Luque aprovecha un manso que "sirvió" mucho en la muleta para salir a hombros

  • El diestro Daniel Luque cortó dos orejas, con la consiguiente salida a hombros, al mejor toro de la corrida que lidió hoy Antonio Bañuelos en Santander, un manso que, sin embargo, "sirvió" mucho en la muleta, a la postre premiado con la vuelta al ruedo.

Juan Miguel Núñez

Santander, 27 jul.- El diestro Daniel Luque cortó dos orejas, con la consiguiente salida a hombros, al mejor toro de la corrida que lidió hoy Antonio Bañuelos en Santander, un manso que, sin embargo, "sirvió" mucho en la muleta, a la postre premiado con la vuelta al ruedo.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Antonio Bañuelos, desiguales de presencia y de buen juego aún con muchos matices. El mejor, sin duda, el quinto, que después de mansear en los dos primeros tercios "rompió" a muy bueno en la muleta. Tuvo el premio de la vuelta al ruedo en el arrastre, y antes incluso se le pidió el indulto.

César Jiménez: estocada tendida y ladeada (ovación); y estocada (palmas).

Daniel Luque: estocada rinconera (aviso y ovación tras petición minoritaria); y bajonazo y descabello (dos orejas tras aviso).

Rubén Pinar: estocada (silencio); y estocada y dos descabellos (silencio tras aviso).

La plaza se llenó en tarde de nubes y claros.

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UNA MÁQUINA DE EMBESTIR ENTRE TANTA VARIEDAD

Duro trago para el presidente cuando tuvo que decidir si perdonarle la vida o no al manso quinto toro de la tarde, y qué premio darle a Daniel Luque después de una soberbia faena coronada con un infame bajonazo.

Toro de nombre "Lucero", número 26, negro de capa y 557 quilos de peso. Esos datos para la historia, puesto que el referido toro ya está en los anales, al menos de la plaza de Santander.

Pero toro, hay que advertir, que fue descaradamente manso en los dos primeros tercios. Sin embargo, extraordinario para la muleta. Tan bueno que al final la gente olvidó que había entrado por primera vez al caballo al relance y en la misma puerta de chiqueros, yéndose inmediatamente suelto y al otro caballo. No cabe más mansedumbre. Todavía se dolió lo suyo en banderillas. Sin embargo, en la muleta el panorama fue muy distinto.

Luque lo ahormó doblándose con él, en plan poderoso, entre muletazos genuflexos y trincheras. Pases muy seguidos, muy limpios y con mucho gusto. Increíble lo que estaba sucediendo: el manso "rompió" a embestir, y de qué manera.

Buen toro a partir de esos primeros compases, y buen torero, un Luque muy centrado y capaz.

El hombre lo citó siempre muy de frente, tomándolo por delante, lo templó mucho y le hizo ir hasta muy atrás, por cierto, el toro siempre muy humillado. Faena en lo fundamental de mucho asiento y excelente compostura.

Luque alternó las dos manos dejándole los mínimos desahogos, pues tenía el animal su "carbón". Fue faena muy maciza y sincera, con gran fondo.

Pero una vez consumado el tiempo de lo que suele durar un trasteo normal, todavía pedía guerra el de Bañuelos: una verdadera máquina de embestir. Fue cuando vinieron los circulares, por delante e invertidos, cambios de mano muy encadenados por detrás. Y a empezar otra faena. Increíble lo que duraba el toro.

Asomó entonces un primer pañuelo en demanda del indulto, y a partir de ahí toda la plaza fue un clamor pidiendo que se le perdonara la vida al toro. El presidente lo tuvo muy claro: no era toro de indulto por lo que había manseado en los dos primeros tercios. Gran toro en la muleta, pero hasta ahí.

Luque montó varias veces la espada, gesticulando mucho, como implorando el indulto que no llegaba. El presidente se mantuvo en sus trece, mandándole el primer aviso. Así que tuvo que entrar Luque definitivamente a matar. La estocada fue un clamoroso bajonazo.

No obstante, para evitar males mayores el presidente no tuvo más remedio que sacar los dos pañuelos blancos y un tercero azul: dos orejas para el torero, y vuelta al toro en el arrastre. Así, todos contentos.

La corrida podría resumirse en ese toro y esa faena, sin embargo, hubo todavía cosas notables que contar. Por ejemplo, que el primero fue bravo en el caballo y tuvo un buen pitón derecho. Jiménez lo toreó correcto, pero con frialdad.

El cuarto aguantó poco, y la faena, aunque porfiona, tuvo escasa consistencia.

El primero de Luque, a pesar de ir rebrincado por las pocas fuerzas, no obstante "sirvió" mucho. Luque buscó un parón que no llegaría a encontrar.

Y Pinar, con el peor lote, apenas pudo brillar. Breve e insustancial en su acabado primero, y con muchos arrestos y pundonor frente al manso, complicado y descompuesto sexto.

Corrida, como se ve, de lo más variada.

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