Barcelona.- Los incombustibles Mägo de Oz cierran hoy en el Sant Jordi Club de Barcelona la gira de presentación española de "Gaia III:Atlantia", su particular homenaje a la madre tierra que les ha llevado a recorrer el territorio español este verano, y se preparan para un nuevo reto, Latinoamérica.
México, Bolivia, Colombia, Venezuela o Argentina son algunos de los países para la gira otoñal del grupo, países en los que llevan actuando desde hace una década y que les dejan siempre un dulce sabor de boca.
"Para ellos somos un grupo internacional, lo mismo que aquí sucede cuando vienen a actuar AC/DC", explica el guitarrista de Mägo de Oz, Juan Carlos Marín, alias "Carlitos".
Según Marín, la buena acogida y el furor de la audiencia, sin embargo, no se debe solamente a que la formación provenga del otro lado del charco: "La gente es mucho más eufórica, lo vive más, porque tiene que trabajar mucho para poder pagárselo. 20 o 30 dólares allí, el precio de una entrada, son como 200 euros aquí."
La fuerza de la banda, con una original y consolidada visión del 'heavy' y la ópera rock mezclada con música celta les vale para mantenerse al pie del cañón a pesar de la consabida crisis musical.
"Ahora los conquistamos con el espectáculo vocal y musical", reconoce Marín, que recuerda que antes de la crisis lo de la contratación de artistas era otra historia, y sus míticos 'shows' incluían pirotecnia y elaborados decorados, como barcos y catedrales.
Con la trilogía "Gaia", Mägo de Oz ofrece una oda verde, algo así como una especie de liturgia 'heavy' ecologista, con un mensaje que, sin olvidar las historias de juergas y amores difíciles, es también un grito de socorro de la Tierra.
"Nuestro disco es una protesta ecologista antes que nada. El calentamiento climático está aquí y la tierra se está quejando. Esperamos que a parte de hacer discos y directos podamos aportar también nuestro granito de arena para que muchos más conozcan el mensaje", dice Marín, que recuerda a Thomas Hobbes cuando afirma que "el hombre es el mayor depredador que existe".
La bondad del mensaje y de las letras, alejadas del simple 'sexo, chicas y alcohol' de muchas bandas de su generación, sumado a un sonido inconfundible, ha dado longevidad a Mägo de Oz, que con veinte años de trayectoria reconocen la suerte de tener un público fiel e intergeneracional.
"Viene tanto público joven como gente mayor. Hay niños que vienen con sus padres porque el sonido de violines, flautas y pianos son agradables al oído y quedan bien mezcladas con rock. Es un público renovable, como la energía", dice Marín.
Veinte años y canciones que ya forman parte del imaginario colectivo español, y de todo buen fin de guateque, como el tema "Fiesta Pagana".
¿Quién no ha cantado en armonía junto a hippies, pijos, 'punkys' y 'bakalas' lo de "Ponte en pie, alza el puño y ven", en todo fiesta de pueblo que se precie?".
Veinte años que también han aplacado el espíritu fiestero de la banda y que han borrado, a base de bodas, hijos y facturas, la legendaria mala vida del rock.
"Antes era mas guerrero y durante las horas de carretera entre bolo y bolo habían muchas más cervezas y chistes. Ahora tenemos familia e hijos, y lo primero es el trabajo y los fans. No puedo pegarme el lujo de actuar borracho", subraya Marín.
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