Meghan Markle es la 'niña de los ojos' del pueblo británico. Tras su boda con el príncipe Harry el pasado 19 de mayo, su popularidad no ha parado de crecer gracias a su cercanía, simpatía, naturalidad y, también en parte, a la historia familiar tan truculenta que tiene detrás. Porque el desprecio que su familia paterna, con su progenitor a la cabeza, ha mostrado por ella no ha hecho más que ganarle simpatías por parte del público.
Además, su belleza racial ha enamorado a medio mundo, la cual resalta todavía más con su estilo. Porque, a diferencia de su cuñada Kate Middleton, Meghan es mucho más sencilla y natural al vestir y se aleja del estilo 'british' y 'preppy' de la duquesa de Cambrigde gracias a su básica pero a la vez elegante forma de combinar la ropa. Apostando siempre por looks monocolor o sencillos pantalones y camisas, se ha convertido en un referente que agota todo lo que lleva.
Pero si con algo empezó la fiebre por la ropa de Meghan fue con su vestido de novia. Mejor deberíamos decir vestidos, porque la joven lució uno para la ceremonia religiosa y otro para la fiesta privada con sus seres queridos. Este último, un Stella McCartney que enamoró a público y crítica hasta tal punto que la diseñadora británica lanzó hace algunos meses una edición limitada del famoso vestido de cuello halter en blanco y en una nueva versión negra.
Pero ahora ha llegado el momento del primer vestido, el digamos 'oficial', un diseño de Givenchy muy sencillo de escote en barco y mangas francesas con una larga cola y velo. Este traje, con el que Meghan dio el sí quiero a Harry podrá verse en vivo y en directo muy pronto, cumpliendo así el deseo de muchos de sus admiradores.
Tal y como ha avanzado el diario británico 'Express', el vestido formará parte de una de una exposición en el mismo lugar donde contrajo matrimonio la pareja, el Castillo de Windsor. Allí se podrá contemplar detrás de una vitrina el espectacular diseño de Clare Waight Keller valorado en unas 200.000 libras esterlinas (unos 220.000 euros) para el día más especial para la vida de Meghan y Harry.
Aunque todavía no hay una fecha exacta confirmada para la muestra en este enclave de la monarquía británica, se especula con que se hará antes de que finalice el año, ya que se habría encargado a Givenchy que tenga todo preparado en breve. Así, Meghan entra en la historia de las grandes damas de los Windsor, siguiendo los pasos de Kate, cuyo vestido también se expuso en Buckingham dos meses después de su boda, y de la misma Reina Isabel, quien tuvo su traje expuesto en 2016 con motivo de su 90º cumpleaños. Si bien los vestidos que más se han podido contemplar han sido los de su difunta suegra, Lady Di, un icono de estilo que pervive con la misma fuerza que hace 20 años y que ha sido y es inspiración de muchos diseñadores y marcas.
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