su trabajo de fusión les ha llevado a Turquía, Grecia, Francia, España y Estados Unidos, en una carrera meteórica de la que Bahgat es el primer sorprendido. "Nunca pensé que tendríamos tanto éxito", confiesa.

Este año volverán a España, un país con el que les une una estrecha relación pues el grupo prepara una obra sobre Don Quijote, en la que no se echará de menos ni a los molinos ni al fiel escudero Sancho Panza.

Sea en forma de caballero andante español o de héroe árabe, los "araguz" seguirán tratando de despertar el interés de los egipcios por sus tradiciones gritando a los cuatro vientos el lema de Wamda: "Tenemos nuestra propia cultura para expresarnos y proyectar una imagen auténtica de Egipto".

Marina Villén

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