Los presentadores más incómodos de la gala de los Oscar

  • Los anfitriones de los premios de la Academia del cine de Hollywood, Alec Baldwin y Steven Martin, tienen el difícil reto de superar el trabajo de Hugh Jackman del pasado año y la obligación de no caer en el saco de los muy criticados Jerry Lewis, Chris Rock o David Letterman.
Alec Baldwin y Steve Martin en el papel de pepito grillo de la estatuilla del Oscar.
Alec Baldwin y Steve Martin en el papel de pepito grillo de la estatuilla del Oscar.
Omelette/AMPAS
Elena Cabrera

Gráfico: Todos los candidatos a los premios Oscar 2010

Este año la Academia ha decidido dividir la responsabilidad de la presentación de la gala de los Oscar en dos personas: el novato Alec Baldwin y el veterano Steve Martin. Que esta sea la tercera oportunidad para Martin y Baldwin se estrene dará pie a los guionistas para unos cuantos chistes.

Hacía ya años que la gala no tenía varios presentadores. La última vez sucedió en 1987, cuando Chevy Chase, Goldie Hawn y Paul Hogan compartieron los honores. Y aquella no se recuerda, precisamente, como la mejor de las galas.

Será difícil que la pareja consiga hacer olvidar el papel que el actor Hugh Jackman desempeñó cantando, bailando y actuando en 2009. A pesar del éxito, Jackman rechazó presentar la ceremonia dos años seguidos, así que probablmente la Academia contará con él en el futuro.

En 19 ocasiones la Academia contó con más de un presentador y cinco veces decidió hacerlo con ninguno. En el tercer año (1959) del trabajo de Jerry Lewis como copresentador de la gala, ésta terminó en caos. En la despedida, un número musical en el que docenas de estrellas -Bette Davis, Doris Day, Cary Grant, Rock Hudson o Elizabeth Taylor entre ellas- cantaron el clásico hollywoodiense There's No Business Like Show Business. Al terminar la actuación alguien se dio cuenta de que la gala se había quedado corta y la televisión que la retransmitía necesitaba otros 20 minutos de show business, por lo que Lewis improvisó gritando "¡otras 20 veces!". Esas docenas de actores compusieron sus bailes como pudieron, con un resultado bochornoso. Frases de Jerry Lewis fuera de guión como "vamos a ponerles cortos de Los Tres Chiflados a los perdedores" o "hay que sacar de aquí a los bar mitzvá" hicieron que el público abandonara sus asientos. Pasaron 50 años hasta que Jerry Lewis volvió a pisar una ceremonia de los Oscar, para recoger, a sus 82 años, un premio humanitario.

Muchos críticos de cine se preguntan porqué la Academia escoge a cómicos y humoristas para presentar la gala cuando las comedias es el género al que menos estatuillas se le atribuyen. Las risas son poco oscarizables en el sistema hollywoodiense.

Por dos años consecutivos (1987 y 1988) Chevy Chase, habitual de familiares comedias de los ochenta como Las vacaciones europeas de una chiflada familia americana, presentó la ceremonia. Su saludo de bienvenida el primer año ya le hizo empezar con mal pie: "Buenas noches farsantes de Hollywood", pero le sirvió para entrar al top 10 de frases célebres de los Oscar. Sus ácidos chistes sobre los críticos y las celebridades fueron tan mal recibidos que las crónicas aseguran que ese es el motivo por el que no volvió a ser llamado.

La burla sobre el mundo del cine es una constante en las ironías de la ceremonia. Los confidenciales de Hollywood revelan que a pesar de la poco memorable actuación del presentador de televisión David Letterman en 1995 la Academia le pide cada año que vuelva a presentar la gala. Cierto o no, de Letterman se recuerda un extraño chiste que relacionaba a Oprah Winfrey con Uma Thurman. El gag era un homenaje a un sketch de Anne Bancroft de 1970 en el que presenta entre sí a muchas actrices con nombres parecidos. Letterman dijo "Ophra, Uma. Uma, Oprah", señalando a ambas mujeres, presentes en el auditorio. El presentador explotó la polémica de este chiste durante 16 años, momento en el que la reina televisiva Winfrey asistió de invitada al espacio de Letterman para sellar la paz entre ambos.

En 2006 y 2008 los académicos volvieron a confiar en otro tv showman: Jon Stewart, presentador de The Dailyshow en Comedy Central. La crítica televisiva colocó en 2006 a Stewart al mismo nivel que a David Letterman y Chris Rock, la triada de presentadores más "pobres" de la gala. A pesar de sus ácidos comentarios, la audiencia le dio la espalda. Será recordado, sobre todo, por su chiste sobre la Iglesia de la Cienciología: al volver de una pausa publicitaria el presentador simuló que era pillado en mitad de una frase que terminaba diciendo "y es por eso que creo que la Cienciología está bien, no sólo para esta ciudad sino también para el país", en una clara referencia a cienciólogas estrellas del cine como Tom Cruise. Más adelante Stewart se burló del liberalismo de la industria del cine, diciendo a los telespectadores que los Oscar son una oportunidad para "ver a sus estrellas favoritas sin tener que donar dinero al partido Demócrata".

El monologuista Chris Rock fue el intento de la Academia en el año 2005 por acercarse a dos públicos: el joven y el de raza negra. En toda la historia de los premios sólo dos directores negros y sólo tres películas producidas por negros han sido nominados. Rock comenzó su discurso alegrándose de la cantidad de invitados de raza negra que habían acudido al Teatro Kodak. Pero, más adelante, admitió que él nunca veía la ceremonia: "¿Qué hombre hetero se sienta a ver los Oscar? Díganme uno. Además, no se reconoce la comedia y no ves a muchos negros nominados, así que ¿por qué debería verlos?".

Para rematar la faena, Rock preguntó "¿quién es ese tío?" en referencia a Jude Law, por su supuesta falta de fama a pesar de aparecer en muchas películas. "¿Quieres a Tom Cruise y todo lo que puedes conseguir es a Jude Law?", dijo. Dos horas después Sean Penn salió en defensa de su compañero de reparto en Todos los hombres el rey: "En respuesta a la pregunta del presentador, Jude Law es uno de nuestros mejores jóvenes actores". Pero Rock también se rió de sí mismo: "¿Quieres a Denzel Washington y todo lo que puedes conseguir es a mí?". Pero las celebridades no encajan bien las bromas.

Adivinen: efectivamente, Rock tampoco repitió. La crítica no fue permisiva con él: "El mejor comediante joven de nuestra era es, con mucho dolor, nada divertido cuando trabaja fuera de su elemento. Si quitas el lenguaje subido de tono y los chistes raciales no queda mucho debajo. Transcurridos unos minutos de gala anhelaba un David Letterman que subiera y dijera "Oprah, Uma. Uma, Oprah" se dijo.

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