Mariscal cree que Cobi ha envejecido bien, aunque reniega del cartel oficial

  • Sergio Andreu.

Sergio Andreu.

Barcelona, 24 jul.- Para el diseñador Javier Mariscal, Cobi, la mascota que creó para los JJOO de Barcelona 92, recibida entonces con pasmo por los sectores más conservadores del olimpismo, ha envejecido "muy bien", aunque él reniegue del cartel oficial: un "frankenstein" desnudo que el COOB montó a retazos de sus trabajos.

"Aquel Cobi desnudo aplastado y con un logo en la panza, de color blanquecino, como si no hubiera tomado el sol, fue un gol que me metieron los del comité olímpico cuando yo estaba en África. Cada vez que lo veo me pongo muy triste", rememora Mariscal en una entrevista a Efe con motivo de los veinte años de los Juegos de Barcelona.

Pero más allá de esta anécdota, el creador se siente totalmente satisfecho de su criatura. Inspirado en un gos d'atura (perro pastor catalán), Mariscal, que en un principio no estaba muy motivado por un encargo tan institucional, ideó un perro humanizado, "capaz de crear sentimientos, estar alegre y llorar, pero sobre todo que representara bien el espíritu olímpico".

El diseñador valenciano había llegado en los setenta a una Barcelona "tristísima, donde todo el mundo vestía igual" y tras su paso por el 'underground' cultural tenía ya un nombre reconocido en el mundo del diseño cuando en 1988 su mascota, que él mismo bautizó como Cobi, fue elegida entre el resto de propuestas.

"Al principio no gustó. La gente decía que íbamos a hacer el ridículo. Pero dentro del mundo del diseño profesional recibí muchas felicitaciones: rompedora, fantástico", señala Mariscal, aunque puntualiza que el verdadero riesgo no lo asumió él con su diseño, sino la organización aceptando una mascota que se salía de las normas más convencionales.

"Por lo que observo, Cobi está envejeciendo muy bien, sigue siendo conocido y gráficamente continúa funcionando, es como un clásico. Yo sólo he recibido amor, abrazos y simpatía por Cobi, cuando cojo un taxi o voy al taller del coche y me reconocen, ves que se mantiene el cariño", comenta Mariscal que, con motivo de sus 20 años, ha dibujado algún que otro Cobi más talludito.

De los centenares, de los miles de copias y objetos de mercadotecnia que se hicieron con Cobi y que ha encontrado allí por donde ha viajado, Mariscal se acuerda de uno con un gran miembro viril que le colgaba entre las patas y un "cobi ambientador para taxis que hacía que el coche oliera a manzana".

Detrás del proyecto olímpico y del liderazgo del entonces alcalde Pasqual Maragall, comenta el diseñador, había el planteamiento de organizar unos juegos para tratar de innovar en lo tecnológico y lo urbanístico, "utilizar la herramienta del diseño como elemento de cambio y racionalizar bien toda la inversión que se iba a hacer pensando en el futuro, que no fuera sólo son quince días de gran campaña publicitaria en los medios de comunicación".

Para el diseñador, además, detrás de ese ansia innovadora también había un mensaje: "Mostrar que en este rinconcito del Mediterráneo hay una forma de entender la vida que se quería plasmar, queríamos dejar clavada una chincheta en el mapa para que todo el mundo supiera dónde está Barcelona".

Junto al innegable éxito internacional de los JJOO, otros logros de Barcelona 92 fueron, para el padre de Cobi, la recuperación de la fachada marina de la ciudad para crear playas, "arrancadas a la vías del tren y a zonas de fábricas abandonadas", así como la ilusión de los miles de voluntarios, "un ejemplo de cómo la sociedad civil se fusionó con los políticos", ahora difícilmente entendible.

A pesar del papel que desarrolló en la historia de Barcelona 92, la organización no tuvo un último detalle con Mariscal invitándole a la ceremonia de inauguración. Finalmente pudo presenciarla en directo en el Estadio de Montjuïc por un favor de uno de los espónsores. "Conseguí a duras penas dos entradas para el día de la inauguración, y luego me fui a Formentera de vacaciones. La clausura la vi un poco a través de le tele", explica sin rencor.

Para este creador, los Juegos no sólo "dieron la vuelta a Barcelona", sino también a su carrera, que recientemente le ha llevado incluso a ganar un premio Goya y una nominación a los Oscar por la película de animación "Chico y Rita".

"Cobi cambió mi vida. Hubo un antes y un después. Una avalancha de trabajo y de responsabilidad que me obligó a montar un estudio. Sin embargo, muchos grafistas que hubieran creado esta mascota se hubieran quedado estériles, pero aún no se habían acabado los juegos y nosotros ya estábamos trabajando para un proyecto en Japón", explica satisfecho sobre cómo superaron el casi inevitable efecto postolímpico. EFE

sa/pv

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