Los músicos intentan poner paz en Malí

  • Se hacen llamar Sofas de la République en honor a unos antiguos guerreros del que fuera imperio meliense. Tras ese nombre se esconden hoy los raperos Tata Pound y otros personajes de la escena de Bamako, que tomaron la decisión de reagruparse al dia siguiente del golpe de estado del 22 de marzo.

Elena Cabrera

Hace un mes que el presidente de Malí, Amadou Toumani Touré, fue derrocado por un golpe militar que ha radicalizado los afectos de los habitantes de este país del oeste africano. Cuando ATT, como le llaman sus paisanos, recibió la visita del capitán Amadou Sanogo encabezando a los golpistas, no opuso resistencia. ATT estaba, quizás, tan desmoralizado como su pueblo, que había dejado de perdonarle que no supiera controlar el polvorín en el que se había convertido el norte del país. Por eso, el 22 de marzo se dejó llevar. Los rebeldes asaltaron el palacio presidencial, situado en la cima de una pequeña montaña en Bamako, y él se vio obligado a bajar corriendo colina abajo junto a cuatro hombres fieles para refugiarse en un cuartel cercano a la embajada estadounidense.

La comunidad internacional con intereses en la zona —Estados Unidos y Francia— condenó el golpe y defendió a su amigo Toumani Touré, quien a su vez había encabezado otro golpe de estado en 1991 contra la dictadura de 23 largos años de duración de Moussa Traoré, aunque no permaneció en el poder. La Comunidad Económica de los Estados de África del Oeste (CEDEAO), formada por 15 países cuyos representantes responden en gran medida a los intereses de Estados Unidos y Francia, tampoco vieron con buenos ojos el golpe y el 2 de abril embargaron el país.

El bloqueo financiero no duró mucho. El capitán Sanogo anunció un nombre para presidir temporalmente la Asamblea Nacional, el ex presidente del Congreso Dioncounda Traoré, y dio un plazo de cuarenta días para convocar elecciones generales. La población de Malí se polarizó a favor del giro radical impuesto con las armas o a favor de la continuidad de un presidente debilitado.

Malí tiene forma de reloj de arena girado un poco hacia la derecha. Un cuello algo más estrecho sirve para ver un país dividido en dos realidades distintas. El desértico norte es lo que diferentes tribus, entre ellas los tuaregs, llaman Azawad, pues así la denominaban sus ancestros. El Movimiento Nacional por la Liberación de Azawad (MNLA) aprovechó el golpe de estado para declarar la independiencia de Azawad el 6 de abril, tras tomar sus tres ciudades más importantes: Kidal, Gao y Tombuctú. Además del MNLA, en el norte actúan otros movimientos, algunos de corte islamista radical, como Ançar Dine.

Volvamos a finales de marzo y a la misma ciudad de Bamako que veía huir a un ATT vencido y derrocado que rápidamente saldría de Malí por su propio pie. Es la mañana siguiente y en el país nadie descansa. En una casa del distrito de Badalabougou se reúnen unos cuantos músicos y gente de la industria musical y la radio. Han pasado la noche juntos siguiendo los acontecimientos, discutiendo, decidiendo conjuntamente cómo pasar a la acción. En Malí hay tres fuentes de riqueza —en un uso cercenado de la palabra riqueza, pues se trata de uno de los países más empobrecidos del mundo— la agricultura, la minería y la música. Alí Farka Touré (fallecido en 2006), Toumani Diabaté, Mamadou Diabaté y este año, tras ganar el Grammy al mejor disco de Músicas del Mundo, Tinariwen se une a la lista, son nombres muy conocidos internacionalmente. Damon Albarn de Blur, apasionado de estos grupos, hizo que el mundo del pop les descubriera reuniendo diferentes talentos en el disco Mali Music, que después ha llevado al directo en forma de fiesta de grupos entrando y saliendo al escenario y colaborando unos con otros, bajo el nombre Africa Express, como el que tuvo lugar en la playa de Santa Cristina de Oleiros (A Coruña) en agosto de 2010.

