MACBA ofrece las diferentes visiones de lo real desde la práctica artística

  • El Museo de Arte Contemporánea de Barcelona (MACBA) muestra desde hoy y hasta 31 de agosto en la exposición colectiva "La realidad invocable" una aproximación a las diferentes visiones de lo real que ofrecen actualmente las prácticas artísticas.

Barcelona, 9 abr.- El Museo de Arte Contemporánea de Barcelona (MACBA) muestra desde hoy y hasta 31 de agosto en la exposición colectiva "La realidad invocable" una aproximación a las diferentes visiones de lo real que ofrecen actualmente las prácticas artísticas.

Comisariada por Montse Badia, "La realidad invocable" reúne un conjunto de obras realizadas por artistas de contextos y generaciones diferentes, que reflexionan sobre lo que existe, su representación y su mediatización, partiendo de "aquí y ahora", ha comentado la comisaria.

Según Badia, aunque lo real es uno de los temas recurrentes del mundo del arte, esta exposición se acerca a la realidad en un momento en el que mantenemos una relación complicada con ella.

En esta relación "prevalecen las retóricas de distracción, los mecanismos de construcción de la realidad, su mediatización, ficcionalización y virtualización", pero al mismo tiempo coexiste con "una pasión por lo real, por lo genuino, por aquello que es creíble".

"La realidad invocable" se inicia con dos trabajos históricos de los años setenta, el vídeo "The Girl Chewing Gim" (1976), de John Smith.

El artista grabó una escena en una bulliciosa calle de Londres mientras una voz en "off" dirige todos los movimientos; y el documental dramático "Als wär's von Beckett" (1976) de Lutz Mommartz, que muestra la crisis de una pareja, separada durante una semana para reencontrarse ante la cámara.

Los trabajos de Roman Ondák, Antonio Ortega y Núria Güell propician que la realidad entre, con nuevos códigos, en el museo.

El eslovaco Ondák presenta la performance "Teaching to Walk" (2002), en la que una madre acompaña a su hijo a dar sus primeros pasos en la sala de exposición.

En "Zócalo Antonio Ortega. Un intento de glosar el concepto de demagogia" (2013-14), el barcelonés Ortega instala en el espacio expositivo un rodapié cuyo tamaño es ligeramente más alto que la medida habitual.

La gerundense Núria Güell busca la incidencia directa en la realidad con la creación de Ca l'Àfrica, una cooperativa formada por algunos inmigrantes actualmente acogidos en unas naves industriales del barrio del Poblenou, que proporciona contratos de trabajo a sus miembros y permite así regularizar su situación. Algunos de ellos han sido contratados en el contexto de la exposición.

Un segundo bloque muestra a creadores que filman la realidad, como la barcelonesa Mireia Sallarès, que presenta la historia de Zahïa, una argelina que regentaba un camión de venta ambulante de pizzas en una plaza de Valence (Francia), hasta que una ordenanza municipal prohibió el estacionamiento de estos vehículos en la ciudad.

En "So Many Ways to Hurt You (The Life and Times of Adrian Street)" (2010), el británico Jeremy Deller narra la vida del hijo de un minero galés, que hizo carrera como culturista y en el "wrestling", la lucha libre americana.

El trabajo "The return of the real" (2005) del inglés Phil Collins investiga la cultura posdocumental personificada en el medio televisivo, con una videoinstalación en la que varios participantes en "reality shows" que sentían que esa circunstancia había afectado profundamente sus vidas tienen la oportunidad de volver a contar sus historias, pero esta vez sin censuras ni ediciones.

El artista de Palafrugell Enric Farrés-Duran propone recorridos a partir de coincidencias y encuentros fortuitos en "París no se acaba nunca", una clonación del libro de Enrique Vila-Matas.

La muerte, a menudo no aceptada por nuestras sociedades, está en el trasfondo de la propuesta "Auto Portrait Pending" (2005), de Jill Magid, que muestra el contrato que firma la artista con una empresa por el que la convertirá en un diamante cuando ella muera.

Junto al contrato, una vitrina con el arco del anillo y el engarce, aún sin el diamante, completan un autorretrato de momento inacabado. EFE.

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