Mayte Martín: El mundo del flamenco está falto de criterio

  • Concha Barrigós.

Concha Barrigós.

Madrid, 9 ago.- El mundo del flamenco está "falto de criterio" porque, aunque hay buenas voces, lo comercial ha ahogado la originalidad, el altar opuesto en el que oficiaba Morente o quien afirma eso, Mayte Martín, que de año en año se "aparece" en Madrid, como hará mañana, para aliviar las penas de sus acólitos.

Con un jolgorio de "crucecitas, reliquias y herencias" al cuello, el único "extravío" a la austeridad que la caracteriza, Mayte Martín (Barcelona, 1966) reivindica en una entrevista con Efe su "tran tran", su forma, "muy tranquila", de vivir en su "hábitat" y viajar lo menos posible, aunque, y habrá que creerla, también le guste conectar con el público que espera sus "advenimientos".

Sólo por eso, dice, ha aceptado volver a los Veranos de la Villa, en los que el año pasado dio un concierto con su último disco, "Al cantar a Manuel", dedicado al poeta Manuel Alcántara y en el que se estrenaba como compositora.

En esta ocasión el repertorio será de flamenco clásico, acompañada sólo por la guitarra, con "estaciones" en los palos más "líricos", es decir guajiras, vidalitas o granaínas, en las que puede moldear más a su gusto la "melancolía" que lleva "siempre dentro".

"Es muy difícil cantar todos los palos bien. Cada uno requiere unas características, una expresividad distinta. Sólo los ha hecho todos bien la Niña de los Peines -Pastora Pavón (1890-1969)-, a la que adoro", sentencia.

Su cabeza es "un archivo de ideas", "una olla exprés" que bulle desde que se levanta. "Tendría que vivir cuatro o cinco vidas para hacer todo lo que se me ocurre", revela, pero es que, además, le gusta tomarse "la vida con calma, y algunas cosas se asientan y dejan poso y otras no".

No quiere estar sometida a la presión de sacar un nuevo disco cada año y medio, porque con ese ritmo a ella la vida no le cuadra, así que, coherente, no está preparando nada pero sí sabe que "es posible" que la "fascinación" que siente por la música brasileña cuaje algún día "en algo" e incluya canciones que interpreta en sus recitales de boleros, como la exquisita "Modinha" de Carlos Jobim.

"La música tiene que nacer de la verdad y la necesidad de compartir. No es un experimento ni una pócima de brujas. El arte debe nacer del alma, de las tripas, y eso no tiene tiempos".

No vive pendiente de lo que se cuece en el artisteo ni de las novedades, pero ella, que ganó en 1987 el máximo galardón del "sancta sanctorum" del flamenco, el festival del Cante de las Minas, cree que talento hay, pero "sin mensaje".

"Son cosas demasiado pensadas, elaboradas", todo con fines comerciales" y sin vocación de "trascender", lamenta.

"Un artista lo es porque no puede ser otra cosa. Se está perdiendo veracidad, el hacer algo sólo porque se quiere hacer. Ahora sólo se lleva vender discos. Me produce una tristeza profunda que la gente con talento haya tomado un camino que no es bueno", subraya.

Justo en el otro extremo está Enrique Morente, quien actuó por última vez, y sin querer cobrar, en la "peregrinación en pro del flamenco del alma" que ella ha hecho durante el último año en el Molino de Barcelona con el nombre "Poco ruido y mucho duende".

"Enrique me parecía desde hace muchos años el único genio, el único artista de verdad, auténticamente original pero no porque lo buscase sino porque le salía. La originalidad tiene que venir sola, porque, si no, lo que salen son absurdeces".

"Era un hombre que tenía el don de la singularidad y una sencillez que le daba una humildad maravillosa", alaba quien ha vivido cosas tan especiales y emocionantes como que el maestro de la guitarra Sabicas le pronosticara una tarde de hace muchos años, en Mas Pinc, la casa de Bagur donde murió Carmen Amaya, que ella sí haría historia. EFE

cb/is

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