Es 23 de marzo y en esa casa de la capital no hay ninguno de los grupos mencionados. De hecho, Tinariwen ha tocado el día 19 en Barcelona y el 20 en Madrid. La noche del golpe dan concierto en Belgrado. Pero no les acompaña uno de sus miembros, Ibrahim Ag Alhabib, que ha decidido volver a Mali ante el recrudecimiento de los enfrentamientos entre los militares y el MNLA en el norte iniciados el 17 de enero. Más de 170.000 civiles han muerto o se han refugiado en el desierto. Hay una emergencia humanitaria en Azawad, una carencia total de necesidades básicas. Ibrahim decide volver a su aldea, junto a su familia, y ayudar a su gente, anuncia en un un comunicado. "Tinariwen" es una palabra que en lengua tamashek, la lengua tuareg, significa desiertos. Tinariwen se ha convertido en la voz de los nómadas del desierto. En los últimos meses han grabado un concierto para La Blogoteque, han tocado con TV On The Radio, han sonado en un documental de la gira de Red Hot Chili Peppers, han sido entrevistados en The Colbert Report.

Pero a la reunión de músicos en la capital sí acude Ramses, líder del grupo de hip-hop más famoso de Malí, Tata Pound. Cuando ATT se presentó y ganó las elecciones del año 2002, Ramses y los malienses tenían sus esperanzas puestas en él. Le dedicaron una canción, Cikan, un mensaje al presidente. Tras los primeros cuatro años de gobierno Tata Pound cambió de idea y publicó el disco Revolution, una crítica a la presidencia de ATT. Entre todos piensan qué hacer. Deciden intervenir. Acuerdan reagruparse. Se llamarán Sofas de la République. No hablamos de los sofás para tumbarse a descansar y no hacer nada sino todo lo contrario. "Sofas" en mandinka significa guerreros, protectores. Serán por tanto los guardianes de la república. Y deciden hacer tres cosas: componer una canción sobre lo que está pasando en Malí y cantarla combinando francés, la lengua oficial, con bambara, una de las lenguas locales; dos, abrir un grupo en Facebook; y tres, convocar una rueda de prensa.

El corresponsal de France 24 acude a ella. Tiene lugar a principios de abril en la misma casa que les sirvió como cuartel general. Uno de los portavoces de Sofas de la République, Ras Bathily, llama la atención del reportero por su camiseta de Bob Marley y su colgante con la foto de Thomas Sankara, el asesinado presidente de Burkina Faso conocido como el Che Guevara negro. "No es cuestión de que un hombre se vaya y otro venga", dice. "Hoy, no tenemos fe en ningún político". Bathily explica a la prensa que después del golpe "la sociedad maliense se dividió en pro y antigolpistas" y comenzaron a ver "cómo se polarizaba la opinión". Ante ese clima, dijeron a sus compatriotas "escuchad, parad, ya es suficiente". Y les transmitieron el siguiente mensaje: "Hemos entendido de una vez cuáles son las consecuencias para el pueblo, y tenemos que poner a la gente por delante. Sabíamos que podría haber sanciones, que la gente podría sufrir. Hoy vivimos en un mundo unipolar, un mundo de democracia. Nosotros los malienses queremos pertenecer al mundo, no queremos golpes que nos saquen de ese mundo". El grupo de Facebook cuenta con más de 3.000 miembros. Los músicos lo utilizan para ponerse en contacto con la juventud de Malí y llamarles a manifestarse por la democracia. En sus comunicados, no parecen estar a favor de la independiencia de Azawad y abogan por la mediación de la CEDEAO y la comunidad internacional para establecer diálogos, reestablecer el papel de las instituciones y pacificar el norte de Malí.

"Nos vemos — dijo Ras Bathily a la prensa— como los defensores de la constitución".

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