Manuel Longares: "La ficción nos enseña la vida"

Carmen Sigüenza.

Madrid, 10 sep.- "Nunca nadie ha visto a un escudero y a un criado montados en dos caballos recorriendo La Mancha, y no hay más lección de vida que eso", dice Manuel Longares, que acaba de publicar "Los ingenuos", una novela con gente buena y humilde en el Madrid de la posguerra, que se prolonga hasta la muerte de Franco.

"La ficción nos ensaña la vida, y está claro que aprendes más de las mentiras que de la verdad", explica a Efe Longares (Madrid, 1943) una de la voces más respetadas, muy premiado en los últimos años: su anterior novela "Romanticismo" obtuvo el Premio de la Crítica y el Francisco Umbral, entre otros galardones.

Y, si en "Romanticismo" el escritor ponía la lupa en la burguesía "improductiva" madrileña, en "Los ingenuos", publicada por Galaxia Gutemberg-Círculo de Lectores, lo hace sobre la gente humilde y popular, sobre una familia que vive en un Madrid duro en tres etapas o actos: el primero, a finales de los años 40; el segundo, en los sesenta, y se cierra en 1975, cuando muere Franco.

Un Madrid con su cartografía como protagonista, con sus miles de callejas, plazas, cafés, tertulias. Calles aledañas a la Gran Vía, pero no de grandes avenidas. "De calles menesterosas, escoltadas por la sombra", dice el escritor.

"La calle Velázquez tiene grandeza, pero luego por ejemplo están las calles Hermosilla o Ayala, en la que viven otro género de personas; ya no son tan ricos, son otro tipo de gente. Pues con la Gran Vía igual: las calles adyacentes no tienen nada que ver con ésta, y ahí vive esta familia", argumenta el autor de "Soldaditos de Pavia", un escritor que para muchos es el Galdós de este siglo.

"Eso lo dirán después de tomar alguna copa", contesta con humor sobre la comparación. "Ahora se han dado cuenta de que no se pueden meter con ese autor; antes era un antiguo", argumenta.

"Galdós es el creador de la novela moderna en España -sostiene-. Antes estaba Cervantes y nadie más, pero Galdós aparece tres siglos después. Eso sí, Galdós tiene, como yo, ese tipo de mujeres locas, exasperadas porque les falta algo, que van recorriendo las calles desquiciadas para buscar algo y no encuentran ni consuelo, ni cariño, ni apoyo para salir adelante".

Y es que en "Los ingenuos", Longares narra la historia de una familia, un matrimonio con un hijo y una hija, desde que el padre, Gregorio, un zaragozano, llega a la madrileña calle Infantas y a las tertulias y cafés de la capital, a su mundo velado por el miedo, a la represión y también a la amistad.

Una familia buena, incauta, en donde las mujeres son dobles víctimas, por su circunstancia social y por su condición.

"La familia para la literatura es muy cómoda, muy interesante, porque en este núcleo puede pasar todo, no tienes que buscar mucho en otras relaciones. Es como escribir sobre Madrid; para mí es también muy cómodo, porque yo no he salido nunca de aquí, solo tres meses y espaciados", añade el autor.

Esta familia está formada por seres ingenuos que van descubriendo la malicia de las cosas, como lo va haciendo el lector a medida que va leyendo la obra.

"La ingenuidad es testimonio de pureza, de no estar mancillado por la malicia. Ellos lo llevan en la sangre. Pero nos reímos de los ingenuos, porque nos parece gente dominable, por lo menos; entonces, si vas de ingenuo por la vida, te las dan todas, no cabe duda. Vas a sufrir, no vas a ser feliz", asegura Longares.

El escritor concluye con esta novela, en la que la poesía, las frases contundentes y las palabras y giros recuperados componen una sinfonía otoñal -"porque la literatura es un ejercicio de memoria", espeta-, la trilogía de Madrid que comenzó con "Operación primavera" y "Romanticismo".

Pero ya tiene entre manos la que será su nueva obra, que llevará por titulo "El oído absoluto", que, según explica, proviene de esa facultad de los músicos cuando escuchan una melodía y saben dónde se halla una nota precisa. "Es lo que quiero hacer con la literatura: sería como ir descubriendo y seleccionando lo auténtico de lo impostado", concluye.