México baila a ritmo de danzón

  • Cientos de personas disfrutaron en los últimos cuatro días en la capital mexicana de los ritmos cadenciosos del danzón, un baile denostado durante décadas por su vínculo con los espectáculos de variedades y las salas de cabaré.

Asela Viar

México, 16 abr.- Cientos de personas disfrutaron en los últimos cuatro días en la capital mexicana de los ritmos cadenciosos del danzón, un baile denostado durante décadas por su vínculo con los espectáculos de variedades y las salas de cabaré.

"Cuando me enganché al danzón mis amigos no querían acompañarme porque el lugar donde se bailaba tenía mala fama, así que decidí ir sola", relató a Efe Mina Arregui, apasionada de esta danza desde hace casi 20 años y organizadora del IV Congreso Internacional de Danzón de la Ciudad de México que concluye hoy.

Algunos de esos salones permanecen intactos 50 años después, con amplias pistas de baile, luces de neón en la entrada y una orquesta "danzonera" formada por músicos trajeados provistos de vibrantes instrumentos como timbales o maracas.

Tal es el caso del emblemático California Dancing Club, al sur de la ciudad, donde se congregan numerosos aficionados de este baile originario de Cuba, que comparte raíces con el tango argentino y se caracteriza por pasos cortos y constantes.

"El danzón es amor, pasión, una terapia, una tradición y una forma de vida para muchos", explicó Arregui, quien cada año organiza en colaboración con la Secretaría de Cultura del Distrito Federal esta muestra de referencia internacional.

A pesar de los prejuicios con los que tuvo que lidiar esta danza en sus orígenes, la organizadora del Congreso resaltó que el comportamiento siempre fue "muy decente" y que "los hombres al entrar en un salón se convierten en caballeros y las mujeres en damas".

El ser una coreografía de cabaré no ha sido el único elemento de recelo al que han tenido que enfrentarse sus seguidores, quienes se quejan de que esté considerado un pasatiempo para gente mayor.

"Yo mismo cuando empecé decía que era de viejos, pero ahora cada vez hay más chicos interesados, especialmente después de que se hiciera más coreográfico y más movido. Incluso le están imprimiendo un carácter nuevo al incorporarle nuevos pasos", indicó Arregui.

A pesar de sus orígenes cubanos, el danzón ha adoptado a lo largo de los años características particulares mexicanas, país al que llegó en 1881 por el puerto de Veracruz y la Península de Yucatán, donde actualmente existe una gran afición.

"En México tenemos una relación con la melodía diferente, en Cuba se podría decir que lo escuchan y lo marcan de otra manera, más cerrado, algo que también me parece muy elegante", explicó la experta.

Al tratarse de un baile de pareja, la mayor dificultad radica en mantener la "comunión" con la otra persona y la música; lo demás, según Arregui, consiste en "dejarse llevar por la melodía", eso sí, teniendo claros los pasos y movimientos "para no pisarse", bromeó.

Rosalinda Valdés, bailarina de danzón desde hace 25 años y madre y abuela de danzoneros, aseguró que este ritmo cambia la vida: "Yo tengo setenta y tantos años y no solo me mantiene activa, sino que además hago ejercicio y me relaciono con los demás".

Junto a ella, su nieta, Adriana Noemí Ortiz, de 21 años, admitió que a pesar de que sus padres y sus abuelos son veteranos danzoneros y "debería llevarlo en la sangre", le costó trabajo dominarlo pues es necesario dedicarle muchas horas de ensayo para alcanzar precisión en los pasos y compenetración con la pareja.

"Los integrantes de mi familia fueron nuestros guías hasta la fecha y al verlos crees que jamás vas a poder hacerlo mejor. Ellos nos han pedido que no lo perdamos porque al final es tu pasatiempo y te relaja y entras a otra dimensión", refirió.

Su hermana, Erika Naomi Ortiz, de 18 años, quien dedica tres horas dos días a la semana a aprender este legado familiar, se mostró más contundente al afirmar con asombrosa seguridad que el danzón para ella es su "familia, centro de atención y todo".

Mari Luz Arriola y José Antonio Cortés, una pareja del Distrito Federal, llevan 16 años sobre la pista de baile y comparten su fervorosa pasión por el danzón, con el que obtuvieron el título de campeones nacionales en 2003.

"Mi madre, una muy buena bailarina, me llevó a las pistas de baile en su barriga hasta los tres meses de embarazo, así que asimilé la música y la métrica musical", relató Cortés.

Como la gran mayoría de sus compañeros de pista, de jóvenes vivieron en primera persona las complicaciones que surgían por la mala concepción que existía alrededor de este baile.

"Me daba vergüenza decirle a mi mamá que iba a bailar danzón, que me vieran entrar en el salón, porque se decía que era algo vulgar, que era de cabaré", apostilló Arriola.

Además de fomentar el carácter internacional de este baile, el Congreso de Danzón pretende proponerlo a la Unesco para que sea considerado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

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