"Maniobras", una reflexión sobre el abuso de poder en el Teatro Fígaro

  • Madrid.- Corría el año 2002 y Dolores Quiñoa hizo historia muy a su pesar. La joven, que por entonces contaba 28 primaveras, se convirtió en la primera mujer soldado que denunciaba a un superior. El motivo: la violación de la que fue objeto por parte del teniente Iván Moriano.

"Maniobras", una reflexión sobre el abuso de poder en el Teatro Fígaro
"Maniobras", una reflexión sobre el abuso de poder en el Teatro Fígaro

Madrid.- Corría el año 2002 y Dolores Quiñoa hizo historia muy a su pesar. La joven, que por entonces contaba 28 primaveras, se convirtió en la primera mujer soldado que denunciaba a un superior. El motivo: la violación de la que fue objeto por parte del teniente Iván Moriano.

"El abuso de poder se está produciendo de forma creciente y con gran alevosía en las sociedades democráticas. No se trata ni más ni menos que del dolor salvaje de la violencia", señala Eduardo Galán, autor teatral y responsable de "Maniobras", una representación que hoy hace su puesta de largo en el madrileño Teatro Fígaro.

En palabras de Galán, la obra no sólo informa sobre "un tema conmovedor y de actualidad", sino que también "apela al corazón humano, porque roza la piel del espectador y le pone en situación, colocando al individuo frente a la sociedad".

La fatal experiencia de la soldado Quiñoa sirve como excusa, como punto de partida para esta dramática y desgarradora historia que cuenta con las actuaciones de Manuel Gallardo, Alejandro Arestegui, Juan Calot y Olalla Escribano.

"Lo que hace esta obra, de una forma ágil y entretenida, es denunciar el abuso de poder, tanto como violencia y explotación del sexo como desde la perspectiva del chantaje. Señalamos la perversión del poder en cualquier lugar", afirma Galán.

Para dar cuenta de esta lacra, la obra transita dos ámbitos profesionales: el militar y el teatral. "Los hemos elegido como símbolo del abuso en cualquier campo laboral. El nuestro, para descontento de algunos que puedan verse reflejados, lo hemos escogido con ánimo autocrítico", añade Galán.

Insigne veterano de las tablas, Manuel Gallardo se ha deshecho en elogios hacia "Maniobras", una obra que "no se puede contar porque hay que verla". "Tiene algo que te hace pensar. Cuando sales del teatro lo haces protestando por lo que has visto, porque no hay derecho a que ocurran las cosas que nosotros denunciamos", añade.

No menos efusiva se ha mostrado Olalla Escribano, quien define el espectáculo como "carne viva, algo lleno de energía vital". "El abuso de poder está a la orden del día, todos hemos sido víctimas y, en algún momento, también verdugos. Es una obra de muchos sentidos", apostilla.

El intérprete Juan Calot, que sobre el escenario se transmuta en teniente del ejército, no ha dudado en describir a su personaje como "un desalmado y una fiera inhumana; afortunadamente, tiene unas cuantas frases para que explique su pasado y no parezca tan maniqueo".

Rompiendo con la amabilidad del discurso, Eduardo Galán saca a relucir su lado más crítico para referirse a la salud del teatro en Madrid, donde se necesitan "nombres de famositos de la tele" para poder estrenar una obra.

"Hemos estropeado el teatro con esta fórmula, y ahora solo vale un cartel en el que figure un actor o una actriz de moda. Olalla ha sido coprotagonista de 'La Lola' en Antena 3, y si nuestra función hubiera sido en esa época nos habrían llamado de todas partes", lamenta.

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